Cambio fallido
Freddy Sánchez jueves 21, Jul 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Si la reforma educativa se va a reformar, triste habría sido la labor de funcionarios y legisladores que la impulsaron y aprobaron en el Congreso. Sobre todo, si en vez de mejorarla, se modifica para satisfacer al magisterio disidente que la reprueba.
Todos los que le atribuyeron grandes cualidades para dar un impulso a la educación en bien de la nación, serían tachados de farsantes y mentirosos.
Más aún si los cambios que pudieran llegar a darse a la reforma educativa (con una nueva intervención del Congreso para modificar las leyes aprobadas), se traducen en restituir los privilegios del sindicato magisterial, restarle eficacia a la evaluación y capacitación de los maestros o algo peor.
Y esto último sería permitir que los opositores a la reforma impongan su voluntad por encima del interés de la nación, que demanda un sistema educativo de vanguardia para romper con vicios y corruptelas y no una pantomima para que todo siga igual en detrimento de la educación, los educandos y de México.
Habrá que ver que resulta entonces de las mesas de diálogo abiertas en la Secretaría de Gobernación para la discusión y el análisis de posibles cambios a la reforma educativa.
Lo que obviamente podría llevar a mejorarla o por el contrario a desmantelar su contenido en una parte relevante con el único propósito de evitar más tensiones y conflictos con la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación.
Y aunque nadie puede estar absolutamente cierto de lo que pasará en esas mesas de diálogo, algo ha provocado suspicacia.
Se trata del orden acordado para la discusión.
La razón de ello es muy simple.
En primer lugar se puso lo político, después lo educativo y al final lo social.
Cuando que lo que la sociedad requiere en materia educativa debería estar por delante de negociaciones políticas.
De ahí la inquietud de que el interés de la sociedad en las mesas de diálogo de la Secretaría de Gobernación haya quedado relegado a un tercer término.
En especial, si consideramos que cuando se pone sobre la mesa lo político por encima de otros propósitos, procurando encontrar soluciones a un problema, el orden de los factores a la hora de priorizar lo importante, suele alterar el producto de lo acordado en perjuicio de la sociedad.
Máxime cuando se antepone un interés para aplacar las informidades de ciertos grupos de poder o con capacidad de movilización y eso suele echar por la borda las mejores intenciones de un cambio en favor de la mayoría.
De modo que si tal cosa sucederá o no en la Secretaría de Gobernación frente a las presiones de la CNTE, no tardaremos mucho en saberlo.
Y de confirmarse lo que no pocos anticipan, (afirmando que los reformistas se echarán para atrás doblegados por la presión), un lamentable resultado se podría tener.
Porque la reforma educativa se estaría quedando “chimuela” y ello sería el preludio para la educación pública en México de un deplorable cambio fallido.