Gobernar desgasta
¬ Augusto Corro lunes 20, Jun 2016Punto por punto
Augusto Corro
En las recientes elecciones, el Partido Acción Nacional (PAN) ganó siete gubernaturas: cuatro sin alianza y tres con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), como dama de compañía.
Se trató de una victoria que sorprendió a los propios blanquiazules y a la clase política que no esperaba ese campanazo político. El blanquiazul recobró una fuerza que perdió en años recientes y que actualmente lo tenía sumido en una crisis profunda.
Al obtener ese triunfo inesperado, Acción Nacional tendrá más apoyo y presencia en la justa electoral del 2018.
Sólo que el partido tendrá que demostrar que sus flamantes mandatarios estatales sí lograron gobernar.
Porque los mexicanos tenemos las amargas experiencias de los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón.
El primero logró vencer al Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero no supo dar el cambio para que México saliera de la pobreza.
El segundo decidió declararle la guerra al crimen organizado, con los resultados que todos conocemos: más de cien mil muertos, miles de desaparecidos, etc.
Se trató de dos sexenios de estancamiento económico, de violencia, impunidad y corrupción. Aquellos panistas que anteriormente se desempeñaron como gobernadores, en nada se distinguieron. Al contrario, no faltó quien todavía enfrenta problemas con la justicia, debido a su conducta al margen de la ley.
Tal es el caso del ex gobernador sonorense, Guillermo Padrés, de extracción panista, quien es investigado por “lavado” de dinero.
Como se ve, la lucha de los blanquiazules para llegar al poder es intensa, incansable, pero una vez que lo alcanzan se les diluye en las manos.
En términos concretos se puede decir que no saben gobernar. La victoria múltiple en los estados provocó euforia a los panistas; pero a otra parte importante de la sociedad la llevó a pensar que los siete gobernadores, debido a sus orígenes y a la actuación de sus antecesores en el poder, no garantizan un buen gobierno, porque ya quedó demostrado.
EL PRI CAPITALINO
El PRI capitalino pasa por una situación compleja. Como partido político en un asentamiento humano, como es la Ciudad de México, casi no se nota. Su presencia es neblinosa. No tiene el empuje, ni el arrastre entre la sociedad, como ocurre con los partidos de izquierda.
En las elecciones recientes, las ganancias en las urnas son raquíticas. Como si el partido tricolor no estuviera en condiciones de enfrentar una lucha política de alto niveles.
Se supone que el PRI tiene los suficientes recursos humanos y económicos para hacer frente a sus adversarios políticos en cualquier terreno de la política, pero no ocurre así.
Por ejemplo, el domingo pasado se votó por los diputados que formarán la Asamblea Constituyente y fueron el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) los que se llevaron los primeros lugares.
El PRI quedó en la cola, como premio de su apatía por la lucha electoral, que en la Ciudad de México no es nueva. Ya en otras elecciones, por ejemplo en la competencia por el poder del gobierno capitalino, nunca logró ganar.
En su mejor época, el PRI capitalino estuvo dirigido por Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien tuvo que dejar el cargo, debido a los señalamientos de formar parte de una banda dedicada a la trata de blancas. Ahora, esa institución política local se encuentra encabezada por Mariana Moguel Robles, una joven que no parece entender las necesidades de su partido.
Ella es hija de la controvertida Rosario Robles, que de origen perredista, logró colarse en el gabinete federal. ¿Fue la influencia de la señora la que ayudó a Mariana a obtener el cargo? Esa pregunta solamente ellas, Mariana y Rosario, la pueden contestar.
Lo que se ve ahora es una lucha sin cuartel entre la izquierda en la Ciudad de México, entre morenistas y perredistas, sin la presencia fuerte o importante de otros partidos políticos, incluido el PRI.
¿A los tricolores no les interesa el poder en la Ciudad de México? Parece que no. Por lo menos así lo demuestra Mariana.
CHIAPAS, EN CONFLICTO
En Chiapas los pleitos entre las policías y los manifestantes son hechos cotidianos.
El gobernador, Manuel Velasco Coello, poca atención presta a la solución de los múltiples problemas que tienen azorados a los chiapanecos.
¿Será cierto que quien hace las funciones de gobernador es doña Leticia Coello, madre del mandatario?
Hay quienes aseguran que así es, porque el conflicto magisterial continúa, sin posibilidades de un arreglo.