En el PAN ¿barruntos de tormenta?
¬ Augusto Corro lunes 26, Sep 2016Punto por punto
Augusto Corro
Se intensificó la lucha política en la cúpula panista entre los principales a la candidatura presidencial del 2018.
¿Quién será el abanderado del Partido Acción Nacional (PAN)? ¿Podrá esa organización política mantener la unidad?
Son tres los personajes que se enfrentarán para conseguir la nominación: Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón; Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla, y el líder nacional blanquiazul, Ricardo Anaya.
Los dos primeros ya manifestaron su interés para abanderar a su partido en la próxima contienda para ocupar Los Pinos; el tercero mantiene reservada su decisión.
La semana pasada en una “mesa” política, promovida por una televisora, fueron entrevistados Margarita, Rafael y el ex presidente del PAN, Gustavo Madero. No asistió Ricardo Anaya.
La ausencia a esa reunión le resultó favorable a Anaya, quien cada día muestra una mejor estrategia en las lides políticas.
Dijo que asistiría a la “mesa”, pero que no hablaría sobre su partido el PAN. Le dieron las gracias y le dijeron que no.El argumento de Anaya fue contundente desde un principio: mientras no haya un proceso interno (en el PAN) asistirá a cuanto debate lo inviten los líderes de otros partidos políticos, pero a ninguno que implique confrontar a sus compañeros de partido.
QUE SE DEFINA
Los aspirantes a dicha candidatura ya se dieron cuenta que Anaya podría representar una amenaza para sus proyectos políticos. Le exigieron que defina su situación: ¿o presidente del PAN o candidato?
Porque Anaya ya se apoderó del partido para su promoción personal, como fue el de convertirse en el dueño de los spots de la propaganda panista, con los que ya todo mundo lo conoce.
Es decir, que el dirigente no quiere pugnas que dividan al PAN, pero es el primero en promover la división, con la desigualdad en la “precampaña”, pues utiliza recursos del partido para su propaganda.
Margarita Zavala, la ex primera dama, también se encuentra en “precampaña”, pero ella lo hace con su propio dinero. El gobernador Moreno Valle no va retrasado, aunque oficialmente iniciará sus acciones en busca de la candidatura, el próximo año, cuando deje el poder.
¿TIENE RAZÓN ANAYA?
Es posible que el dirigente Anaya tenga mucha razón al no enfrentarse públicamente a sus adversarios, que a la postre podría resultar contraproducente a la derecha mexicana. Si bien es cierto que no gozan de una unidad ejemplar en el partido, el divisionismo no es tan radical como en la izquierda.
Todo mundo sabe que los conflictos internos de los perredistas tienen al partido del sol azteca en la lona. Además las diferencias políticas llevaron a militantes a abandonar esa organización política para irse al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Esas perspectivas de enfrentamiento a Anaya le quedaron claras. Las comprobó en junio cuando derrotó a los priístas desunidos y les ganó siete gubernaturas. El presidente panista espera las elecciones el próximo año que definirán el panorama político en su partido, pues habrá comicios en el Estado de México (Edomex), Nayarit y Coahuila.
Cualquier connato de conflicto interno afectaría al PAN en tiempos que exigen unidad. Por ahora, las calificaciones de traidor y abusivo no afectaron la imagen de Anaya; pero sí tiene por delante una lucha difícil, compleja.
Enfrentar a Margarita Zavala no será fácil, pues ella cuenta con el apoyo de su esposo Felipe, que a pesar de su pésimo gobierno, lleno de errores, y ambos tienen suficiente ambición para lograr sus propósitos, sin importarles el divisionismo. Ella dijo en una ocasión que si no va como abanderada del PAN, lo podría hacer como candidata independiente.
Por el momento, Anaya es el enemigo a vencer por parte de los otros aspirantes a la candidatura presidencial, pues ya demostró, en sus primeros escarceos con sus adversarios, que es más inteligente que ellos. Pensamos que en el PAN la lucha apenas empieza.
SIN SALIDA
Hoy lunes, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), los jerarcas analizarán la cancelación de los derechos de militante tricolor del impresentable gobernador veracruzano, Javier Duarte.
El mandatario estatal alcanzó la categoría de elemento nocivo de ese instituto político y sólo con nombrarlo ya provoca daños a la imagen del PRI; de ahí que quienes tienen la última palabra sobre la suerte de Duarte, también podrían decidir su expulsión.
No será fácil echar al gobernador del partido que lo cobijó y le permitió toda clase de ilegalidades durante su gobierno que van desde los delitos de peculado hasta el de enriquecimiento inexplicable.
Diputados federales y locales de Veracruz protestaron por el proceso para quitar sus derechos partidistas al aún mandatario estatal veracruzano. El pretexto que argumentaron los incondicionales de Duarte es que fue vulnerado el principio de presunción de inocencia. Vaya, vaya.
Como se sabe, la Procuraduría General de la República (PGR) atrajo el caso del gobernador, una acción que se entendió como definitiva para investigar a Duarte sin posibilidades de escapar de la justicia.
Al respecto, el diputado Alberto Silva Ramos dijo que el PRI debe esperar la que decida la autoridad competente sobre el caso y no adelantar “juicios sumarios”. Lo que no sabe o no quiere entender el legislador es que tarde o temprano, Duarte tendrá que comparecer ante un juez para que responda a los cargos de corrupción que le imputan.