Después de Duarte ¿Sigue Yunes?
¬ Mario San Martí viernes 14, Oct 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
- Veracruz: sale gobernador malo, peor el que entrará
A principios del año en curso, el 19 de febrero para ser precisos, en este espacio hicimos eco a una petición de los habitantes del estado de Veracruz en el sentido de que el gobernador Javier Duarte debía separarse del cargo para permitir una mayor transparencia en las actuaciones judiciales respecto al asesinato de varios comunicadores y por el abandono gubernamental en que se encontraban los veracruzanos, además agregamos que lo más conveniente en este caso era un gobernador interino, uno que concluyera con mejores resultados la administración local.
Advertimos en nuestro comentario la pertinencia de un cambio en la titularidad del Ejecutivo estatal, para evitar mayores daños en la imagen del partido que lo llevó a la gubernatura, el PRI; para dar certeza al buen manejo de las finanzas locales; para darle posibilidad al priismo de una competencia real en la elecciones que se avecinaban, pero sobre todo para dar respuesta al reclamo de miles de veracruzanos hartos de los problemas que padecían en materia de inseguridad.
Pedían que se fuera Duarte, no sólo para que llegara alguien que pudiera con la tarea de gobernar, sino para que se le fincaran responsabilidades o se le deslindara de ellas, por las constantes anomalías en materia de inseguridad, y de las cuales en algunas se le señalaba como origen y promotor del problema.
El tiempo le dio la razón a los inconformes, con Duarte se acrecentaron los problemas de desapariciones, secuestros, asesinatos y todo tipo de violaciones a los derechos humanos, en donde la comunidad periodística también resultó agraviada.
Contra Duarte se fueron documentando actos ilícitos en materia de corrupción, abuso de poder, endeudamiento de las arcas estatales, operación de empresas fantasma y muchas otras acciones que la prensa local y nacional fue registrando a partir de señalamientos que públicamente hacían voces autorizadas desde los partidos políticos, desde organizaciones sociales, desde cámaras empresariales y desde todos lados.
Poco a poco el gobernador dejó de ser interlocutor válido en la atención de la problemática veracruzana y sus necesidades; una y otra vez su gestión fue cuestionada con señalamientos de pérdida de credibilidad y autoridad moral en la conducción de los destinos de la entidad y en ese entorno la única oportunidad y concesión que sus paisanos le daban para defender “su dicho” era separarse del cargo.
Hoy la noticia es que Duarte, a poco más de un mes de concluir su mandato, dejó el cargo, bajo la figura de una licencia temporal.
Se fue, dijo, para enfrentar todo tipo de señalamientos que hay en su contra, pero el hecho ha sido considerado por la opinión pública en su mayoría como una acción tardía, ya que el daño está hecho, el PRI perdió la gubernatura; hay indicios fuertes de malos manejos en las finanzas estatales; hay acusaciones por malversación de fondos de diversos programas gubernamentales del orden federal.
Demasiado tarde reaccionó el ahora ex mandatario y se da por hecho que en los días venideros no habrá actos de prepotencia, soberbia o abuso de poder que valgan como protección en las acciones judiciales a las que se tendrá que enfrentar, características que de alguna manera describían el comportamiento y temperamento del señor Duarte.
Tarde la solicitud de licencia, tarde la acción del PRI de retirar derechos políticos, ahora los veracruzanos y la ciudadanía en general piden a las autoridades que en este caso no haya tardanza para realizar las investigaciones correspondientes y se aclare lo que verdaderamente haya pasado en la gestión administrativa de Javier Duarte, porque acusaciones hay muchas y, aunque muchas de ellas tienen motivaciones políticas, es poco factible que en este caso se pueda hablar o presumir inocencia.
YUNES, TAMBIÉN.- Cómo andarán de mal las cosas en las tierras del poeta musical, Agustín Lara, que así como hay consensos en el sentido de que Javier Duarte deba ser alcanzado por la acción de la ley, también hay una parte importante de veracruzanos que piden que el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes -más allá de consideraciones postelectorales o que respondan al clima de la coyuntura política-, sea medido con el mismo rasero de la legalidad.
Como es del conocimiento público, en la trayectoria política-administrativa del próximo gobernador de los habitantes jarochos hay toda una serie de acusaciones que no han sido del todo aclarados ante la opinión pública y menos ante las instancias judiciales.
Del negro historial del diputado con licencia lo menos que se dice es que desvió recursos del ISSSTE para fines políticos en tiempo de su alianza con la entonces líder del magisterio, Elba Esther Gordillo y como ese hay otros supuestos que lo mismo hablan de corrupción que de enriquecimiento ilícito.
El expediente de supuestos actos delictivos cometidos por Yunes Linares no se ha cerrado, al contario, sigue tan abierto que desde la Cámara de Diputados el priísta Jorge Carlos Ramírez Marín ha solicitado que en Veracruz impere la legalidad y solicita “aclarar la situación de Miguel Ángel Yunes”.
Y ante esos señalamientos que están en la opinión pública, porque (dijo Ramírez Marín) cada vez que escucha la palabra corrupción “inmediatamente me acuerdo de Miguel Ángel Yunes”. Pues sí, el asunto también merece la atención de la ley ¿o no?