Subsidios al campo
Francisco Rodríguez lunes 1, Ago 2016Índice político
Francisco Rodríguez
De todas las formas que han ensayado los tecnócratas y sus aprendices para embaucar a la opinión ciudadana, las estadísticas son las más ramplonas y vulgares. Porque son mentiras tecnificadas, maquillajes de supuestos conocedores para camuflar verdades hirientes, que laceran y denigran.
Gente de cuello blanco, excelentemente remuneradas por nuestros impuestos, a los que muchísimas veces la población ha llevado al poder y los ha convertido en enemigos abiertos y también emboscados, que comulgan con los saqueadores, que entregan a los centros de poder los datos duros, los manjares de la expoliación. Mientras, a nosotros nos los guardan bajo la alfombra, para sólo mostrarnos la cara amable del trinquete. Las cifras expresadas de manera mendaz, nos hacen creer que las decisiones del poder van por buen camino, que sus gestiones son exitosas.
Aunque la gente ya no les cree, desde hace cuatro décadas insisten en machacar que se ha incrementado el bienestar, que se combate a la miseria.
Que vivimos en Jauja, un reino inventado y creído sólo por la camarilla que depreda recursos, patrimonios nacionales… que demuele aún más la esperanza.
Los autores de esa tragedia son mentirosos, delincuentes, acosadores sociales que fueron formados con técnicas extranjeras de tres al cuarto para acendrar la dominación, para entronizar la entrega del país como divisa fundamental de sus propósitos. Al llegar la tecnocracia al poder, se empolló el huevo de una serpiente.
INEGI y Coneval
Porque las estadísticas prescinden del sentido común. Son aseveraciones tan infames que rebasan cualquier capacidad de análisis, de semántica y de asombro. Expresiones de clases burocráticas doradas y ruines que sólo sirven para mostrar la zanahoria, mientras se aplica el palo a los hambrientos, a los abandonados en la oscuridad de la miseria.
No conocen límites. El INEGI y el Coneval, han roto todos los récords de la inmundicia. Los últimos datos sobre el crecimiento del salario de los menesterosos denigran cualquier metodología, cualquier protocolo de investigación medianamente aceptado.
Son 154 millones de pesos para la medición de la pobreza, tirados a la basura.
Los datos de las mediciones educativas, sustentados por comunicadores de Aurelio Nuño y por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa son absurdos, corrientemente manipuladores. Desde luego, son apoyados por otros, porque sienten que la cobija con la que se tapan ya no alcanza. Estratagemas y argucias para dividir opinión, para distraer la atención pública, para enconar agravios, mientras se consiguen y se afinan objetivos de privatización de los servicios y recursos esenciales. No estamos criticando ocurrencias, sino peligrosas tácticas que atentan contra un elemental sentido de sobrevivencia.
Álvaro López Ríos y Federico Ovalle, dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas y de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos, respectivamente, son dos de los mexicanos que más han combatido estas expresiones y viles engañifas de escritorio. Son testigos presenciales del daño que han causado en el campo.
”Cada año tenemos 500 mil pobres más, dijeron la semana anterior en el programa radiofónico Estado de los estados. La pobreza es lacerante; la miseria es alimentaria. El gobierno hace cuentas alegres, maquilla cifras, nos presenta un país donde no pasa nada. Las decimos que en vez de una pomposa Cruzada contra el Hambre, haga una para apoyar la producción de alimentos…
… pero ésta no genera simpatías ni votos… se inclinaron por hacer la Cruzada contra el Hambre, porque están vinculados a negocios de quienes dirigen estos programas”. Los subsidios a la comercialización, que presumen en sus estadísticas, no son para pequeños y medianos productores, sino para las grandes empresas, como Bimbo, Maseca, Gruma y Nestlé, entre otras.
“La Financiera Rural tiene como principales clientes a la familia Padrón, de Sinaloa, a la que se le destinaron sólo este año más de mil millones de pesos, igual que a la empresa “SuKarne”, propiedad de Jesús Vizcarra, el magnate abortado en la postulación por la gubernatura”, todos ellos obedecen al método instalado por José Antonio Meade, desde que arrasó con los cimientos de ese organismo supuestamente público.
