Los problemas de comunicación
Roberto Vizcaíno martes 23, Ago 2016Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Inquieto, preocupado por la realidad de México, el panista Roberto Gil Zuarth no desaprovecha sus encuentros con ciudadanos para analizar el momento mexicano (y del mundo) y dar respuestas a la conflictiva que afecta al país.
El presidente del Senado aprovechó que tenía enfrente a un importante grupo de jóvenes que participan en “El Parlamento Abierto edición 2016, del Parlamento Juvenil de México”, para advertir que gran parte de la irritación social que vive México, y en general el mundo, parte de la incapacidad de las instituciones democráticas para dar respuesta a los reclamos de una sociedad que ha cambiado su forma de comunicarse.
Pretendía a través de ellos enviar un mensaje a los cerca de 35 millones de jóvenes mexicanos que van de los 12 a los 29 años y de los cuales 2.6 millones viven en la Ciudad de México.
Hoy a través de las nuevas tecnologías de la información y en especial de las redes sociales, dijo, ha surgido una nueva forma de comunicación que ha creado un ciudadano mucho más poderoso, un ciudadano que puede globalizar en segundos un mensaje de irritación que a su vez derive en la generación de una acción colectiva.
Esta nueva forma de comunicarnos, señaló, ha modificado nuestra forma de interactuar en comunidad y a su vez los mecanismos de la economía, de la producción y el empleo.
Puso el caso del surgimiento de una economía de lo intangible, como es el caso de Uber, una empresa que sin tener absolutamente nada, es la empresa con el mayor número de autos para la renta, explicó.
Esta nueva forma de comunicación, agregó, está cambiando también la forma de hacer política.
“Hoy, a través de las redes sociales, de las tecnologías de la información, se le puede exigir a los políticos, se les puede denunciar, se les puede criticar, se puede influir de una manera determinante en la forma en la que se toman las decisiones en una determinada comunidad política, en un determinado país, en un determinado estado”.
Y agregó:
“Hoy el ciudadano, un ciudadano del Siglo XXI, es un ciudadano totalmente diferente al del Siglo XX; es un ciudadano con más poder, tiene la posibilidad de interactuar con un mundo cada vez más complejo; es un ciudadano más exigente, es un ciudadano que espera cada vez más del Estado, que espera cada vez más de la sociedad.
“Pero también es cierto que es un ciudadano que a veces está más solo que nunca. Es un ciudadano que exige la respuesta del Estado a sus problemáticas, a sus problemas, pero también es cierto que es el ciudadano al que no están llegando las instituciones…
“Es un ciudadano que ya no basta con tener una licenciatura para poder salir adelante, que no basta con tener algún conocimiento o alguna experiencia sino que compite de manera muy fuerte con otros ciudadanos… que interactúa en un mundo cada vez más complejo, un mundo cada vez más difícil.
“Y ese ciudadano que tiene muchas expectativas y que sus expectativas crecen a una velocidad terrible, no está recibiendo de parte de las instituciones que hemos diseñado en los últimos siglos, no está recibiendo la respuesta a todas sus expectativas.
“Y eso que se llama “enojo social” o “irritación social”, no es otra cosa que una brecha entre las expectativas y la capacidad de respuesta de las instituciones a esas expectativas.
“Y en esa brecha de irritación social, en esa brecha que se explica por la expectativa del ciudadano del Siglo XXI y la capacidad de respuesta de las instituciones, está el mayor desafío político y de política pública que su generación debe enfrentar”, indicó.
Reconoció que ciertamente el ciudadano mexicano está enojado con la política tradicional y con los políticos, con los partidos y las instituciones políticas.
La gran pregunta, dijo, es: “¿Por qué?”
Las respuestas son muchas, afirmó:
“Si además de que no estamos dando respuesta a las expectativas de los ciudadanos, la gente percibe que nos robamos su dinero, la gente percibe que no hay manera de salir adelante en este país si no se paga con corrupción algo, si además de todo hay una cultura de privilegios que desplazan el mérito y el esfuerzo de las personas, por supuesto que tienen razón de estar enojados.
“Y frente al enojo social, tenemos dos rutas:
El camino fácil de las soluciones mágicas, el camino fácil de los iluminados, el camino fácil de los que creen que con una varita mágica se resuelven todos los problemas, o el camino difícil, el camino complejo de la política y de las instituciones.
Y eso es justamente lo que ustedes van a hacer en esta semana en el Senado de la República: Escoger qué camino creen que es bueno para México. El camino de las soluciones fáciles, de las soluciones irresponsables, de ese voluntarismo demagógico y maniqueo que dice “yo lo resuelvo, porque yo lo puedo resolver, porque yo quiero resolverlo”, o el camino largo, difícil, complicado, complejo, lleno de tensiones de hacer y construir instituciones que puedan prevalecer y perdurar más allá de la generación actual, más allá de la generación viva.
“Yo soy de los que creen que el segundo camino no solamente es éticamente correcto y éticamente virtuoso sino también es el único camino que tiene una sociedad para garantizar las libertades, pero sobre todo desarrollo, crecimiento y prosperidad”, subrayó.
Gil Zuarth les habló igualmente de la irritación social que existe en otras naciones y que surge de procesos globalizadores vinculados a las nuevas tecnologías de la información que han modificado a la economía, a la política y a las cuestiones sociales.
Los exhortó a tomar conciencia de su realidad, porque sólo así podrá modificarla y llevar a México a ser un mejor país.
Y sobre todo a no estigmatizar a la política que es un instrumento de negociación y de generación de acuerdos para alcanzar el desarrollo.
LA CONFERENCIA
Al concluir Gil Zuarth participó en una conferencia de prensa en la que consideró que el Estado mexicano debe ya aplicar una estrategia de desmovilización y desactivación del conflicto de la CNTE.
Y subrayó que esa estrategia “no puede basarse simplemente en la abrogación de la reforma educativa, (porque) eso no debe estar a discusión y tampoco debe estar en la órbita de opciones y soluciones que tenga el gobierno de la República sobre el escritorio”.
Interrogado sobre si es momento del uso de la fuerza, el presidente del Senado indicó:
“Más allá del uso o no de la fuerza pública, la fuerza pública debe ser un medio para conseguir un objetivo; el objetivo central debe ser la desmovilización efectiva y al desactivación de este conflicto social y eso debe hacerse a través de estos instrumentos:
“El instrumento de la negociación, el instrumento del diálogo, el
instrumento de conversación sobre bases de las líneas rojas claramente establecidas y una línea roja clara debe ser que la reforma educativa no está sujeta a abrogación.
“Sobre ese marco deben construirse las soluciones que involucran e implican necesariamente la desactivación efectiva de este conflicto”, indicó.
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