Perdón, pero ¿por qué?
¬ José Antonio López Sosa miércoles 20, Jul 2016Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
El Presidente de la República salió a pedir perdón con unos años de retraso, luego de la investigación de la “Casa Blanca”, que diera a conocer el equipo de investigación de Carmen Aristegui, a quien distintos periodistas del oficialismo le llaman “periodismo-ficción”.
El hecho que el Presidente haya salido públicamente a hacerlo de inmediato, deja como bufones a aquellos que insisten en que el periodismo que hace Carmen es de compromiso, o bien, sin fundamento. Por otro lado, descalifica en automático el video de Youtube, donde la señora Angélica Rivera salió a dar una explicación que más bien, se asemejó a un regaño luego del escándalo de dicha casa.
Ahora bien, luego de pedir perdón públicamente, el Presidente afirma que todo lo hizo bajo los canales legales, luego entonces ¿por qué está pidiendo perdón?, esta conjetura lingüística me causa severos problemas de entendimiento. Si el Presidente no violó la ley (ni él ni su familia) por la compra de esa casa —desde su argumento—, ¿por qué sale a pedir perdón a la ciudadanía?
Entiendo que los del periodismo afín a Los Pinos aplaudirán hasta las lágrimas el gesto de humildad —como muchos lo llaman— del Presidente: sin embargo, no alcanzo a entender –insisto— exactamente por qué nos pide perdón.
Acaba el Presidente de señalar el riesgo del populismo y los populistas en su reciente visita a Canadá. El hecho que salga a pedir perdón de la forma que lo hizo, no me hace pensar más que en populismo como fin último del perdón pedido, ateniéndome al concepto claro del mismo bajo los cánones de la ciencia política. En otro orden de ideas, el Presidente está haciendo lo que hace poco menos de un mes criticó de forma férrea.
Pida o no perdón, el Presidente tiene razón, la institución presidencial está desgastada y los ciudadanos no confiamos en ella, ni en la clase política en general. No basta con pedir perdón, hay que explicar por qué se está pidiendo, porque lo demás, es mero populismo.