Ambición presidencial
Ramón Zurita Sahagún miércoles 10, Ago 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La incorporación de Margarita Zavala Gómez del Campo a la carrera por la Presidencia de la República muestra la tendencia de familiares (hijos y esposas) de quienes han ocupado el cargo por ascender al mismo.
No es una historia nueva, y mucho se restringe a la disputa del Ejecutivo federal, sino va más allá, por la formación política donde familias enteras se consolidan en los cargos de elección popular y aspiran a llegar hasta la Presidencia de la República.
Margarita Zavala y Marta Sahagún son los ejemplos de dos mujeres que acompañaron a sus respectivos maridos en las labores de presidente de la República y sintieron el gusanito de hacer lo propio.
Las dos tuvieron participación política antes de pensar en la candidatura presidencial, aunque, hasta el momento, ninguna de las dos la alcanzó.
Marta fue candidata perdedora a la alcaldía de Celaya, Guanajuato, y de ahí dio el gran salto a los niveles políticos de importancia, aunque jamás participó en ninguno.
Fue una animadora de su esposo, Vicente Fox Quesada, en sus tiempos presidenciales y un magnífico enlace con los medios de comunicación en el gobierno de Guanajuato y en la campaña presidencial de quien solamente era su pareja entonces.
Cuando intentó participar dentro del partido político en que militaba, fue frenada en todos sus intentos, por lo que prefirió alejarse, al constatar que le sería imposible competir por la candidatura presidencial, para el sexenio siguiente del de su marido.
Margarita Zavala fungió como diputada local (ALDF) y federal por el mismo partido de Marta, Acción Nacional, en sendas representaciones proporcionales y posteriormente acompañó a su marido como Primera Dama en la gestión sexenal de Felipe Calderón Hinojosa.
Ella fue menos vistosa que Marta, ya que prefirió jugar un papel de discreción, manteniendo perfil bajo, hasta que fue su propio marido el que la proyectó a disputar la candidatura presidencial del PAN, dejando un sexenio de por medio entre la gestión de su esposo y sus aspiraciones.
Lo de Marta se quedó en el limbo y lo de Margarita todavía no se concreta.
Antes de ellas, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo de Lázaro Cárdenas del Río (1934-40) pretendió hasta en tres ocasiones ser presidente de la República, fracasando en cada una de ellas.
Cuauhtémoc fue priísta durante muchos años, como lo fue siempre su padre, aunque renunció al partido en su propósito de ser candidato presidencial y al ver que dentro de ese partido no tendría esa opción.
Se convirtió en candidato presidencial del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, un partido que funcionaba como satélite del PRI, pero que en ese momento mostró autonomía.
Después de ellos se le unieron otros partidos y Heberto Castillo le cedió la candidatura del PSUM y conjuntamente con el Socialista de los Trabajadores y el Popular Socialista formaron el Frente Democrático Nacional que disputó ferozmente el triunfo a Carlos Salinas de Gortari en aquella primera incursión como candidato presidencial.
En aquel entonces todavía recogió Cuauhtémoc frutos de la siembra de su padre en la Presidencia de la República y grupos de gente beneficiados en aquella administración sexenal le dieron su respaldo.
Seis años más tarde (1994), Cuauhtémoc lo intentó nuevamente y compitió ya con los colores que él mismo fundó y presidió, el de la Revolución Democrática que lo postuló para disputar la Presidencia de la República, principalmente, contra el panista Diego Fernández de Cevallos y el priísta Luis Donaldo Colosio (fue asesinado), primero y Ernesto Zedillo Ponce de León, después.
No tuvo suerte en esa segunda ocasión y si en la primera disputó la victoria y argumentó fraude, en esta no tuvo razones para hacerlo, ya que fue enviado al tercer sitio, luego del triunfo del priísta Ernesto Zedillo y quedando el segundo lugar reservado para el panista Diego Fernández de Cevallos.
La derrota no amilanó a Cuauhtémoc quien buscó otra oportunidad y la logró en 2000, cuando nuevamente encabezó a su partido y a una alianza de izquierda formada por el PRD, PT y Convergencia por la Democracia, pero corrió igual suerte que seis años antes y se fue al tercer lugar.
Esa elección fue diferente, ya que por vez primera ganó un partido ajeno al PRI. Vicente Fox Quesada, postulado por Acción Nacional y en alianza con el Partido Verde Ecologista de México, venció al priísta Francisco Labastida Ochoa, mientras que la alianza que nominó a Cárdenas Solórzano quedaba sumamente alejada del triunfo.
No conforme con ello, Cuauhtémoc pretendió competir nuevamente, pero el mejor posicionamiento de Andrés Manuel López Obrador se lo impidió y Cárdenas Solórzano, el hijo del “Tata” ya no volvió a ser candidato presidencial.
Hubo otro hijo de presidente que pretendió emular al padre, aunque no alcanzó siquiera el grado de aspirante.
Miguel Alemán Velasco, hijo de Miguel Alemán Valdés (1946-52) fue animado para participar como aspirante del PRI, partido en que militaron padre e hijo, al término de su gestión como gobernador en Veracruz.
Fueron muchos los alentadores, aunque su pretendida candidatura no prendió y prefirió reservarse y regresar a la iniciativa privada, al manejo de sus negocios personales.
Alemán Velasco ingresó a la política con ese propósito, aunque, tal vez, fue demasiado tarde cuando arribó primero al Senado y luego al gobierno de Veracruz.
Ahora habrá que ver qué suerte corre Margarita Zavala y si logra ser la abanderada de su partido o si va por la vía independiente y si nominada consigue la victoria en las urnas, para consolidar ese proyecto que formó con su marido Felipe Calderón Hinojosa.