La devaluación del peso
Francisco Rodríguez jueves 16, Jun 2016Índice político
Francisco Rodríguez
La falta de interlocutores válidos, la abundancia repentina de textoservidores ramplones que babean la rienda de mandones, desgaja a diario las posibilidades del sistema para ofrecer respuestas inmediatas a los desafíos que impone gobernar a más de 120 millones de mexicanos.
Cada vez que alguien abre la boca para responder los ataques sobre la ineficiencia, veracidad de los funcionarios más “picudos” del régimen, riega el tepache, recibe una andanada monstruosa de invectivas y serias descalificaciones, que acaban por sepultar cualquier intento de comunicación. Y tienen razón los descreídos.
Nadie ofrece soluciones sensatas, mucho menos veraces, a cualquier señalamiento sobre el rumbo truncado de alguna medida.
La opinión pública ha optado por escuchar las palabras del borracho con oídos de cantinero, por decir lo menos.
Como decía el gitano: ninguno sirve pa’na, pa’na y pa’ná.
Conceptos de buen manejo de la cosa pública, como credibilidad, confianza, legitimidad, acierto gubernamental, apoyo de la sociedad… han sido borrados del lenguaje cotidiano, no sólo por los factores reales de poder, ni sólo por los grupos afectados, sino por la inmensa mayoría de los mexicanos, arrasados en sus más elementales derechos.
No quedan bien ni con tirios ni con troyanos. Inusitadamente, los empresarios de Coparmex se manifiestan indignados en el Ángel de la Independencia. Los obispos católicos y evangelistas desahogan su furia en cuestionamientos sobre la sexualidad de los gobernantes. Los delincuentes organizados se carcajean ante las amenazas de sus cómplices.
En este palenque, todos luchan contra todos
Unos protestan contra reformas anticorrupción que no parecen, ni son. Otros se indignan por la violación de compromisos y de palabras empeñadas sobre objetivos comunes. Los más peligrosos se solazan ante un grupo en el poder que quitan el fuero a una diputada local y la entrega a la justicia sólo por visitar en la cárcel —aparentemente con papeles falsos— a un trasegador, pero no sabe qué hacer con los narcos que le devuelven los jueces gabachos.
En este palenque, todos luchan contra todos. Cada quien opina con desvaríos peligrosos, porque no se ve una sola mesa de apuestas, ni hay quien cante al ganador de las peleas. No hubo gallos, y nadie les ha avisado del cambio de programa.
Lo peor, es que entre los responsables de los temas más delicados del acontecer nacional, se practica no sólo la insolencia política de teléfonos descompuestos, sino el lenguaje de Ollendorf, aquél que se da entre un grupo que opina de algo, mientras el aludido responsable contesta con otra respuesta que no viene al caso.
El colmo de la impericia es que los más sesudos funcionarios acaban de utilizar todo su poder mediático, en los rotativos financieros para exponer, con inusitada seguridad, como si estuvieran pontificando ante arrieros extraterrestres, un gazapo de marca mundial:
Que el precio del dólar “se disparó por el Brexit” —es decir, el debate dentro del Reino Unido para decidir si Inglaterra permanece o no como miembro de la Unión Europea— y porque “Trump avanza en el camino a la presidencia de Estados Unidos” (!).
Abundan en ese orden de ideas, argumentando que “el peso fue la moneda más depreciada en mercados emergentes. Llegó (el martes) a las 19.30 unidades en ventanilla (y el euro, a 21.51), con lo que acumula una depreciación de 3.83 por ciento en tres días… en las aperturas de hoy, las Bolsas de Asia bajaban, al igual que el peso, en operaciones electrónicas” (?). ¡Qué friega les estamos dando a los asiáticos!
Siempre recurriendo a las imitaciones extra lógicas, aquéllas extrapolaciones que se mezclan en las oficinas de los publirrelacionistas y se fuerzan para compararse con realidades demasiado ajenas e inconexas con las causas reales de la debilidad de nuestra moneda, debida a los constantes errores en la conducción gubernamental.
No se refieren jamás los funcionarios financieros a la realidad más aparatosa: el peso ha perdido su valor de una manera inaudita: en tres años se ha devaluado casi al 50% con relación a su moneda referente, el dólar gabacho. Una de las devaluaciones más escandalosas del mundo.
Sólo falta que los titiriteros de la comunicación le echen la culpa de la depreciación repentina a que en la masacre de un desquiciado “islamista” en un bar gay de Orlando, Florida, fallecieran cuatro mexicanos. Tan fácil que es discernir, para cualquier persona medianamente informada que ésas jamás podrán ser las razones.
No bromeen, no es el Brexit: éstas son lascausas
Para ellos, no son factores de la devaluacion del 50% de la moneda, el aumento de la criminalidad, la falta de garantías a la inversión, las ejecuciones del Ejército y la Armada, la fuga de 200 mil millones de dólares de capital.
