Cuatro fracasos de Manlio
Ramón Zurita Sahagún jueves 23, Jun 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Es Manlio Fabio Beltrones estratega político o electoral? Ninguna de las dos cosas, según lo marca su propio expediente que resalta que sea, tal vez, estratega legislativo, que es ahí, donde ha tenido sus mejores logros.
Con una larga carrera en la que tuvo varios padrinazgos, Manlio llegó a ser diputado, senador, subsecretario de Gobernación y gobernador de Sonora, en los tiempos de partido único.
La llave introductora fue de parte de José Antonio Zorrilla, aquel personaje que fue enjuiciado por el asesinato del periodista Manuel Buendía, quien lo hizo su secretario particular y lo presentó con Fernando Gutiérrez Barrios.
El “Pollo”, como fue conocido Gutiérrez Barrios, lo tomó bajo su protección, lo acercó con Carlos Salinas de Gortari y lo convirtió en subsecretario de Gobernación, sacándolo del Senado de la República.
Bajo el gobierno de Salinas de Gortari, Manlio fue postulado candidato al gobierno de Sonora, ante los planes mayores que el presidente había forjado para Luis Donaldo Colosio.
Roberto Madrazo Pintado es el cuarto personaje importante como impulsor de Manlio Fabio, ya que lo sacó de un discreto retiro político, lo convirtió en su operador, lo revivió e insertó en la CNOP.
A partir de entonces, Manlio Fabio se reinventó, aprovechó la oportunidad dada por Madrazo Pintado y se convirtió en el gran estratega que algunos creen que es.
Sin embargo, Manlio Fabio, el operador de las reformas estructurales, el conciliador, el de los diálogos con la oposición y el que logró establecer los acuerdos necesarios para ello, deja en claro que lo suyo es el Congreso, donde desea regresar, nuevamente como coordinador de su fracción, sin importar el tamaño de ésta.
Eso sí, Beltrones busca que su candidatura sea por la misma vía por la que ha llegado las tres últimas veces al Congreso de la Unión, la representación proporcional.
El sonorense sabe que se encuentra lejano de la opción de una candidatura presidencial por el partido tricolor y mucho más distante de optar por la vía de independiente.
Y es que en rubro de operación política o electoral, los fracasos se acumulan y son un verdadero lastre para su futuro. Después que se filtraron informaciones sobre supuestos vínculos del sonorense con la delincuencia organizada, se mantuvieron sospechas sobre su súbita aparición en Tijuana, donde Luis Donaldo Colosio había sido victimado, su distanciamiento con Ernesto Zedillo, entre otros temas, Beltrones bajó su perfil y reapareció hasta que fue llamado por su amigo, Roberto Madrazo Pintado, para coordinarle varios aspectos de su primera intentona por ser candidato presidencial.
En aquel 1999, un discreto Manlio Fabio operaba en favor del tabasqueño y contra Francisco Labastida Ochoa, el candidato del sistema y del presidente Ernesto Zedillo.
Fue un real fracaso, con todo y que Roberto Madrazo se consideraba capaz de vencer la maquinaria priísta aceitada e favor del sinaloense Labastida Ochoa.
Tres años más tarde, en la carrera por la dirigencia nacional priísta, Roberto Madrazo jaló de nueva cuenta al sonorense, al que sembró en la dirigencia cenopista, desde donde lo proyectó a una diputación federal y al liderazgo de la fracción tricolor.
La operación encargada a Manlio Fabio para templar ánimos y planchar su ascenso, fue un rotundo fracaso (el segundo) y Elba Esther Gordillo se consolidó como la jefa de la fracción priísta en San Lázaro.
Eso sí, Manlio fue uno de los instrumentadores de la cama tendida a la profesora Gordillo Morales, lo que permitió a Emilio Chuayffet Chemor convertirse en coordinador de los diputados federales del tricolor.
Vino la tercera falla de Manlio Fabio Beltrones cuando fue designado por el candidato presidencial de su partido, Roberto Madrazo Pintado, como su coordinador de campaña y prefirió cuidar su futuro, actuando desde las sombras, con todo y el nombramiento, para evitar la quema.
Roberto había fungido como uno de los tres coordinadores regionales (Jesús Salazar Toledano y Eduardo Robledo Rincón, fueron los otros) al mando de Luis Donaldo Colosio en la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari, además de haber realizado dos recorridos nacionales en su primera experiencia como aspirante presidencial y la segunda cuando optó por la presidencia del partido.
Madrazo Pintado sabía de qué se trataba y con todo y ello, designó a Beltrones Rivera como su coordinador.
El fracaso es de ampliamente conocido, el PRI y su candidato presidencial se fueron al tercer lugar de las preferencias electorales, muy lejano del ganador Felipe Calderón Hinojosa y del segundo lugar, Andrés Manuel López Obrador.
Eso sí, Manlio Fabio Beltrones logró ser senador y coordinador de su fracción en la Cámara alta. Vino la cuarta oportunidad de estratega para Manlio, la que recién terminó como presidente nacional del partido y el fracaso fue de nueva cuenta evidente.
Se propuso que su partido ganara nueve de 12 gubernaturas en juego y solamente consiguió cinco. Pero no fue solamente eso, Manlio mostró que sus mejores tiempos ya pasaron y fue exhibido por el dirigente nacional panista, Ricardo Anaya Cortés, durante un debate televisado.
Después del sonoro fracaso y que se confirmó la debacle priísta, Beltrones en lo que algunos consideraron una acto de dignidad renunció, en forma irrevocable a la dirigencia nacional partidista, eso sí dos semanas después de los comicios.
Manlio intentó salvarse del linchamiento salpicando los actos de gobierno, miembros del gabinete y a los gobernadores como responsables del fracaso electoral.
Beltrones Rivera llegó presionando a la presidencia del partido y se va por presiones, aunque la realidad es que jamás mostró el liderazgo que dice tener.