El futuro de Pedro Pablo
Ramón Zurita Sahagún jueves 22, Sep 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Casi un año pasó desde que Pedro Pablo Antuñano se hizo cargo de la dirección Jurídica de la delegación Cuauhtémoc, sin que su nombre resonara por ningún lado.
Él como casi todos los que han desfilado por ese mismo cargo prefirió guardar discreción y mantenerse alejado de los reflectores.
Un error de cálculo lo situó en el escándalo, aunque, tal vez, como sucedió con otros casos similares en que personajes de la vida política fueron detenidos con grandes cantidades de dinero en efectivo, haya encontrado su oportunidad para dejar el anonimato de un cargo.
El cargo de director jurídico de una delegación es sumamente disputado, ya que desde esa posición se pueden hacer grandes negocios o volverse millonario de inmediato, si es que ese es el propósito del servidor público en turno.
Se trata de un cargo menor, si es visto como posición política, pero en el que hay personajes que salieron convertidos en millonarios, aunque no se sabe si es o no el caso de Pedro Pablo de Antuñano, quien era uno de los funcionarios más cercanos a Ricardo Monreal Ávila, el jefe delegacional.
De Antuñano fue detenido con 600 mil pesos en efectivo que transportaba en una caja de cartón, sin poder justificar el origen de esos recursos.
Como sucede en estos casos que son comunes en México, el dinero le fue retenido y tendrá que justificar su procedencia, aunque fue obligado a renunciar al cargo que ostentaba.
Antuñano no se encuentra detenido, pues el transportar y no justificar la procedencia del dinero no es un delito grave, aunque si políticamente incorrecto.
El transportar dinero en efectivo en grandes cantidades es un recurso sumamente común entre los políticos mexicanos que prefieren este método ante la fiscalización que se hace desde el SAT.
Los políticos saben que el acarreo de dinero en efectivo les puede ser costoso, pero también que no pasará nada más allá de que el dinero les sea decomisado al no demostrar su origen.
Varios personajes que pasaron por una situación similar a la que vive de Antuñano supieron capotear el temporal y les fue mejor todavía después del incidente.
En un país de cínicos como pronosticó José López Portillo podría convertirse México, las oportunidades son únicas y hay que aprovecharlas.
La situación es propicia para saber los alcances de Pedro Pablo y si su futuro será promisorio, basado en los siguientes ejemplos.
Allá por 2009, pocos días antes de la elección, el entonces senador Arturo Escobar y Fernando Castellanos, dirigente del PVEM en Chiapas, fueron detenidos transportando un maletín con un millón cien mil pesos en efectivo, sin justificar su procedencia.
Después de eso, las contradicciones surgieron y Escobar eludió el tema, argumentado que el dinero era de Castellanos y no suyo y que su procedencia era de la venta de una propiedad.
Fernando Castellanos fue detenido y declaró por más de 12 horas en la procuraduría, mientras que Escobar negaba que era suya la maleta, aunque al final aceptó que si era de él.
Que sucedió después del incidente, las carreras políticas de ambos personajes del Partido Verde creció de manera prodigiosa y Arturo Escobar se convirtió en dirigente nacional de su partido, coordinador de los diputados y subsecretario de Gobernación, todo en el siguiente sexenio.
Fernando Castellanos es hoy alcalde de Tuxtla Gutiérrez y desde esa posición pretende convertirse en el candidato del Verde al gobierno de Chiapas y sucesor de su amigo el gobernador Manuel Velasco Coello.
El golpe de suerte de ambos fue aprovechado a la perfección, aunque Escobar cayó en desgracia política al tener que renunciar a su cargo como subsecretario por supuestos delitos electorales.
Miguel Morales Robles y Said Zepeda, funcionarios del gobierno de Veracruz, enfrentaron una situación similar, aunque ellos si dijeron que por encargo del entonces Tesorero Vicente Benítez, transportaban 25 millones de pesos en efectivo.
La forma como resolvió el gobierno veracruzano fue simple, aunque tardó algún tiempo en explicarla. El dinero transportado era para pagar los festejos del carnaval, por lo que buscaron la persona adecuada que la noche del sábado (un día después del decomiso) les facturó.
Vicente Benítez dimitió al cargo de tesorero, aunque al poco tiempo fue reinstalado en otros cargos, como son el de subsecretario de Desarrollo Social y oficial mayor de la secretaría de Educación.
De esa forma alejaron los malos pensamientos que hacían sospechar que el dinero era para la campaña del candidato priista a la Presidencia de la República.
Claro que en esa operación cicatriz, Vicente Benítez González salió ampliamente favorecido y hoy está considerado como uno de los hombres más ricos del estado y hasta fue denunciado penalmente por el gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares.
Eso no le preocupa a Benítez González, ya fue blindado al ser electo diputado al Congreso veracruzano y en los próximos días asumirá el cargo y logrará inmunidad.
Como se ve, es cuestión que Pedro Pablo de Antuñano analice cuál estrategia usará para justificar la procedencia del dinero o si algún amigo responderá por él y, seguramente, en el próximo sexenio lo veremos en un rápido crecimiento de su carrera política.
La oportunidad la tiene y el cinismo es cuestión de que lo exhiba y salga del anonimato de cargos públicos pequeños, para saltar a las grandes ligas de la actividad política.
EL VI DE EGIDIO
Sin tener demasiado qué informar sobre su desastrosa administración estatal en Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, rindió su sexto y último informe de gobierno.
Con todo y que su pésimo gobierno fue uno de los argumentos para que la ciudadanía votara en contra del PRI, Egidio contó con la presencia del dirigente nacional de su partido, Enrique Ochoa Reza.