Corruptos contra corruptos
Freddy Sánchez martes 19, Jul 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¿Cuál será el verdadero impacto de las nuevas leyes anticorrupción?
Ojalá no sea el de venganzas políticas o bien en la persecución de los pequeños “pececillos” y no de los grandes “tiburones” de la corrupción.
Algo que viene a cuento en virtud de lo que sucedió en la delegación política de Miguel Hidalgo, donde un “toma y daca” de poder a poder pintó un panorama sombrío para el futuro de la lucha contra las prácticas deshonestas de los servidores públicos.
Veamos por qué: el City Manager, (una polémica figura administrativa creada por la jefa delegacional Xóchitl Gálvez), presentó sorpresivamente su renuncia al cargo tras una serie de denuncias controvertidas.
Resulta que el dimitente Arne Aus Den Ruthen Haag, previamente había exhibido públicamente a la titular del Instituto de Verificación Administrativa, a causa de que la funcionaria trató de impedir la remisión a un juzgado cívico de un infractor porque supuestamente era su conocido.
Días después, un inmueble familiar del City Manager fue objeto de una inspección por parte del Invea y se le impuso la clausura debido a que los inspectores descubrieron una violación al uso del suelo.
Así que en un aparente desquite por la sanción a un ciudadano que como miles de capitalinos bloqueaba la vía pública con objetos para reservarse un espacio para el estacionamiento de sus automóviles, surgió la acción en contra del City Manager.
La Jefa Delegacional en Miguel Hidalgo, Xóchitl Gálvez, en apoyo a su colaborador, no tuvo empacho en calificar la clausura del inmueble del funcionario bajo su subordinación como una venganza política.
Y al renunciar al puesto, el City Manager afirmó que dedicaría su tiempo libre para meter a la cárcel a la encargada del Invea, (el instituto de Verificación Administrativa), que ordenó la inspección y clausura del patrimonio de su familia.
Más allá pues de lo sucedido en Miguel Hidalgo, inquieta saber que los funcionarios responsables de hacer cumplir la ley, fácilmente pueden caer en la tentación de hacer un uso abusivo del poder.
Y algo así puede llevar a los encargados de la lucha anticorrupción a emprender una especie de “cacería de brujas” contra menores infractores y después a los revanchismos si alguno de los que gozan de facultades legales para el combate de la corrupción, se siente agredido en su persona, la de su familia o sus amigos, y como consecuencia de ello, decide echar mano de todo el peso de la ley para vengarse de sus “verdugos” legales.
Cosa que naturalmente desvirtuaría las acciones institucionales contra la corrupción, si en vez de ir a la caza de los políticos y altos funcionarios, involucrados en toda clase de corruptelas, procurando la detención de sus cómplices de la iniciativa privada, los persecutores anticorrupción se llegan a convertir en meros “torquemadas” ávidos de castigar las pequeñeces y no las mayúsculas prácticas corruptas existentes a lo largo y ancho del territorio nacional.
Confiemos entonces en que eso no suceda, porque de ser así, lo único que llegaríamos a ver en la lucha contra la corrupción es una guerra de corruptos contra corruptos.