La suerte del PRD
Augusto Corro lunes 8, Ago 2016Punto por punto
Augusto Corro
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) vive tiempos difíciles.
Se alejó de sus principios y de su cercanía con la sociedad y tuvo que pagar muy caros sus errores.
En la Ciudad de México tenía un bastión de seguidores, pero torcieron su línea política y ya fue derrotado por los morenistas hasta en dos ocasiones. Ante esa situación, su futuro es incierto.
Alejandra Barrales ya dijo que su meta como objetivo de dirigente nacional será el evitar que el partido desaparezca.
Lo vemos difícil, porque se ve como un sueño que haya unidad en una organización política marcada por el divisionismo.
Una de las razones que tienen al PRD en la lona política fue sus pugnas internas.
El antecesor de Barrales, el líder Agustín Basave, reconoció que el PRD es ingobernable por sus numerosas tribus que lo integran.
Si bien es cierto que en las elecciones estatales, el PRD obtuvo triunfos en tres estados, el PAN fue el verdadero ganador.
Los candidatos blanquiazules encabezaban las planillas y el PRD sólo sirvió de apoyo. Así los gobernadores serán panistas en Veracruz, Durango y Quintana Roo.
El gran reto de Barrales es regresar al PRD a recobrar la presencia que tuvo en la sociedad en años recientes.
No será fácil, porque en algunas regiones de México la presencia de la delincuencia organizada cambió la manera de hacer política.
Por ejemplo, en Iguala, Guerrero, donde el alcalde era perredista, desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El propio presidente municipal se encuentra en la cárcel acusado de ser el autor intelectual del secuestro colectivo de estudiantes.
En un mundo con suficiente información de lo que ocurre diariamente repudió esas acciones del perredista, José Luis Abarca, quien llegó al poder local cobijado por la dirigencia perredista, encabezada por la tribu de “Los Chuchos”.
La imagen del PRD se desdibujó y hasta el gobernador Ángel Aguirre fue echado del cargo y los priístas regresaron al poder.
Cuando ocurrieron los hechos cruentos, el entonces dirigente perredista, Carlos Navarrete hizo la pantomima de ir a pedir perdón a los guerrerenses por los malos gobernantes amarillos. No tuvo ningún éxito. Al contrario, para aquella sociedad afectada, resentida, por el secuestro colectivo, ya no quiso saber nada del PRD. En sus manifestaciones públicas no permitieron la presencia de perredistas.
Tal fue el caso de Cuauhtémoc Cárdenas, el reconocido líder moral del PRD, quien fue agredido por las personas que realizan un mitin en el Zócalo capitalino.
Todo lo anterior viene a cuento porque Barrales tendrá que luchar denodadamente por recobrar el prestigio para el partido. ¿Cómo acercará Barrales a su institución política con la población?
El PRD se manejaba como un partido de izquierda, pero acabó sometido por el gobierno federal, el denominado Pacto por México lo hundió, irremediablemente.
A lo anterior, debe agregársele el divisionismo que tuvo un desgaste importante para el partido del sol azteca, porque sus principales dirigentes, entre ellos algunos fundadores, decidieron abandonar sus filas.
El líder moral, Cuauhtémoc Cárdenas, optó por dejar a su suerte al partido que fundó y que en un momento tuvo un ejemplo de unidad de las fuerzas de izquierda.
Otra de las pérdidas importantes de los perredistas fue la salida de Manuel López Obrador, quien se llevó a sus seguidores a fundar el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En el presente, Morena es un partido político de izquierda que tuvo resultados positivos importantes en las últimas elecciones.
Ante esa situación de competencia permanente, la dirigente Barrales tiene la responsabilidad del futuro del PRD, en un escenario complejo, en el que el partido amarillo se ve débil, inseguro.
El próximo año será elegido el nuevo gobernador en el Estado de México. ¿Cómo participará el PRD en esa competencia electoral? ¿Irá como apéndice del PAN? ¿Será su destino funcionar como organización policía bisagra?
Las alianzas políticas de la cúpula perredista les llevan a victorias compartidas, donde ellos no son los protagonistas; pero uno de los principales logros es mantener su registro como partido.
También se ve cercano el 2018, año en el que se efectuarán las elecciones presidenciales y los amarillos no tienen en su lista de aspirantes a figuras arrolladoras.
¿Alguien votaría para presidente al controvertido Graco Ramírez que tiene a Morelos atemorizado ante la ola de violencia? ¿O por el frívolo Silvano Aureoles Conejo, mandatario de Michoacán, donde la delincuencia regresa por sus fueros?
En fin, el futuro perredista se encuentra en manos de Barrales y sus tribus ingobernables. ¿Podrá con el paquete la dirigente? Es la pregunta que se hacen propios y extraños.