Alcaldes en la espiral de violencia
¬ Augusto Corro miércoles 3, Ago 2016Punto por punto
Augusto Corro
En los municipios se desató la violencia contra las autoridades principales.
En menos de diez días, tres alcaldes fueron asesinados en diferentes estados: Chiapas, Guerrero y Puebla. Y uno más se convirtió en autor intelectual y material de un multihomicidio.
Vamos por partes: el último atentado se efectuó contra José Santamaría Zavala, presidente municipal de Huehuetlán El Grande, Puebla.
El hecho se registró la madrugada de ayer martes, cuando la víctima viajaba en una camioneta en un camino local.
En estos casos los presidentes municipales son las víctimas, pero tenemos el caso de un edil que resultó victimario.
Nos referimos a Juan Carlos Arreygue, alcalde de Alvaro Obregón, Michoacán, acusado de participar como autor intelectual y material en la muerte de diez personas asesinadas y calcinadas.
El funcionario fue detenido por las autoridades michoacanas y junto con cuatro policías enviado al penal de Mil Cumbres.
De acuerdo con reportes de los investigadores, el 29 de julio varias personas se encontraban en una tienda de abarrotes, ubicada en los límites de Cuitzeo e Indaparapeo. Diez fueron subidos a los vehículos de la policía.
Todo el tiempo estuvo presente el alcalde, quien ordenó a los uniformados la detención de las víctimas, quienes fueron llevadas a un predio de Cuitzeo, donde las mataron y calcinaron.
En el gobierno de Calderón hubo 38 presidentes municipales asesinados; en la actual administración van 17.
En fin, el municipio sigue como el eslabón más débil en la cadena del poder, con carencias de seguridad no solo hacia quienes gobiernan, sino también para la población.
A raíz de esos casos cruentos, se solicitó a las autoridades federales una mayor protección a los ediles que son víctimas de amenazas. Sólo que la pregunta obvia, es la siguiente:
Si los ediles tienen los medios adecuados para protegerse y son agredidos, con los resultados que conocemos, ¿qué le espera al ciudadano común que no tiene ni armas ni medios con qué defenderse?
Por lo pronto, ya se empieza a calificar como de alto riesgo la función de presidente municipal en México.
RECONOCIMIENTO A LABOR
El segundo superintendente de la policía capitalina, Hermenegildo Lugo Lara, recibió el Doctorado Honoris Causa por el Claustro Mundial Universitario.
Se trata de un reconocimiento al trabajo de Lugo Lara durante 28 años en instituciones federales y de la Ciudad de México. Desde hace 40 años que no se daba dicha condecoración a mandos policiacos.
La ceremonia de reconocimiento se realizó la semana pasada en el Auditorio “Octavio Paz” del Senado de la República.
Lugo Lara es el tercer policía a nivel nacional que recibe la distinción del Doctorado Honoris Causa, por unanimidad de los concejales del Claustro.Por su labor, Lugo Lara fue homenajeado por gobiernos de otros países y por la Asamblea de la Ciudad de México. El Doctorado Honoris Causa es un título honorífico que una universidad otorga a personas eminentes.
La designación se concede, principalmente, a personajes que destacaron en ámbitos profesionales.
GABINO CUÉ, “EL APESTADO”
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) buscar salir del abismo político con apoyo de sus gobernadores.
Con sus debidas excepciones, esos ejecutivos estatales no alcanzan las calificaciones necesarias para ayudar a su instituto político. ¿Cómo tener la ayuda de Graco Ramírez, el mandatario morelense, si es lo que él solicita a gritos de los perredistas?
Para nadie es un secreto que Morelos se encuentra entre los estados con mayor índice delincuencial en el país.
El descontento de los morelenses los lleva a exigir a cada rato la renuncia del gobernante que no encuentra la manera de combatir a los secuestradores.
A quien de plano los perredistas hicieron a un lado es al gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, quien tras su desastroso gobierno, recibió el repudio de propios y extraños. En su reciente asamblea, se reunieron los mandatarios estatales de extracción perredista, sin la presencia de Gabino Cué.En lo que va de su sexenio (afortunadamente ya le faltan pocos meses para que entregue el poder) Oaxaca se distinguió por la inseguridad, el movimiento magisterial y falta de autoridad.
Los conflictos se multiplicaron y crecieron ante la actitud pasiva del mandatario estatal, que sí alcanzó a enriquecerse inexplicablemente, según denuncia de sus adversarios políticos.
Los perredistas consideraron que el gobernador oaxaqueño es un “apestado” que ningún bien le haría tenerlo como apoyo.