Para “SuKarne” de Vizcarra, 12 mil 500 millones de pesos
El neoliberalismo, argumentan con razón, desmanteló las instituciones de apoyo al campo. Los tecnócratas pregonan el concepto de seguridad alimentaria, posponen el de soberanía alimentaria. En el fondo, protegen sus embutes, sus moches, antes que la propuesta sana de crear un mercado interno, antes que perseguir que haya empleos bien remunerados y que la gente tenga los ingresos elementales para volver a consumir.
Sólo en este año, 2016, dedicaron 16 mil millones de pesos para seguir fortaleciendo a los tiburones de la comercialización, a los coyotes del campo, a los intermediarios que lo han privatizado, acaparando todo.
”Promete”, el programa supuestamente destinado a las mujeres del campo, fue acaparado por Jesús Vizcarra, que tiene dos empresas con inversión de 25 mil millones de pesos, de los cuales la mitad son recursos públicos de nuestros bolsillos, que significan 12 años el presupuesto de eseprhrama.
”En el campo, aducen Ovalle y López Ríos, el 90% de la población vive en condiciones de pobreza. La Sagarpa dice que este año tendremos ingresos por 30 mil millones de pesos, pero esto beneficia a los privilegiados del sistema, como los que compraron la Modelo, principal producto de exportación, seguido del tequila, el aguacate, el jitomate y las verduras. Por eso dicen que a México le está yendo bien”.
Los coyotes incendian México. Han acaparado los frutos de la miseria. Han entronizado el hambre en el campo. Desde que Carlos Salinas de Gortari reformó el artículo 27 constitucional y firmó el TLC reveló que a la claque en el poder no le interesa la soberanía alimentaria, sólo sus negocios.
Todos los fundamentos del TLC sólo sirvieron para beneficiar a un reducido grupo de exportadores e importadores, jamás a los productores nacionalistas. Sus clausulados han hecho que creamos que la exportación de autos ensamblados, sin un solo insumo agropecuario, representen la bonanza de compañías extranjeras a nuestras costillas.
El 8 de agosto, protestarán más de 100 mil campesinos
Los dirigentes agrarios entrevistados convocan a una manifestación para el próximo 8 de agosto. Se cumplen 137 años del natalicio de Emiliano Zapata, cuyo nombre fue arrastrado hasta la saciedad por Salinas de Gortari, quien ramplonamente bautizó a un hijo, para rasgarse las vestiduras con esa bandera hipócrita.
“El país se deshace entre las manos y por eso hemos tomado la decisión de convocar a todos los mexicanos que viven y trabajan en el campo, a hacer un reclamo al gobierno y a la clase política para que rectifiquen las decisiones sobre el campo… antes de que se incendie de nuevo”, expresan estos dos combatientes sociales.
Todos los bien nacidos estarán pendientes de los acontecimientos del próximo 8 de agosto. Pese a las molestias que puedan causar decenas de miles de campesinos volcados en el centro de la Ciudad de México, yo creo que son las únicas causas que han permitido que no nos haya llevado definitivamente la tristeza.
Ojalá los mexicanos tuviéramos mucha gente como López Ríos y Federico Ovalle. Bienvenidas las protestas. Demostremos que somos un país con alma. Son las agallas salvíficas.
Índice Flamígero: Hace siete semanas le platiqué aquí de otro “empresario” favorecido por los subsidios al campo. Sucede que Lozoya II “bajaba” recursos de la Sagarpa, destinados al desarrollo de las industrias agropecuarias para su propio peculio. Integrantes del Sistema Agave-Mezcal, encabezados por su dirigente nacional, Alfredo Conde de la Cruz, acusaron judicialmente a Juan Jesús Lozoya Austin —hermano del tipejo que quebró a Pemex— de enriquecimiento con recursos públicos. Sustrajo 70 millones de pesos, en uno de los actos comprobados, del presupuesto de Sagarpa para poner una cadena de mezcalerías en la Ciudad de México y en el extranjero. Los productores de mezcal, mientras tanto, se quedaron “milando, como el chinito”. + + + El otro lado de la moneda: En el sur de Morelos —la sufrida entidad a la que saquean Graco Ramírez y toda su parentela— los campesinos cañeros acusan a la CNC y a la CNPR —organizaciones del PRI— de estafarlos con cientos de millones de pesos. En cada zafra pagan montos que ascienden a 156 millones, entre otros rubros para cuotas al IMSS, pero carecen del servicio de la institución mencionada. Esto ya lleva más de 5 años. Los detalles de esta información pueden ser consultados en el semanario Kronos ahora en curculación, del respetado colega Eusebio Gimeno.
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