¿Lo perdonamos?
Francisco Rodríguez miércoles 20, Jul 2016Índice político
Francisco Rodríguez
En el antiquísimo refranero español, el relativo a que “la forma también es fondo”, fue utilizado en todas las obras de la generación literaria del ‘98. Se encuentra en todas las novelas de los grandes maestros: desde Azorín, Machado, Pío Baroja, hasta el mejor de los romancistas, Benito Pérez Galdós, y el modernista Ramón del Valle Inclán.
Muchos mexicanos que hicieron posgrados en España, seguramente abrevaron de ellos.
Empero, quien raptó magistralmente el refranero para traerlo al país y adueñarse de él fue el “ideólogo priísta” don Jesús Reyes Heroles. Hasta dicen algunos nativos que él inventó el aserto de que “en política la forma es fondo”. Cosas de la aldea.
Pero cuestiones culturales aparte, parece que don Jesús “clavó la pica en Flandes”, e hizo creer a muchos que “lo que resiste apoya”, y muchas otras ocurrencias más, bien aplicadas, que ingresaron al refranero político mexicano como aportaciones del abogado tuxpeño eran, efectivamente, producto de su ingenio y locuacidad. ¡Hágame usted el refabrón cavor!
En efecto, desde las teorías de la Escuela de la Gestalt (o psicología de la forma), desde 1900, los psicólogos alemanes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka sustentaron que el principio de la percepción se basa en la apreciación de que el todo es mayor que la suma de sus partes. Las percepciones inducen los procesos mentales. Pero se referían a las percepciones inteligentemente diseñadas, no a las ocurrencias de rancho.
A raíz de la presentación de las leyes mochas que integran el Sistema Nacional Anticorrupción y por la Transparencia, echó mano de todo su ingenio para hacer valer estos principios de manipulación mental, y de manejo de las formas y fondos… ¡sólo para volver a regar el tepache!
¡A otra cosa, mariposa!
Dijo Peña Nieto que “los servidores públicos no sólo están obligados a respetar la ley, sino también somos responsables de la percepción que generamos con lo que hacemos… este error afectó a mi familia y lastimó severamente la investidura presidencial”.
Y a continuación expresa su “profunda disculpa por el agravio y la indignación que les causé”. ¡Y tantán, a otra cosa, mariposa!, Fox dixit.
El perdón que requiere una ofensa tan grave a la nación como el pavoroso desfalco y la rapiña con la que se han cebado sobre ella, no merece ser dicho en la penumbra de un saloncito repleto de incondicionales, tengan el título que les pongan.
La legitimidad que requiere un decoroso afán de lucha frontal contra la corrupción, no se logra poniendo en la picota la cabecita de un cuestionado tipo como el secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, el más pequeño —en muchos sentidos— del gabinete presidencial, casi mandado a hacer a modo, tanto para ser investido, como para tratar de cubrir los ridículos, causando una vergüenza ajena.
El perdón de Peña Nieto, alabado por los textoservidores de las pantallas, los micrófonos y las teclas, no requiere de absoluciones pagadas. No se puede pasar por alto el patrimonio nacional, de la Hacienda pública, de la confianza ciudadana, por medio de palabras que se lleva el viento, y menos si éstas son dichas por los protagonistas.
Porque no sólo debe pedirse perdón por el mal manejo de los publirrelacionistas acerca de la “casa blanca”, que tanto costó publicar en las elegantes páginas en papel de la revista Hola! Debe haber consecuencias.
Violaciones arteras al espíritu
Eso es todo lo que debe estar en el tapete de la discusión pública. Tanto el remate de los bienes nacionales y de las geografías petroleras, como los atentados contra los derechos colectivos de sindicación, los intentos privatizadores de los servicios de educación y salud, los tejemanejes con las obras públicas, los negocios y moches en lo oscurito, por referirnos sólo a lo más conocido.
Las violaciones arteras al espíritu, no al contenido, porque ese de antemano ha sido condenado al fracaso, de las siete leyes mochas que ya naufragaron, debe pagarse con juicio político por delante, más si fueron cometidas por los caifases de la ley.
Como según lo dice la Constitución, el Presidente sólo puede ser enjuiciado por traición a la patria, y de ese supuesto, según él está salvado —cuándo deje el encargo, cuándo se despoje de la investidura, ¿sí podrá ser enjuiciado por conflicto de interés, prevaricato y otras linduras?— ha dejado al descubierto, en la jaula de los leones a todos los miembros del primer círculo: Luis Videgaray, MiguelÁngel Osorio, entre otros—, sujetos de la acción judicial y penal, por lo menos.
Por lo pronto, ya enviaron al yucateco Emilio Gamboa Patrón, a decir que él hará la declaración 3 de 3, hasta que la ley lo obligue.
Es decir, ¡hasta julio del 2017! —¿un año más para robar y esconder lo mal habido?—, que es el término a partir del cual serán vigentes las leyes mochas, hasta que las reformas sean aprobadas por más de la mayoría relativa de los congresos estatales, según lo decidió el badulaque Castillejos Cervantes.
La burla y el desprecio a flor de piel. El sarcasmo hacia el ciudadano, a tambor batiente.
Desde cualquier punto de vista, del fondo, de la forma y de la percepción ciudadana.
El juicio público apenas empieza. Acaban de tocar las trompetas de Jericó; no tardan en caer los muros de la indignidad. ¡Ojalá! ¿No cree usted?
Índice Flamígero: La controvertida directora del canal de televisión del gobierno de la Ciudad de México, Capital 21, Marcela Gómez Zalce, recién estuvo en París donde se entrevistó con su ex jefe Marcelo Ebrard, de acuerdo a uno de sus colaboradores más próximos. ¿Alguna instrucción para rescatar al medio de comunicación que, bajo la batuta de ambos, prácticamente dejó de existir? + + + Y a propósito del ex jefe de gobierno del entonces GDF, ¡vaya que hizo rico, millonario, al ex presidente del PRD, Carlos Navarrete! Los estacionamientos, propiedad de su familia ya son, en cantidad y altas tarifas, los número uno de la capital nacional. Desplazaron a la familia Sarquís, que durante décadas tuvo esa posición. Ahora se explica la apasionada y suicida defensa que Navarrete hizo del socio de Marcelo, Ángel El Gordo Aguirre, antes de que lo defenestraran de la gubernatura guerrerense, ¿o no? + + + Y si usted tiene algún trámite con el gobierno de la CDMX, tenga cuidado de no caer en las garras de la familia del senador Alejandro Encinas. Por lo menos uno de sus hermanos y uno de sus sobrinos se dedican a “coyotear” y defraudar incautos. ¡Imagínese usted al perredista de gobernador del Edomex! ¡O lo que no harían sus parientes cuando sustituyó a AMLO en el principal cargo político de la capital nacional!
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