¿Por otro lado, por qué no se acepta que el valor de cualquier moneda, de cualquier país, está ligada al precio internacional de su producto emblemático? La relación biunívoca entre el precio internacional del peso y el del barril de petróleo es tan cierta como ignorada por nuestros “dirigentes”. Es tan grande como la mentira prefabricada de los financieros corruptos mexicanos.
Pero no. Se aferran en el desaguisado, mientras en el escenario continúa el juego de Juan Pirulero. Creen que la respuesta correcta es que la Comisión Nacional de Hidrocarburos publicite que “la solución a los problemas de la industria petrolera se encuentra en las aguas profundas del Golfo de México”.
¿Por qué se ufanan de que “15 firmas extranjeras de todas las grandes operadoras del energético han mostrado su interés por participar en la Cuarta Convocatoria de la Ronda Uno, debido a los precios actuales del petróleo, (pero) que el gobierno ha sido cauteloso en este proceso”, como dice el secretario de Energía?
Pedro Joaquín Coldwell, sí, el mismo que aceptó hace dos semanas que sólo existen reservas petroleras en México para seis años más, es el encargado de engatusar con el garlito de que Pemex anda buscando socios para inversiones de riesgo en la exploración y explotación de aguas profundas del Golfo de México.
Eso cuando, hace dos días, la revista especializada Expansión reportaba que “Pemex sigue en espera de conseguir su primer convenio para la exploración y explotación de un campo en aguas profundas, oportunidad que le otorgó la reforma energética para asociarse con empresas privadas, ya que hasta la fecha no lo ha logrado concretar ninguna no obstante de tener una lista de 34 proyectos desde agosto de 2014”.
Nadie quiere hacer tratos con los corruptos mexicanos.
El mismo que exclamó a todo pulmón que la inversión petrolera de participantes extranjeros y nacionales en el sexenio de la mayor subasta iba a estar cerca de los 120 millones de dólares, una cifra que en términos de cuentas nacionales, no alcanza ni para los cacahuates.
Devaluados pesos no pueden comprar tecnología
Como si la tecnología de punta que utilizan las grandes trasnacionales pudiera pactarse en devaluados pesos. Como si los prestanombres mexicanos pudieran establecer condiciones para poner su dinero, frente a gigantes que utilizan miles de técnicos de primer nivel para explotar, desde hace muchos años los depósitos nacionales de hidrocarburos.
Por obra y gracia de la reforma energética, lo único que necesitan las trasnacionales es el nombre de algún testaferro protegido por el régimen, para continuar explotando los pozos aledaños al viejo Cantarel, que de tantas desgracias nos salvó.
¡Si ellos los descubrieron! Si ellos son los que siempre los han explotado. Chevron, Shell, British Petroleum y Pride International han sido los beneficiarios de las aguas profundas del Golfo.
Los convenios para pactar acuerdos sobre tecnologías de ese ramo, han resultado pamplinas engaña bobos.
La British Petroleum se dio el lujo de ensuciar el Golfo de México con derrames truculentos durante el sexenio panista, que nunca fueron investigados por el calderonato, a pesar de la inmunda contaminación que causó.
Las grandes empresas cobraban, cada una, medio millón de dólares mensuales a Pemex para cubrir su pantomima, por rentarles plataformas para la exhibición pública de supuestos trabajos heroicos para extraer bitúmenes de aguas profundas.
Pemex nunca ha sacado un barril de petróleo de aguas profundas… ni lo sacará, como dijo “Don Teofilito”.
Les toca ser los payasos internacionales de esta feria de mentiras en las que se envuelve la vergüenza petrolera nacional.
La subasta a rajatabla de nuestro patrimonio.
¡Y ahora quieren echarle la culpa de la devaluación al Brexit británico y a la campaña del lenguaraz Donald Trump!
Por ese camino, los pesos, los sufridos “huachinangos” que, a mitad del “gobierno”, están a cincuenta centavos, tienden a desaparecer cuando se acabe el llamado sexenio.
¿Quién les cree? ¡Por Dios!
Índice Flamígero: ¿Quiénes votaron contra el PRI el domingo 5 de junio? Aquí hay miles más: “Las empresas del sector energético que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) perdieron 9,551 puestos trabajo durante 2015. La destrucción de empleos se perfila como uno de los daños colaterales del descenso en el precio del petróleo.” + + + Y lo que sucede extra estadios en la sede de la futbolera Copa Europea no es para soslayarse: en la Gran Albión crece el descontento ciudadano por el maltrato -dicen ellos- que sus hooligans han recibido por parte de los aficionados de otras escuadras y, lo peor, de la policía francesa. Quienes apoyan separarse de la UE, hasta ahora, van arriba en un 10%, lo que en Escocia ven con agrado, pues ya sin el apoyo de la ex Comunidad, Inglaterra será piece of cake para sus afanes independentistas. Gran Bretaña perdería, así, el preciado petróleo del Mar del Norte… y sería pretexto ideal para que el dólar se elevara, aquí, a 30 pesos por unidad. Cómo están las cosas…
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