Personajes de la derrota
Francisco Rodríguez miércoles 22, Jun 2016Índice político
Francisco Rodríguez
Si hay un personaje que se destaque por su ignorancia, voracidad sobre los presupuestos y los “bisnes” al amparo del poder público, capacidad de traición, además de sometimiento a los poderosos, ése es el yucateco Emilio Gamboa Patrón, quien “grilló” las últimas dos semanas a su “hermanito” Manlio Fabio Beltrones, pues se ha propuesto encabezar el PRI.
No es inexplicable su ascenso y permanencia en el sistema. Ascendido a secretario particular del secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de la Madrid, gracias al esquinazo que dio a su protector Alfonso Muñoz de Cote —con intrigas—, tal fue el inicio de su carrera.
Valido de la confianza del colimense, tripuló con saña las débiles agarraderas de su voluntad, para encabezar la feroz persecución y encarcelamiento de Jorge Díaz Serrano, arguyendo que había construido la Torre de Pemex sin autorización presupuestal y, ¡lo peor!, porque había expresado su aspiración presidencial.
Todo se paga. Del mismo modo en que después vendió la cabeza de De la Madrid, para ponerlo en la picota, para cubrir las traiciones y trapacerías con Carlos Salinas de Gortari.
Igual que, ante Salinas, puso “de a pechito” a Eduardo Pesqueira Olea, sacrificarlo políticamente y descartarlo del grupo compacto del chaparrito, para que no le estorbara en los afectos que se desparramaron cuando aquél se cruzó, infamias de por medio, la Banda Presidencial, y así formar el país emblemático del patrimonialismo y la subasta de la soberanía.
De la misma manera en que siendo secretario particular del residente de Los Pinos, capitalizó en su provecho los dineros que el Banco de México destinaba para los gastos del Presidente, un millón de pesos diarios, desviándolos a su bolsillo, y formar una pinacoteca de obras de arte —que no aprecia, sólo atesora como maniaco—, valuadas en 550 millones de dólares por una casa especializada neoyorquina.
De igual forma en que a su paso por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la Lotería Nacional y el IMSS, traficó con todo tipo de influencias y mercachifles, se valió de todo género de estafas para formar un emporio del prevaricato. Un monumento a lo malhabido. Un golpe a los bajos a la legislación vigente.
Por el mismo camino que jefaturó la campaña de Francisco Labastida, sólo para perder y levantarse sobre las cenizas del sinaloense, favorecido por los trastupijes del Pemexgate, dineros del sindicato petrolero que, en menor medida, se utilizaron para financiar la deslucida y fallida incursión de Labastida en los primeros planos de la política. La mayor parte de aquellos cientos de millones de pesos “volaron” a España en la aeronave del editor de una cadena de periódicos, que le debía favores a Gamboa Patrón.
Delitos de la peor ralea, cometidos en complicidad con empresarios, radiodifusores, constructores y “coyotes” de todo género, que le ayudaron a crear una red que continúa usufructuando el presupuesto y las concesiones y contratos de obra pública.
Pederastia, tráfico de influencias, peculado, enriquecimiento inexplicable, colusión de intereses con el narcotráfico y la delincuencia organizada —remember las cajuelas llenas de droga en las patrullas de la desaparecida Federal de Caminos, bajo las órdenes del yucateco; o las ambulancias del IMSS, con semejantes cargamentos, a las que con sirena abierta se les franqueaba el paso—, tanto la criminal como la financiera, fraude a la ley, encubrimiento de todo tipo de actividades ilícitas contra el patrimonio público, desacato, y una lista interminable de delitos se le podrían imputar en cualquier momento. Todos son imprescriptibles, no ha manejado otros modelos el ruin yucateco.
¡Y en sus manos estuvo la legislación del llamado Sistema Nacional Anticorrupción!
Como de raza le viene al galgo e hijo de manchado pintito, el hijo de Gamboa Patrón, el que administra la “pantalla” de sus laboratorios, presume percibir 4 millones de dólares al mes, provenientes de todos los delegados del Sector Salud que patrocina en las entidades de la Federación.
Los altos funcionarios de la Secretaría de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social, el ISSSTE, similares y conexos, tienen que rendirle honores al junior.
