Traileres de doble remolque
¬ Augusto Corro jueves 29, Sep 2016Punto por punto
Augusto Corro
Todas las carreteras son peligrosas, unas más que otras, pero las autoridades poco o nada se preocupan para hacerlas seguras.
Viajar por las autopistas no es fácil, pues acecha el peligro derivado de la intensidad del tráfico, las repavimentaciones, la falta de señalización adecuada y la irresponsabilidad de los conductores.
A lo anterior debe agregársele una amenaza más: los traileres con doble remolque provocaron, en lo que va del año, 1,050 muertes en choques y volcaduras. Ante esa problemática, los legisladores buscan prohibir ese tipo de unidades por el alto riesgo que representan.
Basta señalar que esas unidades son conducidas a altas velocidades, sin importarles las toneladas de carga.
¿Quién es capaz de controlar esa fuerza multiplicada por la velocidad y el tonelaje?
De ahí que los accidentes carreteros no disminuyan. Al contrario, cada vez circulan más tráilers, no sólo en carreteras, sino también en las ciudades.
¿Qué hacer con los conductores?
En caso de que se apruebe alguna ley para sacar de circulación a los camiones con doble remolque, ¿se acabará la pesadilla de manejar en autopistas?
La respuesta es no.
Si realmente se busca erradicar la peligrosidad en carreteras, las autoridades deberán ser más exigentes con los manejadores y someterlos a todo tipo de exámenes físicos y mentales.
Concientizarlos del riesgo que representan si conducen los camiones de carga a grandes velocidades, en muchos de los casos bajo los efectos de alguna droga. Si los diputados ya decidieron poner orden en el transporte de carga, la sociedad les agradecerá que aprueben leyes que terminen con las muertes y los accidentes en carreteras. Ojalá.
SIGUE LA PESADILLA
¿En qué país vivimos?, pregunta obligada tras conocer el informe sobre la inseguridad en México.
Dijo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que durante 2015 se consumaron 29 millones 300 mil delitos del fuero común.
El costo total por la inseguridad y el delito en hogares de México fue de 236 mil 800 millones de pesos el citado año.
El número de víctimas de delitos del fuero común fue de 23 millones 300 mil ciudadanos y tuvieron una pérdida promedio de 5 mil 905 pesos por persona. Señaló el Inegi que la población sufrió robos y asaltos en la calle o en transporte público, así como todo tipo de extorsiones, que se supone tienden a la baja.
Los problemas de inseguridad y delincuencia son el azote de la sociedad mexicana, seguidos por el desempleo y la pobreza. Las imágenes de algunas colonias y de establecimientos comerciales nos muestran calles e inmuebles protegidos con rejas, alarmas y cámaras de televisión.
Vivimos, pues, en un país con la población enrejada, mientras los delincuentes andan libres.
TAREA TITÁNICA
En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se decidieron a limpiar la casa.
Con la escoba anticorrupción empezaron en Veracruz y el principal afectado resultó el gobernador impresentable, Javier Duarte.
Esa acción recibió los aplausos de propis y extraños, sin embargo, esa acción no será suficiente para enmendarle la plana al tricolor.
En este mismo año, los priístas perdieron las gubernaturas en siete estados. La corrupción de los gobernantes provocó las derrotas, en Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo.
Se supone que el PRI continuará con la barredora, aunque es posible que no todos los corruptos sean llevados ante la justicia. Entre otras cosas, porque el PRI sería sometido a un desgaste continúo de imagen.
¿Qué ocurrirá con el aún gobernador de Chihuahua, César Duarte? El gobernador electo Javier Corral, del PAN, prometió encarcelarlo, por el desvío de recursos públicos y por el delito de enriquecimiento ilícito.
Y si la escoba anticorrupción se utiliza en serio, ya tendrían que poner sus barbas a remojar aquellos priistas que tuvieron un cargo público y saquearon el erario, pero se mantienen en la cúpula política, como ciudadanos honorables.
Para muestra tenemos a los ex gobernadores de Oaxaca, José Murat Casab y su compadre Ulises Ruiz Ortiz. Ambos enriquecidos inexplicablemente durante sus gobiernos.
Pero no solamente deben ser expulsados los rateros, también deben echar a los ineptos y traidores. Terminar con las oportunidades que les brinda al partido a sus políticos en actividades legislativas, con el propósito de protegerlos con el tradicional fuero. ¿Nombres? Es interminable la lista de delincuentes.