Menosprecio por Chihuahua
Ramón Zurita Sahagún martes 5, Oct 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los graves problemas de inseguridad que vive la población de Chihuahua se reflejan en todos los sectores, hasta en la calidad de los representantes del gobierno federal.
Tal es el caso del representante enviado por el presidente Calderón, quien puede ser ubicado como un secretario de tercer nivel dentro del gabinete presidencial.
Si, porque Abelardo Escobar, secretario de la Reforma Agraria, tiene como único mérito para cargar con la representación presidencial el ser oriundo del estado, lo que le permitió convertirse en el encargado de los programas federales, los que no se reflejan en forma alguna ni en el bienestar de la población ni mucho menos en un alto a la violencia.
La doble cachucha que porta Escobar es para cobrar doble salario, pero ni ejecuta las labores correspondientes a su puesto de secretario de la Reforma Agraria, ni funciona en las tareas federales encargadas para el estado de Chihuahua.
El secretario de la Reforma Agraria es simplemente un fracaso, por lo que en Chihuahua se preguntan a que se debe el menosprecio del Presidente y por qué la baja estima.
Y es que el secretario de Gobernación, considerado como el jefe del gabinete, ha sido el tradicional encargado de representar al Ejecutivo federal en los cambios de gobierno estatal, sin importar el nombre del personaje encargado del despacho de Bucareli.
En esta ocasión, el cambio de representante se produjo de última hora, por lo que el discurso del nuevo gobernador aludía al secretario de Gobernación.
En la historia reciente, lo mismo Fernando Gómez Mont que José Francisco Blake Mora, acudieron como testigos de honor al cambio de poderes de algunos estados.
Sin embargo, en Chihuahua el procedimiento fue distinto, por eso muchos se cuestionaban como el gobernador entrante, César Horacio Duarte Jáquez, pretende que sea el emisario para informar al Presidente de todas las peticiones que le hacen llegar los pobladores de esta castigada entidad.
Duarte Jáquez asumió el gobierno estatal cobijado por lo más granado de la clase priísta, ya que los principales aspirantes a la candidatura presidencial estuvieron atestiguando su ascenso y prodigándole el calor necesario para enfrentar un difícil reto como lo representa el gobierno del estado más castigado por la violencia y donde la lucha entre los cárteles por el control del territorio continúa, dejando saldos enormes de sangre.
Por eso, el discurso de toma de posesión de Duarte giró en torno a la recuperación de la paz en el estado y frenar el flujo violento que convirtió a Ciudad Juárez, la primera población del estado en el referente de la violencia a nivel mundial.
El compromiso del nuevo gobernador es rescatar el orgullo de la grandeza de Chihuahua, una entidad que fue sede de los poderes federales, cuando se refugió la República juarista y cuna de la Revolución que en noviembre cumple su primer centenario.
Consciente de ello, Duarte rindió protesta en un sitio abierto, sin grandes dispositivos de seguridad ni policíaca ni mucho menos militares, como una muestra de lo que ofende, duele y lastima a la población del estado, ante los constante amagos de los grupos delincuenciales y para mostrar al pueblo que no se encuentra solo en el combate a la violencia.
El nuevo gobernador dejó en claro la necesidad de construir un gran pacto social, un pacto que fortalezca la seguridad y la prosperidad para todos. Un programa para vencer a los verdaderos enemigos del estado que son: el crimen, la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, la marginación indígena, la corrupción.
Por eso, envió el recado al Ejecutivo federal de que su gobierno respalda para ganar juntos la batalla contra la violencia, y, para ello, le ofrece tres compromisos fundamentales. 1.- Orden institucional, con la creación de una nueva fiscalía y una policía única, para evitar la dispersión que favorece la criminalidad y ganar eficiencia, responsabilidad y honestidad que rescaten la confianza y credibilidad de la gente.
2.- Voluntad política, para la coordinación entre los poderes públicos. 3.- Impulsar una fuerza social que sea capaz de unificar lo diverso y lo disperso en un objetivo común.
Duarte Jáquez estableció la necesidad de que los gobiernos (federal y estatal) trabajen en forma coordinada con el propósito de erradicar la impunidad, la corrupción, el contrabando, el tráfico ilegal de armas y la circulación ilegal de vehículos.
Los principales compromisos asumidos por el gobernador entrante tienen como propósito el bienestar de la población, por lo que se refieren a la seguridad; la competitividad para el desarrollo regional; la educación; el compromiso de construir una comunidad con calidad de vida, el mejoramiento del medio ambiente y el compromiso con el desarrollo fronterizo.
*Los tres gobernadores priístas considerados como los grandes perdedores de la elección de julio pasado, Mario Plutarco Marín, Ulises Ruiz Ortiz y Jesús Aguilar Padilla, son los primeros en pasar lista de presentes en cuanto evento público exista.
Saben que disfrutan de sus últimos momentos estelares, ya que entre diciembre y febrero del año próximo dejarán sus respectivos encargos en medio del descrédito público.
Los gobernadores de Puebla, Oaxaca y Sinaloa, gozan de estos eventos, por encima de algunos de sus colegas que saben que su futuro puede ser promisorio, como son los casos del reaparecido Fidel Herrera, el mexiquense Enrique Peña Nieto, la yucateca Ivonne Ortega y el coahuilense Humberto Moreira.