PRI, PAN y PRD, entre la crisis y el éxito
Roberto Vizcaíno martes 5, Oct 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
“Estoy convencido que hay un gran trabajo en el Estado de México, debido a un gobernador exitoso, quien ha cumplido con todos sus compromisos, ha sido leal con su pueblo y esperamos que, en correspondencia, se vea que hay un PRI renovado”, indicó Beltrones
Los aliancistas PRD y PAN comienzan hoy a vivir de nuevo el resurgimiento de sus viejos demonios y las amenazas de profundas e irremediables rupturas.
En el PRI, un poco más adormecido, apenas se muestran algunos movimientos, pero todos sabemos que cuando logren entrar en conciencia plena, se verá de qué tamaño es el monstruo que llevan dentro. Todo, porque los indicadores y encuestas señalan que podrían estar a las puertas del regreso a Los Pinos y eso significa una enorme diferencia.
Lo que sea que vaya a ocurrir, en cada uno de estos partidos se dan hoy los síntomas de sus incipientes procesos de recambio en sus dirigencias nacionales, que en esta ocasión tienen el poderoso ingrediente de que, quienes lleguen a cada uno de esos liderazgos, serán los que conduzcan desde las cúpulas del PRI, PAN y PRD las elecciones de julio del 2012.
Eso significa que deberán conducir los procesos internos de selección de candidatos a la Presidencia de la República; los procesos internos para designar a los 500 aspirantes a diputados federales que ocuparán los asientos de San Lázaro entre 2012 y 2015, y los 128 que irán al Senado de la República para cubrir el período 2012 al 2018.
Nada más y nada menos que eso: el reparto del poder.
Por supuesto, los nombres de quienes ocupen los lugares que hoy tienen Beatriz Paredes en el PRI; César Nava en el PAN y Jesús Ortega en el PRD serán una señal por demás importante para saber quiénes serán al final los candidatos presidenciales de cada uno de esos institutos políticos.
Aunque la verdad, es que prácticamente no habrá sorpresas porque, a menos que ocurra algo verdaderamente sorprendente, por el PRI no se ve quien le pueda quitar ya la candidatura al mexiquense Enrique Peña Nieto ni a Marcelo Ebrard por el PRD.
Queda por saber a quien le dará Felipe Calderón la candidatura del PAN.
Ahí es dónde está hoy la duda y es que mientras hay quienes ven que el michoacano se encamina a concretar la alianza PAN-PRD para llevar como su candidato a Marcelo Ebrad -todo con tal de no entregarle el poder a un priísta-, hay otros que advierten que, obstinado como es, Calderón intentará empujar con todo en el último momento, a alguno de los suyos, que podría estar entre Ernesto Cordero, secretario de Hacienda; Alonso Lujambio, titular de la SEP; Javier Lozano, secretario del Trabajo o Josefina Vázquez Mota, coordinadora de los diputados federales blanquiazules, o algún otro que surja de aquí a diciembre de 2011.
Mientras esto ocurre, Andrés Manuel López Obrador -como lo dijimos en este espacio hace una semana-, decidió encabezar la pelea contra “Los Chuchos” por la próxima dirigencia del PRD.
Evidentemente, quiere quedarse con ese liderazgo, pero para colocar ahí a alguno de sus fieles seguidores, pues él va por lo suyo, que es competir de nuevo por la Presidencia de la República.
Sólo que en esta ocasión la revancha la buscará bajo las siglas del PT, porque va a ser difícil que logre quedarse con el PRD.
Por lo pronto, el de Macuspana ha decidido aprovechar su gira por los 125 municipios del Estado de México, para desde ahí confrontar y cercar política y mediáticamente a Jesús Ortega y así agudizar hasta hacer insoportable la crisis interna del PRD, a fin de obligar al líder de “Los Chuchos” a abandonar anticipadamente la presidencia del partido del sol azteca.
La pelea de López Obrador tiene muchos objetivos:
– El primero y más importante de todos: obstruir, hacer inviable la alianza y el lanzamiento de un candidato común PAN-PRD a gobernador en el Estado de México. Alcanzar esto, es la base para cerrarle el paso desde ahora a una posible candidatura común a la Presidencia de la República entre esos dos partidos. El de Macuspana percibe, está convencido que su enemigo mortal Felipe Calderón es quien está detrás de Acción Nacional intentando crear el escenario y las condiciones para lanzar un candidato común presidencial junto a sus aliados del PRD. Sabe también que eso no quiere decir que Calderón lo vaya a hacer, pero está consciente que el michoacano se da la oportunidad de poder hacerlo si lo quisiera y necesitara. Por eso, para López Obrador detener la alianza en el Estado de México y hacer abortar la candidatura común es vital. López Obrador sabe que él nunca sería el candidato presidencial de la alianza PAN-PRD. Y está seguro que Marcelo Ebrard sí podría serlo. De ahí que si AMLO no pudiera impedir el lanzamiento de un candidato común PRD-PAN a la gubernatura mexiquense, sólo le quedaría apoyar a un tercer candidato, del PT y Convergencia, que sería el “candidato-kamikaze” que se encargaría de provocar la derrota del aspirante pan-perredista.
