Trump, el repudiado
¬ Augusto Corro viernes 2, Sep 2016Punto por punto
Augusto Corro
¿A que vino Trump a México el miércoles pasado?
Pues a mejorar su abollada imagen de candidato presidencial republicano. Eso creemos. ¿O existe algún misterio que ignoramos? No. Tampoco el empresario podría ofrecer algo que no tiene. Si llega a la presidencia, que lo veo difícil, entonces sí tendrá que negociar. Mientras, no es más que un aspirante a ocupar la Casa Blanca. Si llega al poder, entonces las cosas serán diferentes; antes no. Su visita a nuestro país no dejó de ser un acto más de campaña política. En las últimas semanas se manejó la información relacionada con el declive de Trump en las encuestas.
Y es muy grande el rechazo de los hispanos o latinos al magnate de la construcción.
De ahí la importancia de buscar, por todos los medios posibles, una mejor aceptación del electorado que con su voto definirá al ganador, entre el citado Trump e Hillary Clinton, del Partido Demócrata (PD). En esas condiciones, el lobo republicano se vistió de oveja y acudió a una entrevista privada con el presidente Enrique Peña Nieto.
En lo que pudimos ver a través de los videos, el político extranjero exhibió una conducta de persona civilizada. No fue el Trump fascista, racista y patán que todos conocemos.
No hubo en la residencia presidencial palabras ofensivas, aunque sí la amenaza sobre la construcción del muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
UN TRATO DE ALTURA
Al magnate se le dio un trato de estadista que no merecía, pero sí cumplió su deseo de enviar una imagen menos agresiva, de político civilizado, alejada de las manifestaciones de cavernícola de Trump.
La visita a México de Trump fue un acto de campaña que le resultó contraproducente, porque los mexicanos confirmaron que es un tipo odioso, repulsivo, y que los hispanos o latinos no votarán por él.
Las redes sociales estuvieron muy activas, como nunca, con mensajes llenos de palabras altisonantes contra el candidato republicano. Claro, también hubo numerosos gestos de desaprobación al encuentro del presidente Peña Nieto y el aspirante a presidente de EU, pues este magnate no se cansó de llamarnos traficantes, violadores y criminales. Esto lo hace desde hace un año al inicio de su campaña política.
EL MURO FRONTERIZO
Tras su visita relámpago a México, Trump regresó a su país para continuar con el tema de la construcción del muro fronterizo México-Estados Unidos. Aquí en nuestro país, el magnate dijo que sí se levantaría la barda fronteriza, pero no se manifestó quién la pagaría.
El presidente Peña Nieto informó que desde un principio de la reunión dejó asentado que México no financiará la construcción del multicitado muro.
Por la tarde, en Phoenix, Arizona, en una reunión recalcó sus promesas de campaña: habrá barda divisoria y logrará que México lo pague. “México pagará el muro, al 100%. Todavía no lo saben, pero pagarán por el muro”, dijo el aspirante presidencial.
Además repitió que echará de EU a todos los (millones de) indocumentados y los obligará a volver legalmente.
LAS ESTADÍSTICAS NO LO AYUDAN
Si les creemos a las estadísticas, Trump tiene una calificación completamente desfavorable de los electores. De acuerdo con uno de los últimos sondeos, 70% de los estadounidenses tiene una opinión negativa de Trump. E Hillary Clinton alcanzó el 45% de opinión desfavorable. De lo anterior se deduce que la ex primera dama se encuentra mejor posicionada entre el electorado.
Los mencionados resultados de los sondeos y la simpatía de los hispanos o latinos hacia Clinton se convirtieron en el verdadero dolor de cabeza de Trump.
De ahí los titubeos del magnate de la construcción para reflexionar sobre sus promesas de campaña, que ahora vemos que no cambiarán. Esas ideas inamovibles llevarán al candidato republicano a la derrota. El posible alejamiento de su meta llevó al contradictorio Trump a caer en la desesperación.
De ahí su viaje a México, que dicho sea de paso, que mostró a Trump carente de manejo político. Pudo aprovechar la oportunidad de pedir perdón a los mexicanos ofendidos por los adjetivos de delincuentes y violadores que nos lanzó, frívolamente, el empresario de la construcción.
No lo hizo. Desaprovechó la ocasión. Despreció manifestar un gesto de humildad que le quitaría gran parte de la carga de déspota insensible.
UN AÑO DE ATAQUES
Sobre a visita intempestiva de Trump a México, Hillary Clinton, la candidata demócrata, dijo que “un viaje de unas cuantas horas a un país vecino, no compensa un año de insultos e insinuaciones”.
La exprimera dama dijo: “Construir relaciones y hacer los países trabajen juntos es más que una oportunidad de una foto, requiere consistencia y confiabilidad, es como construir relaciones personales, la gente tiene que saber que puede contar contigo, que no vas a decir una cosa un día y algo totalmente diferente el siguiente”.
El 8 de noviembre se efectuarán las elecciones presidenciales en EU, en la recta final, Trump se ve desesperado, señal que no le va bien, la candidatura se le tambalea. Por cierto, su condición de émulo de Hitler, no le será favorable en las urnas electorales.
Feliz fin de semana.