Justicia mexicana, lentísima
¬ Augusto Corro viernes 15, Jul 2016Punto por punto
Augusto Corro
Cerramos la semana llena de condenas a los malos gobiernos priístas de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua.
La pésima administración de sus mandatarios llevó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) a sufrir derrotas mayúsculas en las elecciones de junio.
En los tres casos el Partido Acción Nacional (PAN) se levantó con el triunfo arrollador.
En Veracruz y Quintana Roo, el blanquiazul participó en la justa electoral aliado con el Partido de la Revolución Democrática.
Los comicios se realizaron en medio de un lodazal enmarcado por el saqueo al erario por parte de los gobernadores Javier Duarte, Roberto Borge y César Duarte.
Se trató de una cadena de acusaciones que dejaron mal parados a los mandatarios, pues les restregaron en la cara todos sus errores. Sus adversarios políticos prometieron juzgarlos y encarcelarlos.
No conformes con sus pillerías durante sus administraciones, los gobernadores pretendieron blindarse para burlar el brazo de la justicia. No pudieron, las autoridades federales los frenaron a tiempo.
LEJOS DE LA IMPUNIDAD
No habrá manera de que los acusados reciban los beneficios tradicionales de la impunidad. Eso pensamos.
Hasta donde se ve la situación, los mandatarios estatales tendrán que rendir cuentas ante las autoridades correspondientes por un sinnúmero de delitos, entre otros el desvío multimillonario del tesoro público.
En las administraciones estatales se comprobó que el saqueo al erario y no rendir cuentas son acciones que formaban parte del estilo de gobernar. Todo mundo sabe de la riqueza inexplicable de los gobernadores, sin distinción de partido. Claro, con sus respectivas excepciones.
En Veracruz, el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, declaró que del actual mandatario, Javier Duarte, “recibo un estado saqueado, quebrado”.
En Quintana Roo, el próximo jefe del Ejecutivo local, Carlos Joaquín, anunció que se efectuará una investigación minuciosa en torno a administraciones anteriores, no sólo a la de Roberto Borge, pues en las últimas dos gestiones el estado se endeudó por 18 mil millones de pesos.
En Chihuahua, el gobernador electo, Javier Corral, del PAN, denunció que el mandatario estatal, César Duarte, tiene una fortuna calculada en más de mil millones de pesos.
En caso de llevarlo ante la justicia, el multicitado César tendrá que explicar cómo llegó a acumular tanta riqueza si antes tenía una modesta empresa dedicada a la venta de coches seminuevos.
TODO LISTO PARA ENJUICIARLOS
El escenario político se encuentra preparado para enjuiciar a los dos Duarte y a Borge. Lo interesante del tema es saber cuándo se echará a andar la máquina de la justicia.
Porque para nadie es un secreto que en México, la administración de la justicia es lenta y convenenciera. Inclusive, siempre que se trata de llamar a cuentas a los funcionarios públicos, las leyes se vuelven laxas y blandas.
Son múltiples las voces que exhortan a las autoridades a aplicar la ley sin contemplación alguna. De la rapidez para actuar se verá el interés de las autoridades federales para responder a las inquietudes de la sociedad, que debido al hartazgo de los gobiernos estatales, votó contra el PRI, sin importarle quienes eran los candidatos favorecidos con su voto.
Si se hace lento el enjuiciamiento de los gobernadores o si se espera a apostarle al olvido, el desprestigio de la clase política crecerá incontenible.
La justicia mexicana es lentísima ya se sabe; aunque en esta ocasión, el ramillete de gobernadores saqueadores necesita un trato especial. ¿Cómo cuál?
Pues simplemente agilizar los procesos legales o los juicios políticos, o lo que sea, pero que se vea que hay un interés real de castigar a quien delinquió amparado en cargos públicos, como son los casos escandalosos de los gobernadores.
LOS GORILAS Y LA MALA SUERTE
Por decirlo de algún modo, en este año 2016, la suerte no está del lado de los gorilas. Su destino es morir en los lugares donde supuestamente son recluidos para proporcionarles mejores condiciones de vida. No ocurre así.
Los zoológicos son ya un peligro para esa especie animal en vías de extinción. Sacados de su hábitat, donde corrían el riesgo de morir a manos de traficantes de animales o de cazadores furtivos, los gorilas encuentran la muerte en cautiverio.
En mayo, en el zoo de Cincinnati un niño cayó en el foso del gorila Harambe. Las autoridades de ese parque recreativo mataron al animal de un tiro en la cabeza. Esa acción desató una polémica en Estados Unidso (EU) por la manera tan drástica de actuar de los vigilantes.
Claro, la vida del niño corría peligro. Sin embargo, más de un estadounidense, principalmente quienes estudian la conducta de los animales, pensó que la actitud de los guardianes fue exagerada.
En la Ciudad de México, la semana pasada se informó de la muerte del primate Bantú cuando se pretendía trasladarlo a Jalisco.
El mono vivía en el zoo de Chapultepec y tenía que ser llevado a Jalisco. Algo no salió bien y el simio murió. Las autoridades de la Ciudad de México realizan las investigaciones correspondientes para deslindar responsabilidades.
De nada servirá conocer la verdad. ¿Qué castigo podría recibir el culpable de la muerte de Bantú? Suponemos que ninguno. Sólo la reprobación de su conducta irresponsable, con la idea de que lo echen o los echen del empleo.
Ya veremos.
Feliz fin de semana