José Narro Robles, la carta fuerte del PRI para el 2018
José Luis Montañez Aguilar, Nacional viernes 7, Oct 2016Arco Norte
José Luis Montañez Aguilar
Un vistazo al expediente del doctor José Narro Robles, actual titular de la Secretaría de Salud en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, nos deja ver a un hombre sencillo, profesionista de alto nivel, con una carpeta curricular como pocos en la administración pública. No se trata de quemar incienso a un intelectual y político, que no lo necesita.
Se trata de mencionar simplemente que para 2018, el PRI tiene en el citado académico una de sus cartas más fuertes. Narro compite con muchas posibilidades, ya desde ahora, con el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas; el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el titular de Educación Pública, Aurelio Nuño, y con los recién designados titulares de Hacienda y Sagarpa, José Antonio Meade y José Calzada Rovirosa.
Académico de tiempo completo y entregado en cuerpo y alma a la Universidad Nacional Autónoma de México, desde la década de los setentas, Narro Robles -dos veces rector de la UNAM en 2007 y 2011-, es un hombre maduro, pero con una mentalidad jovial, que le permitió desarrollar buen desempeño en la máxima casa de estudios, donde no sólo logró una excelente relación con académicos y alumnos —la UNAM tiene una población de más de 350 mil estudiantes y miles de catedráticos—, sino que se convirtió en una voz seria y respetada desde el campus universitario.
Y aunque pocos saben de su filiación partidista, el doctor Narro Robles pertenece al PRI desde hace muchos años y ha ostentado cargos dentro del tricolor de primer nivel, como fue presidir la Fundación Siglo XXI. Es un militante puntual y enemigo de los malos manejos y actos de corrupción, en los que se han visto envueltos muchos priístas que han arrastrado con su desempeño las siglas del antes invencible partidazo. El doctor José Narro es un hombre disciplinado en el servicio público, sencillo en su trato con los demás y coincide con la corriente mundial, en el sentido de que para los cargos de tan elevada responsabilidad, como es el caso de la Presidencia de la República, se debe voltear a ver a los hombres con experiencia y ganas de servir a sus semejantes con honradez.