Con el mismo descaro con el que su papi, habiendo sido designado coordinador de la bancada priísta en el Senado, ha bajado la cerviz ante Humberto Castillejos Cervantes, para que el consejero jurídico maneje a su antojo el orden del día y la orientación del voto de los levantadedos de la Cámara alta.
Con la desvergüenza de haber aprobado una legislación anticorrupción descremada y anodina, en la que Gamboa se dio el lujo de aprobar una Ley 3 de 3, que obliga a todos los empresarios que sean contratados por el gobierno, a presentar declaraciones patrimoniales, fiscales y de conflicto de interés.
Aceptando explícitamente la “vendetta” de los legisladores contra los empresarios, por culparlos de exigir que los funcionarios le bajaran el gas a la corrupción reinante. Ahora estarán obligados a cumplir exigencias del espíritu de una ley que nació para rasurarle las uñas a los servidores públicos, no para disparar perdigones a troche y moche, a ver quién cae primero.
Cambia con frecuencia de lealtades
Desalmado e impío con sus servidores, Gamboa es el ejemplo típico de cómo pueden crecerle los enanos al dueño del circo. Confiados en su lacayuna obediencia han caído en el desastre todos los jefes y valedores que le han apoyado.
Muñoz de Cote, Borrego, Pesqueira, De la Madrid, Carlos Salinas y Raúl, de los mismos apellidos —el que tuvo la osadía de confiarle todos los secretos de los acuerdos de no agresión, firmados entre el narco, el Ejército, Zedillo, Labastida, Fox y Calderón no han conservado un hueso sano, en todos los negocios en que involucraron al yucateco.
Gamboa Patrón es el símbolo de la metástasis del sistema. Alguien en quien nadie en su sano juicio puede confiar cuando se trata de hacer valer la palabra de honor, el secreto de Estado o sus pesos y centavos. Devora todo, su ambición no conoce límites. Es un francotirador de pura cepa.
Protector de amplias redes de complicidades y triquiñuelas, siempre y cuando lo beneficien. Defenestrador público y criminalizador de los luchadores sociales. Torcedor profesional de leyes que puedan favorecer a grandes segmentos de población. Encubridor de delincuentes.
Gracias a personas de esta calaña, el PRI ha naufragado, sólo faltan sus exequias. En ellas, a nadie podrá caerle por sorpresa que Gamboa Patrón pueda manejar las palas del enterrador, o que, en el peor de los casos, el verdugo le encargue decir en su nombre, el discurso del requiescat in pace. Es su naturaleza.
Índice Flamígero: Muy cercano al secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, el banquero Eduardo Amerena Lagunes, tomó posesión, la semana pasada, como nuevo coordinador ejecutivo del Auditorio Nacional, donde se desempeñaba diligentemente Gerardo Estrada -mi maestro de Ciencia Política en la FCPyS de la UNAM. Amerena, recuérdese, fue aquel que en 1994, protegió a la familia de Ernesto Zedillo, entonces presidente electo, pues sus familiares no cumplieron con los contratos con que se habían beneficiado; el mismo que, en 1999 censuró la película “La Ley de Herodes”, desde la dirección del IMCINE, a la que lo llevó Tovar y de Teresa. En los corrillos se le menciona, además, como sospechoso del asesinato de su esposa Elizabeth Ane Carswell Prado, en 2008. + + + Don Miguel Ramírez escribe desde Torreón, Coahuila: “A Manlio Fabio Beltrones se le está viendo como el único culpable de la derrota del PRI en las pasadas elecciones del 5 de junio, pero hay más involucrados en ella. Manlio pidió que a algunos gobernantes de este partido se les exigiera su renuncia al cargo, entre ellos Javier Duarte, el veracruzano, porque su desprestigio afectaba enormemente al partido. No se aceptó y ya sabemos qué sucedió en Veracruz. Esto es algo similar a lo que hizo en Coahuila, Humberto Moreira, quien endeudó a este estado con 34 mil millones de pesos. Los dos gobernadores, Duarte y Humberto Moreira son intocables. La mayoría de los medios callan sobre estos hechos de Duarte y Moreira, pero se logró que renunciara Beltrones por la reciente derrota del PRI.
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