CNDH enmudece ante ataque al Ejército mexicano
¬ Mario San Martí miércoles 5, Oct 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
- Expresiones de solidaridad hacia las fuerzas armadas en su lucha contra el crimen organizado
Ante el artero y cobarde ataque de grupos de la delincuencia organizada a las fuerzas armadas, donde murieron cinco elementos y otros más resultaron heridos, desde diversas partes de la sociedad han surgido muestras de solidaridad para con las familias de los militares fallecidos y de igual manera se exige que se aclaren los hechos y se haga justicia pronta y expedita al respecto.
De este delicado asunto, llama poderosamente la atención el silencio que al respecto ha guardado la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), sobre todo cuando hace apenas unas semanas había hecho una serie de recomendaciones a la Policía Federal por supuestas violaciones a los derechos humanos cometidas en el enfrentamiento contra un grupo delincuencial del que resultaron 42 muertos y también causó baja un uniformado, todo ello en la comunidad de Tanhuato, Michoacán, en mayo de 2015.
Por lo pronto la Cámara de Diputados condenó los lamentables hechos acaecidos el pasado primero de octubre del 2016 en el municipio de Badiraguato, Sinaloa, y que costó la vida a cinco miembros del Ejército y dejó con heridas graves, al menos, a otros 11.
Se solidarizó con las familias de los militares que fallecieron bajo en el cumplimiento de su deber y de los lacerados, pero también exhortó a las autoridades de todos los órdenes de gobierno para que coordinadamente y con toda la fuerza del Estado en el marco del derecho, actúen de manera enérgica y expedita en contra de los grupos delincuenciales para terminar, en cualquier zona de nuestro territorio, con el clima de violencia que afecta a la población civil y lastima a nuestras instituciones.
Los líderes parlamentarios en la Cámara Baja incluso han pedido una rápida actuación de los tres órdenes de gobierno.
“El Estado tiene que actuar y todos los mexicanos estaremos muy atentos para ver qué es lo que ocurre en los próximos días”, señaló con contundencia Francisco Martínez Neri, coordinador del PRD.
Por separado, el diputado Javier Bolaños Aguilar (PAN), presidente de la Mesa Directiva, manifestó: “Exigimos que se esclarezcan los hechos y se finquen las responsabilidades a que haya lugar”.
En tanto que el coordinador de los diputados priístas, César Camacho Quiroz, vía Twitter expresó: “Emboscar al Ejército, es atacar al pueblo uniformado. Es obligación del Estado que los agresores sean detenidos y castigados”.
Y así, como esas expresiones, en la opinión pública se han registrado voces en el mismo sentido, porque si algo tiene el Ejército nexicano es el reconocimiento social por las labores que día a día realiza en materia de combate al narcotráfico y contra los grupos de la delincuencia organizada, pero también en la ayuda comunitaria que desde el Plan DNIII pone en operación cada vez que los mexicanos se encuentran en situaciones de emergencia. Pero como no es el papel de la CNDH reconocer la labor de la Sedena, nos preguntamos si en materia de derechos humanos habrá una recomendación para que con la fuerza del Estado mexicano se castigue a los cobardes atacantes
¿O acaso para el ombudsman nacional sólo valen los derechos humanos de los delincuentes?, y no es una mera pregunta u ocurrencia, es un llamado a la justicia.
Porque desde cualquier ángulo que se le quiera ver a este acontecimiento, es un hecho que preocupa a la sociedad en general, cinco muertos no son cualquier cosa y menos cuando de elementos de la milicia mexicana se trata, no es únicamente un hecho de violencia, tampoco queda en el rubro de los derechos humanos, es una afrenta al Estado mexicano y a sus instituciones, eso es lo que preocupa a nuestra sociedad y hasta ahora los que hemos visto de la actuación de la CNDH es que para los delincuentes se exige respeto a sus derechos individuales y no hay la misma actuación para quienes cotidianamente salen a exponer su vida en la defensa de los derechos de la mayoría de los mexicanos, el de la seguridad y la paz.
En esos términos, es muy significativo el silencio de los defensores de los derechos humanos, les gusta el reflector a la hora de defender la causa de los transgresores de la ley, a los grupos criminales, pero en el ataque artero y cobarde contra el Ejército no son capaces ni siquiera de un acto de solidaridad con los familiares de los fallecidos, y no la hay porque queda claro de qué lado están y a qué intereses representan. Muy lamentable.