Los nuevos constituyentes
Ramón Zurita Sahagún miércoles 21, Sep 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Una placa tipo mural, puesto recientemente en una de la paredes de la explanada de San Lázaro, da cuenta de los Constituyentes de 1917, los que crearon la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos que ha sido reformada casi en su totalidad, aunque mantiene, de cierta forma, el espíritu de su creación.
Destacan nombres como los de Herminio Pérez Abreu, Manuel García Vigil, Francisco J. Mújica, Pastor Roauix, Félix Fulgencio Palavicini, Heriberto Jara y otros más, entre los que destacan los integrantes de la Mesa Directiva, presidida por Luis Manuel Rojas, con Cándido Aguilar y Salvador González Torres como vicepresidentes; mientras que Fernando Lizardi, Ernesto Meade Fierro, José Ma. Truchuelo y Antonio Ancona se desempeñaron como secretarios.
La primera Comisión de Constitución fue conformada por legisladores catalogados como jacobinos: Francisco J. Mújica, Luis G. Monzón, Alberto Román, Enrique Colunga y Enrique Recio.
En la segunda Comisión de Constitución, creada en forma tardía, para auxiliar los trabajos de la primera, incluyó un equilibrio entre moderados y jacobinos como Paulino Machorro y Narváez, Arturo Méndez, Agustín Garza González, Hilario Medina y Heriberto Jara.
Y es que de los poco más de 100 diputados integrantes de esa legislatura, casi la mitad estaban catalogados como “Jacobinos”.
Ellos defendían, entre otras cosas, la descentralización selectiva en lo tocante a los equilibrios entre el centro y la periferia, se consideraban demócratas por convicción mientras defendían la figura de un Estado fuerte como institución socio-económica, así como la consagración de un proyecto constitucional capaz de brindar una respuesta social a las demandas de los grupos no privilegiados que motivaron el estallido revolucionario; en algunas ocasiones ese posicionamiento también les valió el apelativo de “radicales”, aunque el calificativo sólo fungía para señalar su autonomía frente al primer jefe, así como su decisión inquebrantable de cambiar el proyecto original de Carranza, en temas no afines a la lógica de sus “intereses.
Pero también estaba el grupo de los llamados “Moderados”, al que pertenecían 65 diputados, entre los que destacan un gran número de militares que habían participado en la Revolución Mexicana.
Se completaba el grupo de los Constituyentes del 17 con 23 diputados que en fueron llamados a formar parte de los trabajos de la XXVI Legislatura, su persecución y hasta su “resistencia” al gobierno de la restauración les valió un asiento en el Teatro de la República con el mote de “renovadores”.
La mayor parte de ellos se les reconocía como la bancada del primer jefe (Venustiano Carranza) en la asamblea, donde cabían todos, liberales reformistas, “maderistas, conocían el lenguaje de la ilustración; pugnaban por la renovación de la tradición republicana poniendo al día la Constitución de 1857 fortaleciendo la figura del Ejecutivo para alejar el militarismo y los peligros de una larga dictadura del horizonte mexicano del siglo XX.
En la Constitución de 1857, existieron también dos grupos: Liberales y Conservadores. Guillermo Prieto, Santos Degollado, Ignacio Ramírez, Francisco Zarco, Ignacio L. Vallarta, Ignacio Mariscal, Ponciano Arriaga, José María Mata y José Emparan, entre otros.
Por los Conservadores, Marcelino Castañeda y Antonio Aguado.
El texto de la Constitución de 1857 no satisfizo prácticamente a nadie y los conservadores la rechazaron por irreligiosa e inmoral, y por estar plagada de principios filosóficos abstractos, ajenos al pueblo mexicano. El Congreso Constituyente se reunió del 18 de febrero de 1856 al y para el 5 de febrero de 1857 sería promulgada. El Constituyente trabajó con la intención de reconocer plenamente los Derechos del Hombre dentro del Texto Constitucional como lo consigna Emilio O. Rabasa en su obra “El pensamiento político del Constituyente de 1856 – 1857” de la siguiente manera:
“La Comisión conoció que un deber imperioso y sagrado le demandaba una declaración de los derechos del hombre y ha procurado satisfacer a esta exigencia en el título primero”, declaro Arriaga en la parte expositiva de su presentación. ……, el capítulo de los derechos humanos fue tomado de la declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, del Bill of Rights norteamericano, algo de la Constitución de Cádiz y lo disperso de la Constitución de 1824. Extrañamente no se mencionó el Decreto de Apatzingán de 1814, el que había dedicado todo un capítulo -el V-, a la igualdad, seguridad, propiedad y libertad de los ciudadanos.”
Y es que con el triunfo de la Revolución de Ayutla, llegaron al poder una nueva generación de liberales. Entre los que sobresalían, Benito Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Miguel Lerdo de Tejada y Guillermo Prieto. Una junta nombró presidente a Ignacio Comonfort. También convocó a un Congreso que trabajaría en una nueva constitución. El equipo de Comonfort preparó algunas leyes que promovieron cambios importantes. El propósito principal de las Leyes de Reforma era separar la Iglesia y el Estado. El artículo 3° consagró la libertad de enseñanza, además de acotar la necesidad de reglamentar las profesiones que necesitan de título para su ejercicio, para evitar el ejercicio indebido o la usurpación de profesiones. La corriente liberal sentó las bases de la separación entre la escuela y la iglesia, obligado también a mantener una convicción firme en la defensa del conocimiento científico y del respeto.
Claro que antes de esas dos Constituciones existieron varias más, algunas de ellas ubicadas como centralistas y otras como federalistas, pero la de 1857 sentó las bases de lo que más tarde ratificaría la de 1917, aunque ha sido modificada en sus principales artículos.
De ahí se tomará el modelo de lo que será la Constitución de la Ciudad de México (CDMX).
Sin embargo, considerando los nombres mencionados valdría la pena hacer un cuadro compartico entre los Constituyentes de la CDMX y los de 57 y 17.