Se esfumaron sueños de Videgaray
¬ Augusto Corro jueves 8, Sep 2016Punto por punto
Augusto Corro
El presidente Enrique Peña Nieto anunció ayer cambios en su gabinete.
El nuevo encargado de la Secretaría de Hacienda es José Antonio Meade Kuribreña, quien sustituye en el cargo a Luis Videgaray, sin puesto ya en la administración pública.
En el lugar de Meade Kuribreña quedó Enrique Miranda Nava, quien se desempeñaba como subsecretario de Gobernación.
Con estos nuevos nombramientos se cierra un capítulo sobre escándalo mayúsculo que provocó la presencia del abominable Donald Trump, en Los Pinos.
Los resultados negativos de esa visita, que provocó el descontento de los mexicanos, recayeron en la imagen de Peña Nieto, porque no asumió una actitud firme, crítica y enérgica contra el empresario estadunidense.
En México, Trump es rechazado por sus ideas racistas y su lengua incontrolable, que desde el inicio de su campaña no se cansa de llamarnos criminales. Además, una de sus principales promesas es la de construir un muro en la zona fronteriza de Estados Unidos-México.Realmente, fue una mala idea que el presidente Peña Nieto recibiera a ese agresivo sujeto y lo tratara como un estadista.
No se hicieron esperar las declaraciones de inconformidad por la estancia de Trump en la casa presidencial, en las que exigía una explicación sobre los motivos de la reunión y de aquellos que plantearon ese proyecto absurdo.
El plan se llevó a cabo y no importó que se afectaran la política exterior de México hacia Estados Unidos.
Pero principalmente, se dañó, aún no se sabe en qué cantidad, el trato de México con la candidata demócrata, Hillary Clinton. Ella dijo que no vendría a nuestro país, tras lo ocurrido con Trump.
Los efectos del irreflexivo plan de traer a Trump también alcanzaron a la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu Salinas, al no tomarse en cuenta su opinión negativa para invitar a Trump a venir a México.
POLÍTICA A LA MEXICANA
Todo mundo sabe que la política del Partido Revolucionario Institucional (PRI) tiene su jefe principal en el Presidente de la República, durante la hegemonía del tricolor.
No se mueve la hoja del árbol sin su consentimiento. Es el hombre fuerte del partido, por encima del líder en turno.
En el juego político se manejó siempre la figura del “tapado”, es decir, el hombre preferido del jefe de la nación para sucederle en el cargo.
El “tapado” se “destapaba” al último, como decisión infalible del Presidente de la República. Dicho juego, antes de culminar con la designación, provocaba una lucha interna entre los priístas, principalmente entre los funcionarios del gabinete presidencial.
A veces, ese enfrentamiento no era necesario, pues los propios competidores se encargaban de autodescartarse, a base de errores gigantescos, que cometían como administradores públicos. Los ejemplos sobran.
En el presente sexenio también se da esa lucha singular por el poder. Parecía que el “tapado” podría ser Luis Videgaray. Sus ambiciones marchaban sobre ruedas, pero sus errores no lo permitieron. Entre otros, fue demoledor el problema de la devaluación del peso frente al dólar.
La gota que derramó el vaso de agua fue el “affaire” Trump; hecho suficiente para que le dieran las gracias al secretario de Hacienda, entre otras cosas, por ser el autor intelectual de la multicitada visita del candidato republicano. Fue mala idea y los daños colaterales ya los conocemos.
Luis Videgaray fue sustituido en el cargo por un político más avezado, José Antonio Meade Kuribreña, el “único que ha logrado sobrevivir a dos sexenios”. En su expediente de servidor público tiene registrados sus cargos como secretario de Hacienda, SRE y Desarrollo Social.
A Luis Videgaray lo bajaron del caballo en la recta final rumbo al 2018, año de las elecciones presidenciales. Todo hace suponer que su carrera política, por lo menos en lo que resta de este sexenio, no se moverá, pues estará en la banca. Ya no participará en el juego del “tapado”, pues se “autodescartó” debido a su insensibilidad política. En el nuevo reparto de cargos no le tocó nada. El ahora ex secretario de Hacienda, considerado en los corrillos políticos como uno de los funcionarios más poderosos del gabinete del presidente Peña Nieto, estará banqueando quién sabe hasta cuándo.
Así pues, los sueños de Videgaray se esfumaron, ¿quién sigue? ¿Alguien más ya puso sus barbas a remojar?