-El segundo objetivo es el de intentar debilitar lo más posible a Ortega y sus “Chuchos”, a fin de que Dolores Padierna, René Bejarano y sus otros aliados puedan ocupar el mayor número de cargos dentro de la estructura nacional y territorial del PRD, para así lograr mayor influencia en las decisiones de este partido. AMLO sabe que no sólo estará en juego la candidatura de la Presidencia de la República, sino las 500 diputaciones federales, las 128 senadurías y la renovación de poderes en el Distrito Federal, que es su principal fuente de poder.
-AMLO sabe que tiene tras de si una fuerza popular relevante. Quizá de entre 3 a 6 millones de seguidores. Hay quienes aseguran que son más. Cualesquiera que sea este apoyo popular, representa una cantidad que sin embargo no le da para ganar su acceso a Los Pinos o a Palacio Nacional, donde quiere no sólo despachar, sino vivir. No todos sus seguidores son militantes del PRD. Pero con los que sí son, puede llevar a este partido a una crisis que quizá signifique su desaparición. Hay quienes afirman que no es así. Estaría por verse. Pero el tono de su discurso último en los municipios mexiquenses, de reclamo a Ortega, de acusación de complicidad y arreglos oscuros con Calderón, deja ver que López Obrador podría estar dispuesto ahora sí a quebrar y hundir al PRD, como una medida para impedirle postular a Ebrard como su candidato presidencial. A partir de ese momento el actual jefe de gobierno sería un candidato muy competitivo y atractivo para un segmento muy importante de los electores, pero sin partido… a menos que se atreva a ser lanzado por el PAN.
Cualesquiera que sea lo que ocurra dentro de este nuevo conflicto interno en el PRD, no faltará mucho para saberlo.
Donde tampoco hay ya mucho tiempo para las grandes definiciones, es en el PAN. Ahí la decisión de Calderón de echar fuera a Manuel Espino podría ser su “Waterloo”. El duranguense no sólo está decidido a ir a todas las instancias para evitar su expulsión, sino que estará en posición de demostrar que cuenta al menos con la tercera parte de los más de 300 consejeros nacionales panistas, una porción que podría meter al PAN y a Calderón en grandes aprietos.
En cuanto al PRI, ha quedado claro que la presidencia que pronto dejará vacante la tlaxcalteca Beatriz Paredes podría ser ocupada por el gobernador de Coahuila, el profesor Humberto Moreira.
No sería ese un simple cambio de nombres en la puerta de la presidencia del CEN del PRI, sino que Moreira le daría al tricolor la sustancia y definición ideológica, así como el carácter combativo que ha perdido con la tlaxcalteca, a quienes muchos ven de plano como una abierta colaboracionista de Calderón y el PAN.
Luego de que a mediados de septiembre Moreira indicó que buscaría ese cargo, las simpatías hacia su nominación como nuevo dirigente nacional tricolor han prendido en una muy buena parte de la estructura dominante del PRI.
Por lo pronto, no se ve un opositor serio al gobernador. Pero, falta un par de meses para que todo inicie formalmente dentro del PRI.
Mientras tanto, el influyente senador Manlio Fabio Beltrones indicó ayer en Chihuahua -luego de la toma de posesión de César Duarte como nuevo gobernador del estado-, que lo más deseable en el relevo de Beatriz sería lograr una candidatura de unidad, pero aclaró que eso sería por allá de enero próximo.
En cuanto a una candidatura común pan-perredista en el Estado de México dijo que cada quien puede intentar su propia propuesta, pero que por lo pronto él está convencido de que “hay un gran trabajo en el Estado de México debido a un gobernador exitoso, quien ha cumplido con todos sus compromisos, ha sido leal con su pueblo y esperamos que, en correspondencia, se vea que hay un PRI renovado”.
Cada partido tiene su propia perspectiva. Unos más cerca que otros de las crisis internas y las rupturas, así como de los apoyos y simpatías ciudadanas. Como sea el país está ya en la carrera presidencial adelantada del 2012.