Omisión social
Freddy Sánchez martes 4, Oct 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Todo indica que la lucha social contra la circulación en las carreteras nacionales de los “doble remolque” tendrá un final feliz. La gente será escuchada y estas mastodónticas carrocerías dejarán de representar un peligro para la vida de los usuarios de los caminos de cuota y federales.
Eso, al menos es lo que supuestamente ocurrirá si como se está viendo en el ánimo legislativo, pronto se dará una reforma legal que impida el tránsito carretero de dichos vehículos, del mismo modo que las autoridades decidieron hacerlo en Estados Unidos y varios países europeos.
La razón, obviamente fue la de que hubo una reacción institucional en defensa de los intereses ciudadanos por encima del afán preponderante de cobijar el poder económico de grandes empresas.
Y es que justamente esa ha sido la causa por la que hasta la fecha en nuestro territorio, pese al alto peligro que representan, los “doble remolque” no han abandonado las vías de flujo vehicular, que en otros lares del urbe les fueron vedadas para el traslado de mercancías.
Es de entender que los consorcios empresariales, particularmente de alimentos y bebidas, se empeñen en ejercer toda su influencia sobre los actores de la vida pública nacional, a efecto de que por más necesaria e indispensable que sea la prohibición de circulación de esos gigantescos trasportes de carga, esto no suceda en el corto plazo, porque lógicamente los empresarios tendrían que hacer un extraordinario gasto para suplir unidades de trasportación, pagando mucho más de lo que actualmente les cuesta este servicio para sus negocios comerciales.
De modo pues que no se puede estar del todo ciertos que la lucha contra los “doble remolque” está ganada y más temprano que tarde tales vehículos quedarán en desuso en las carreteras nacionales.
La discusión legislativa en torno a las propuestas de reforma que lo permitan, aún tiene que superar las objeciones, indiferencia y omisión de aquellos comparsas legislativos que suelen inclinar su voluntad en favor de los intereses económicos de grandes empresas privadas, sobre todo las que significan la posibilidad de allegarse apoyos financieros para proyectos electorales.
Lo que obliga a los que han demandado el retiro de los “doble remolque” a mantenerse en pie de lucha hasta que efectivamente en el sector legislativo se procese lo que se ha convertido en un reclamo creciente de la sociedad para que a la brevedad y sin más pretextos los caminos carreteros dejen de implicar un constante peligro de muerte para cientos de miles de usuarios.
El saldo de defunciones habidas en los últimos años, es de por sí muy alto.
Por tal motivo (igual que sucedió en Estados Unidos y países del viejo continente), es imperativo que en México los que tienen a su cargo la posibilidad de preservar la vida en nuestra carreteras, opten por renunciar a cualquier nuevo intento de defensa de los intereses económicos de grandes empresas y convenzan a sus directivos de que no se puede seguir desoyendo a la sociedad por un mero propósito de acumulación de ganancias.
Claro que en ese aspecto la sociedad misma debería hacer valer su voluntad declarando un boicot contra los empresarios que se niegan al retiro de los “doble remolque”, procediendo a no comprare sus productos o al menos reducir su compra al mínimo posible, en tanto se ignore lo que la gente demanda y que obviamente para ayudar a conseguirlo es preciso dejar de lado la crítica carente de acción que caracterizan nuestra típica omisión social.