Otra encrucijada para el PRD
Ramón Zurita Sahagún martes 5, Jul 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Ausente de figuras emblemáticas, de guías morales o hasta de nombres políticos rimbombantes, el PRD entra en una nueva encrucijada, de la que espera salir fortalecido.
La disputa por la dirigencia nacional del partido siempre ha dejado saldos desfavorables para el organismo político, donde las heridas dejadas por las pugnas internas tardan en cicatrizar.
Divididos, como siempre, en corrientes y grupos, los perredistas irán en 15 días a trata de encontrar a un hombre o mujer que consiga el milagro de conciliar al interior para establecer los pasos a seguir en una elección presidencial que amenaza con relegarlos hasta una cuarta posición como organismo político.
En el partido ya no les quedan los Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo, Alejandro Encinas y otros personajes más que lograron tranquilizar las aguas.
Es cierto que están todavía Arturo Núñez y hasta Graco Ramírez, pero no muchos más.
Un renovado Pablo Gómez (asegura que él no quiere) podría darles la pauta que requiere el partido para un interinato que clarifique su futuro.
Sin embargo, la opción más clara que aparece en el firmamento perredista es Alejandra Barrales la polémica secretaria de Educación del gobierno de la Ciudad de México, a la que se ve con miras más altas que la ubican como uno de los principales prospectos para la candidatura al gobierno de la CDMX en 2018.
Otra de las opciones es quien ostenta ahora el membrete de presidente (a) del partido, la guerrerense Beatriz Mojica con una carga negativa, al ser uno de los principales alfiles del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero.
Sin embargo, el PRD se encuentra urgido de caras nuevas, dentro de los mandos, ya que los Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Guadalupe Acosta, René Bejarano y otros más, dejaron de ser rentables como opciones políticas, aunque continúen manejando sus respectivos grupos.
Existen otros nombres que comienzan a destacar, aunque en algunos de ellos prevalecen los negativos como son los casos de Mauricio Toledo, Víctor Hugo Lobo, Leonel Luna y otros más, pero sus liderazgos son reducidos.
La actual presidenta interina, Beatriz Mojica, afirma que lo primero que hay que hacer es lograr la estabilidad del partido, para llegar al fondo de los temas y de la estrategia que deberá seguir el partido con rumbo al 2018.
Y es que en el PRD prevalecen varias opciones, las más de ellas sumamente riesgosas, con rumbo a la candidatura presidencial del 2018.
Una de ellas apunta hacia la figura de un personaje que ya fue su candidato, pero que prefirió mantenerse como independiente y ahora busca la candidatura presidencial bajo los mismos términos.
Miguel Ángel Mancera Espinosa es su mejor carta, jefe de gobierno de la hoy Ciudad de México se manifiesta interesado en esa competencia, aunque no deja claro si lo haría con los colores del PRD o, tal vez, como independiente.
No son en la actualidad los mejores tiempos de Mancera Espinosa como personaje popular, ya que en su principal reducto (CDMX), hay un rechazo multitudinario hacia él, tanto que se muestra en los resultados electorales obtenidos por el PRD en la Ciudad de México en los dos pasados proceso electorales.
En el primero de ellos en 2015, Morena se consolidó como el principal partido, al ganar el mayor número de sillas en la Asamblea Legislativa, además de arrebatarle plazas como la delegación Cuauhtémoc, Tlalpan, Azcapotzalco y otras más. En la segunda, 2016, Morena sacó unos puntos más que PRD en la elección para diputados constituyentes.
Otra de las opciones que tiene el PRD es la de ir coaligados con Acción Nacional, alianza que le reditúa gobiernos y triunfos compartidos, aunque la realidad parece otra.
De la mano del PAN, el PRD ha ganado los gobiernos de Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Quintana Roo, Durango y Veracruz, aunque solamente Gabino Cué, de Oaxaca puede considerarse como parte del PRD y eso ahora.
Esa es una de las tareas pendientes del perredismo que deberá analizar muy a fondo que tanta conveniencia es ir de la mano con el PAN, ya que de hacerlo el candidato presidencial no sería suyo.
Otra de las opciones es ir con candidato propio, donde suenan los nombres de Graco Luis Ramírez Garrido, gobernador de Morelos y de Silvano Aureoles Conejo, mandatario de Michoacán.
El primero de ellos (Graco) suena como una buena opción, es un político con larga trayectoria, desde que se inició en las filas del Partido Socialista de los Trabajadores, donde ha sido diputado federal en cuatro ocasiones, además de senador y gobernador.
Graco es militante del PRD desde su fundación y su participación como candidato sería un dique para AMLO, con quien no comparte nada.
Silvano simplemente sería un candidato a modo, ya que es totalmente inexperto, a pesar de haber sido diputado federal, senador y hasta alcalde y ahora gobernador de Michoacán, continúa siendo un desconocido como político de nivel nacional.
Es cierto que las campaña electorales sirven de posicionamiento de los candidatos y desde antes se explota su figura, pero tampoco es tan cercano a lo que aseguró el presidente Peña Nieto hace poco, de que un político del uno por ciento de conocimiento podría convertirse en candidato presidencial.
La realidad en el PRD es que en quince días podría estarse jugando su futuro y este no parece ser tan promisorio como algunos creen.
El PRD está en una encrucijada, pero esta no es como las anteriores en que pudo saltar el charco, mediante un simple brinco.