Pugnas en el equipo del Presidente
¬ Mario San Martí viernes 9, Sep 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
- Sucesión presidencial calienta ánimos en cuadros priístas
Durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto las apuestas políticas corrieron en torno a dos grupos, uno muy cercano al mandatario nacional que encabezaba Luis Videgaray; otro, del círculo de los gobernadores, que encabeza Miguel Ángel Osorio Chong, ex mandatario del Estado de Hidalgo.
El primero era, secretario de Hacienda, el otro sigue como titular de la dependencia de los asuntos internos del país, como secretario de Gobernación.
Cuatro años fueron suficientes para que entre los integrantes del gabinete presidencial se distinguiera quienes de ellos tenían derecho de picaporte a la hora de tocar puertas en las oficinas de la residencia oficial de Los Pinos, cuatro para evaluar lealtades y también errores.
Nadie duda de la lealtad del doctor Videgaray para con el presidente Peña Nieto, pero al parecer el grado de influencia sobrepasó fronteras respecto a la cartera asignada y tomó decisiones más allá de la distribución, control y asignación de recursos públicos; del área financiera y presupuestal pasó a las decisiones de política interna e internacional, y aunque la mayoría de la veces hubo señalamientos de esas intromisiones, al presidente le bastó un error de consecuencias desproporcionadas para su imagen para que tomara una decisión con el más influyente de sus colaboradores.
Videgaray se va momentáneamente del escenario público, pero se duda que sea por mucho tiempo. Haber saltado el protocolo diplomático y recomendado una reunión con Donald Trump al presidente Peña Nieto no le salió bien, le falló el teaming, ese recurso que todo mundo le exaltaba.
La reunión era necesaria, tal vez, pero los tiempos y el formato no fueron los adecuados, eso sin contar que faltó la voz de los expertos.
El error hizo que en cuestión de días su posición fuera insostenible, Videgaray lo entendió y tal vez por ello presentó su renuncia, ya que (de haber continuado) su presencia sería para acentuar la división que ya de por sí se percibía en el equipo presidencial.
Con la salida de Videgaray se podrá pensar que el camino ha quedado despejado para el otro grupo, el de Miguel Osorio Chong, el mismo que desde hace varios meses las encuestas lo ubican como el más adelantado en las preferencias del priismo para alcanzar la candidatura del PRI a la silla presidencial, puede que sí, pero a poco más de una año para que se descubra el telón tricolor y se decida el nombre del ungido, se antoja difícil que el grupo que encabeza Luis Videgaray se quede con los brazos cruzados en esa disputa que no respeta tiempos, lealtades, jerarquías, ni protocolos administrativos.
Falta un año para que el equipo peñista se involucre en el tema de la sucesión presidencial, por lo pronto tendrá que cerrar filas con el titular del Ejecutivo Federal para llevar a buen puerto los programas, responsabilidades y tareas encomendadas, y en ese contexto queda claro que el error, al menos del tamaño como el del polémico encuentro con el candidato republicano, debe ser tomado en cuenta por todos los integrantes del gabinete presidencial, porque está visto que por muy cercanos que sean a la investidura presidencial también son vulnerables.
Es cierto, la salida de Videgaray Caso del círculo cercano de colaboradores del presidente posibilita el crecimiento y empoderamiento del otro grupo, pero eso no quiere decir que el camino está despejado, no, a partir de ahora unos buscarán reagruparse e impulsar a otro de los suyos, y otros fortalecerse, pero todos viendo hacia el 2018, lo que de alguna manera propiciará la continuidad de los enfrentamientos, las divisiones, las filtraciones, las intromisiones y el fuego amigo.
Por otro lado, el equipo de Gobernación está obligado a dar mejores resultados en los asuntos pendientes de la agenda nacional. Está el problema de la inseguridad, el conflicto de la CNTE, las observaciones a la policía federal en materia de derechos humanos, la gobernabilidad del país, etc. temas todos que hoy más que nunca tendrán el reflector no sólo al interior del equipo de gobierno sino de la opinión pública en general.
Al final, parafraseando al eslogan del IV Informe de Gobierno, serán acciones que posiblemente no se cuenten, pero contarán y mucho.
El jaloneo, las patadas bajo la mesa, las intrigas y bloqueos, no son recomendables en ninguna circunstancia de la acción gubernamental, pero lamentablemente eso es lo que se oye o se ve cada seis años, a veces con mayor insistencia, y los tiempos que vive el actual gobierno federal no son ajenos a esas actitudes. Esa es la percepción.
No es gratuito el llamado que en su momento ha externado el dirigente nacional del partido tricolor, Enrique Ochoa Reza: “Dejemos atrás los agravios entre nosotros. Hagamos un balance de qué nos ha pasado y por qué estamos como estamos, pero sobre todas las cosas, hagamos las propuestas que nos permitan estar mejor y resolver sus problemas a los ciudadanos”, dijo a la militancia de su partido, pero hay que recordar que casi toda la estructura del gabinete presidencial es priista, por tanto el mensaje fue para todos.
Dentro del equipo presidencial también se han dado llamados a la unidad, ahí está el caso del Secretario de Salud, José Narro Robles, quién ante senadores priístas, expresó “Lo que tenemos nosotros que mantener es unidad, institucionalidad y sin duda alguna, lealtad al Presidente de la República”. Está visto, al interior del equipo presidencial hay pugnas y la salida de Videgaray no acabará con ellas.