Agresiones a periodistas
¬ Augusto Corro viernes 22, Jul 2016Punto por punto
Augusto Corro
En México, el periodismo vive tiempos difíciles.
Las agresiones contra los comunicadores se multiplicaron en los últimos años.
En Tierra Blanca, Veracruz, el periodista Pedro Tamayo Rosas fue asesinado por un desconocido frente a las puertas de su casa.
Según las autoridades, el reportero recibió ocho impactos de bala. Trabajaba para el periódico “El Piñero de la Cuenca”.
En enero pasado, Tamayo Rosas huyó de Veracruz ante el temor de sufrir una agresión. Después de varios meses ausente, regresó a su tierra, donde finalmente lo mataron. En aquella entidad, durante el gobierno de Javier Duarte van 19 periodistas asesinados.
Los autores de esos crímenes gozan de total impunidad.
En Michoacán, un empleado del área de circulación del diario “La Opinión de Apatzingán” fue ultimado a tiros por desconocidos en el interior del vehículo en el que viajaba. El trabajador que lo acompañaba también resultó lesionado.
Jorge C. y Jorge Luis L. se trasladaban a la ciudad de Uruapan para recoger los periódicos que distribuirían en la región de Tierra Caliente.
La Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) condenó el atentado e hizo un llamado a que se esclarezcan los hechos y este crimen no quede en la impunidad.
En Chiapas, la reportera Dolores Rodríguez, de 21 años, fue agredida por cinco jóvenes durante el desalojo violento de maestros que bloqueaban la carretera de San Cristóbal de las Casas.
La joven fue interceptada por los agresores, quienes le exigían que les entregara su cámara fotográfica y su celular que utilizó para documentar esa acción represiva por parte de las autoridades.
La comunicadora resultó lesionada durante el forcejeo.
México continúa en los primeros lugares de los países donde la práctica del periodismo es un peligro.
¿Y los defensores de los derechos humanos? ¿Existen en México? ¿Nadie tiene el mínimo interés de proteger a los comunicadores? Parece que no.
¿AlGUIEN LO ENTIENDE?
En México faltan universidades. La demanda de jóvenes para continuar sus estudios cada vez se hace más difícil.
Si bien es cierto que la economía mexicana pasa por momentos difíciles, el rasero no es parejo cuando se trata del reparto de presupuestos económicos.
Por ejemplo, las autoridades del Instituto Nacional Electoral (INE) siguen empeñadas en hacer crecer ese “elefante blanco”.
Para tal fin cuentan con mil cien millones de pesos que podría costar lo que ya bautizaron como “Inelandia”, que incluye dos torres inteligentes de 14 pisos, macrosala de prensa y Plaza de la Democracia, además de la remodelación de sus edificios.
¿Es necesaria esa serie de instalaciones? ¿No sería mejor que ese dinero se invirtiera en nuevos centros universitarios?
De plano, no se entiende el capricho de los funcionarios del INE que pretenden derrochar recursos económicos que bien podrían utilizarse para mejores causas. ¿O no?
LAS MADRES DE LOS DESAPARECIDOS
Las autoridades de todos los niveles deben atender con un profundo sentido de misericordia a las madres que buscan a sus hijos desaparecidos.
No es posible que al dolor de no encontrar a sus familiares se sume el maltrato de policías abusivos.
El problema de miles de desaparecidos agobia a México desde que llegaron al poder los presidentes panistas: Vicente Fox y Felipe Calderón.
Principalmente este último que declaró y perdió la guerra contra la delincuencia organizada.
A partir de esos años, la desaparición de personas se convirtió en algo común.
Ante la indolencia e inactividad de las autoridades para localizar a las personas desaparecidas, son los propios familiares de las víctimas quienes se encargan de la búsqueda.
En esas acciones se localizaron ya fosas clandestinas a lo largo y ancho del país. La tarea de los parientes se puede entender como una odisea en la que los obstáculos saltan por todos lados.
A veces, los defensores de los derechos humanos intervienen para exigir mejores atenciones a los parientes de los desaparecidos para atenuarles un poco su profundo dolor e incertidumbre.
Por ejemplo, un grupo de madres acudió a la Procuraduría General de la República (PGR) a exigir el mismo trato y apoyo que se les brinda a los familiares de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Las autoridades las atendieron y se comprometieron a esclarecer los hechos.
Por el momento sería muy positivo que mejorara el trato hacia esas personas que viven horas amargas porque no saben el paradero de sus familiares.
Feliz fin de semana.