La preparación de Meade
Ramón Zurita Sahagún lunes 17, Oct 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La exposición del nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, es un hecho.
Se busca sacarle provecho a todo lo que hace, para insertarlo como un buen prospecto para la candidatura presidencial del PRI.
Se explotan todas sus virtudes, principalmente las relacionados con el ámbito financiero, terreno en que el PRI ha mostrado su talón de Aquiles.
Se señala también su buen desempeño en el medio diplomático (como secretario de Relaciones Exteriores), como conocedor del mundo energético (una de las tres principales fuentes de ingreso del país) y hasta en el sector social, en su breve paso por la secretaría de Desarrollo Social.
El flamante secretario de Hacienda es visto como un político sencillo, que no hace grandes aspavientos, de perfil bajo, que no impone en ningún escenario, aunque conocedor amplio de los distintos temas que maneja.
Por eso, sus promotores consideran que sería un producto de fácil aceptación entre la ciudadanía y que si bien, en la actualidad es casi desconocido ante el universo electoral, eso se compensaría rápidamente con una buena estrategia mediática.
Dentro de sus lucubraciones ponderan el que empresarios, financieros y dirigentes de las distintas cámaras lo verían como el idóneo para gobernar al país por los próximos años, ante el fracaso de la clase política.
Incluso, van más allá, ya que hablan de que Meade Kuribreña sería una buena opción para aquellos panistas que se sientan decepcionados con el candidato que postule el partido blanquiazul y que podría ser el antídoto para frenar la ruta presidencial de Andrés Manuel López Obrador.
Claro que ellos mismos no consideran la forma en que transitaría el hoy secretario de Hacienda de esa posición a la de candidato presidencial del PRI y los daños que podría ocasionar su nominación.
Descubren sus cualidades y develan su inteligencia y manejo financiero, enfocado hacia la posibilidad de convertirse en candidato presidencial.
Solamente que para conseguirlo, hay un inconveniente que para algunos no resulta serlo o es considerado como salvable fácilmente: Meade Kuribreña ha dicho en diversas ocasiones que no milita en ningún partido político, ni siquiera en el PRI partido en que si lo hace su padre (Dionisio), quien incluso fue diputado federal.
A los cuadros dirigentes del Partido Revolucionario Institucional, eso no parece preocuparles, porque igual que sacaron la filiación añeja de Enrique Ochoa Reza, podrían encontrar en algún archivo abandonado la de José Antonio Meade Kuribreña y, tal vez, hasta firmada por el mismo Luis Donaldo Colosio Murrieta, la que, aparentemente, vale más por esa firma.
Previsores que son los priístas, seguramente, cuentan con varias credenciales de su militancia, por aquello de las dudas, de que su partido decida democráticamente por su candidatura.
Con 47 años de edad, Meade Kuribreña llena los requisitos para haber sido militante de las juventudes priístas, en los tiempos en que el tricolor se mantenía como partido mayoritario y a los 20 años bien pudo tener su credencial firmada por Colosio o por Genaro Borrego y hasta por Jorge de la Vega Domínguez,
Y es que dentro del PRI, el único que aparece con posibilidades de competir por la nominación partidista es el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ya que Claudia Ruiz no prende en ningún sector; Luis Videgaray se fue con todo y chivas; Luis Miranda es de corto alcance y su mira se encuentra puesta en el Edoméx.
Aurelio Nuño dejó ir la oportunidad y Enrique Ochoa Reza ni siquiera ha podido con la carga de dirigir a su partido. Meade Kuribreña sería en el mundo del beisbol el utílity que todo mánager quisiera tener, ya que se desempeña bien en cada una de las posiciones, pero que jamás va a alcanzar el nivel de los titulares y como suplente puede actuar algunas fechas, mientras regresan los lesionados o los titulares recuperan su nivel de juego.
En el caso del siguiente proceso electoral es más lo primero que lo segundo, pues aunque se resaltan sus atributos, el tiempo que queda para la nominación podría no alcanzarle.
Con la ingenuidad que nos caracteriza, los electores no nos damos cuenta del manejo mediático del que empieza a ser objeto el secretario de Hacienda, resaltándonos situaciones que hacen hervir de coraje a los ciudadanos.
Nos hacen saber que el secretario de Hacienda, Meade Kuribreña, vuela como cualquier mortal en clase turista, lo que deben hacer todos los servidores públicos y no solamente para distinguirse de los otros.
También nos venden la idea de que se formó en la fila de migración y hasta tocó el semáforo y le tocó el rojo, por lo que tuvo que abrir su equipaje, como si eso fuese un logro de un político sencillo y no una obligación que tenemos los ciudadanos.
Parecen no entender que esa no es la ruta adecuada para posicionarlo.
José Antonio Meade ha sido el suplente que tapó el agujero dejado por la pretensión del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, por convertirse en candidato presidencial del PAN.
Hizo lo propio en la Secretaría de Energía, cuando Georgina Kessel fue despedida y entró de bombero por ocho meses.
Fue parte da la revolución de reacomodos realizada por el Presidente Enrique Peña Nieto en agosto de 2015, dejando la secretaría de Relaciones Exteriores en manos de Claudia Ruiz y ocupó el cargo de secretario de Desarrollo Social en sustitución de Rosario Robles que fue enviada como titular de la Sedatu.
Meade Kuribreña ha ocupado cuatro secretarías de dos gabinetes (siendo cinco veces secretario) presidenciales en cinco años dejando buen sabor de boca sobre las gestiones realizadas ¿pero será que los priístas lo acepten solamente por eso?