Corrupción política
¬ Augusto Corro lunes 18, Jul 2016Punto por punto
Augusto Corro
Durante las campañas políticas recientes el lodazal de acusaciones evidenció la corrupción de la clase política.
El eje de las denuncias estuvo centrado en el desvío de los recursos públicos y el enriquecimiento inexplicable de los gobernadores.
Lo anterior llevó directo a la derrota a varios mandatarios estatales. A su desastre se sumó el descontento de una sociedad que no encuentra eco en sus autoridades.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió siete gubernaturas por el hartazgo de los electores que se sienten acosados por la violencia y la ineptitud de los gobernantes.
La lucha electoral no se efectuó únicamente entre los aspirantes a los cargos públicos, sino que las calificaciones de corruptos e ineptos tuvieron como destinatarios a los gobernantes en turno.
Se trató, pues, de un lodazal de desprestigio del que sólo unos cuantos no fueron alcanzados.
DEMANDA DE LA INICIATIVA PRIVADA
Ante ese marco de pleitos y reclamos, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) exigió a los gobernadores electos aclarar y sancionar las acusaciones que existan en contra de las administraciones salientes.
También destacó que no se puede consentir que ningún servidor público del nivel que sea, pretenda esquivar responsabilidades mediante argucias, imposiciones o simulaciones con las que solo se busque protección y reproducir la impunidad.
El pronunciamiento de la iniciativa privada es digno de aplauso. No se trata de una demanda exclusiva. El asunto estriba en saber quien le pondrá el cascabel al gato. Es decir ¿qué partido político se enfrentará a los gobernadores, que conforman una fuerza política de intocables?
No existe ninguna duda de su poderío y de su impunidad. De ello nos hablan casos múltiples de ex gobernadores que burlaron a la ley y ahora gozan de sus fortunas, sin mayor problema.
Sin embargo, parece que ya empezó a llamar la atención el elevado índice de corrupción y cinismo de los funcionarios encargados de gobernar en los diferentes estados. Esto, supongo, llevará a estar más pendiente de la actuación de los gobiernos entrantes..
Fue Veracruz una de las entidades donde el gobernador, Javier Duarte, chapoteó en el lodazal; aunque no le importó la ola de desprestigió que lo bañó, pues hasta el final luchó por dejar una estructura administrativa que lo libraría de enfrentar cargos por corrupción.
¿Y LOS INEPTOS?
Claro que deben ser castigados los gobernadores salientes ¿y los que se quedan? Por cierto, ¿Quién debe tener un castigo mayor, los corruptos o los ineptos?
Porque en Oaxaca, el gobernador Gabino Cué hizo gala de corrupto y inepto. Su riqueza inexplicable, que echó a andar con la adquisición de casas en las mejores colonias de la capital oaxaqueña, es motivo suficiente para llevarlo ante la justicia.
Y de su ineptitud como gobernante habría razones de sobra para refundirlo en la cárcel. La entidad que gobernó -le faltan pocos meses para dejar el cargo- siguió estancada en la pobreza. Los problemas sociales lo rebasaron y le estalló el conflicto magisterial que todos conocemos.
Gabino Cué, igual que otros mandatarios, descargó su responsabilidad en las autoridades federales, que estuvieron en calidad de apagafuegos. ¿Cuál fue el esfuerzo de Gabino Cué para controlar el desbordado movimiento magisterial? Ninguno.
Ya se hizo tradición que el gobierno federal acuda en auxilio de los gobernadores que son superados por los conflictos. Impotentes para resolver los problemas locales, esa debilidad no la reflejan a la hora de solicitar préstamos millonarios para incrementar la deuda pública que pagarán generaciones futuras.
NO ES EL ÚNICO
Desafortunadamente, Gabino Cué no es el único ejemplar de la fauna política que está en apuros.
En la misma condición se encuentra el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, con una creciente inconformidad de los maestros disidentes.
El mandatario Manuel, a quienes sus amigos le dicen “El Güero”, émulo de Gustavo Díaz Ordaz, quizás es mas suertudo que sus colegas de otros estados, por una razón muy sencilla, su responsabilidad descansa en su mamá, doña Leticia Coello Garrido.
¿Alguna preocupación altera la vida de “El Güero”? Pues no. La señora Leticia a quien le llaman “vicegobernadora” es la encargada de representar a su hijo a cuanto acto oficial o privado lo inviten, dentro y fuera de la entidad. Ella llega a las ceremonias, saluda, brinda su discurso y todos contentos.
Los chiapanecos saben muy bien que la mamá del gobernador, la “vicegobernadora” es el poder real, en los hechos; “no es un poder “tras el trono” es el poder en el trono”, ya que además de manejar presupuestos económicos millonarios para asistencia social, su actividad política es intensa en los círculos chiapanecos.
¿Cómo resolverá doña Leticia el problema de los maestros disidentes? ¿Cómo controlará las ideas represivas de su joven hijo diazordacista?