El léxico de la contaminación
¬ Augusto Corro miércoles 15, Jun 2016Punto por punto
Augusto Corro
La contaminación ambiental se encuentra en índices altos, que ponen en riesgo la salud de quienes vivimos en la Ciudad de México. Eso todo mundo lo sabe.
Sin embargo, algunas autoridades no quieren entenderlo y en su empeño por defender su chamba ofrecen información amañada.
Por ejemplo, Julio Sánchez Tépoz, titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) sostuvo que no hay muertes de personas sanas asociadas a los altos índices de contaminación ambiental que se han registrado en las últimas semanas en la Ciudad de México y Zona Metropolitana.
Para el funcionario no es suficiente el daño que causa el aire maloliente que respiramos los habitantes del Valle de México y que tarde o temprano repercutirá en nuestra salud.
QUE NO HAY MUERTOS
¿Qué no hay personas muertas por la contaminación ambiental? Quizás el tal Sánchez Tépoz espera que ocurran muertes fulminantes de la gente, en plena vía pública, como atacadas por un rayo. Alguien tendrá que decirle a ese funcionario, que los daños por el aire contaminado afectan directamente a nuestros pulmones. ¿Esto quién lo duda?
Lo que ocurre con Cofepris, es lo que sucede con tantas oficinas gubernamentales que sirven de adorno, como fuentes de empleo para los políticos o sus amigos.
¿De qué sirve la información en 16 unidades centinelas de Cofepris en la capital del país y cinco entidades conurbadas para determinar las contingencias ambientales? De nada. Como si ni existieran. ¿O ayudan en algo?
Seguramente a Sánchez Tépoz no le preocupa levantarse a diario con la capa de smog sobre su cabeza, y como no ve muertos a su alrededor, piensa que no pasa nada. Mientras en un sinnúmero de personas se incuban males o se agudizan éstos en los que ya padecen enfermedades pulmonares.
LA CONTRADICCIÓN
También dijo: “Se están tomando acciones rápidas para que las condiciones de salud de las personas que ya tenían enfermedad respiratoria no se agudicen”. Explicó que al año 22 mil mexicanos fallecen por causas asociadas a la contaminación ambiental; se refiere a aquellas que tienen alguna enfermedad previa y cuya situación puede complicarse, incluso hasta llevarles a perder la vida.
O sea que no, pero sí. ¿O qué quiso decir Sánchez Tépoz?
Los jefes del titular de Cofepris no deberían mandar a la guerra a un funcionario inepto a enredar el complejísimo tema de la contaminación ambiental en el Valle de México.
Para empezar, se trataba de una problemática en la que participan factores diversos: geográficos y climatológicos, por parte de la Madre Naturaleza, y por parte del hombre, la densidad poblacional, los automóviles, los camiones de carga, las fábricas, las gasolinas, los centros de verificación, etc. Estamos fritos.
Si a toda esa problemática contaminante se le agregan la ignorancia, la mala voluntad, o la incapacidad para resolverla, lo único que se me ocurre sugerirle a usted, amable lector, es comprar un tanque de oxígeno portátil, como la única medida efectiva para contrarrestar los efectos del smog, o de las partículas de quien sabe qué materias, que amenazan con dañar nuestros pulmones y que flotan incontrolables por todas partes. De funcionarios como el titular de Cofepris, no espere nada. De plano.
FOX, “EL VULGARCITO”
En fechas recientes el ex presidente Vicente Fox optó por enfrentarse a Donald Trump, virtual candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos.
El pleito de comadres va y viene. Fox ataca y Trump contesta y viceversa.
En el último pronunciamiento de Fox, éste cayó en la vulgaridad, pues utilizó sus manos para manifestar una señal obscena (pintó dedo) y palabras soeces, propias de un carretonero.
No nos extraña del guanajuatense ni sus manifestaciones de patanería pura. Y pensar que fue el presidente de México. Vaya tipejo. ¿Ya se le acabaron los argumentos a Fox y cayó en la vulgaridad?
Que las líneas anteriores nos sirvan de introducción para explicarnos la conducta de Fox. Y no encontramos otra razón que la promoción a su nueva chamba de entrevistador.
El ex mandatario tendrá un programa en la televisión todos los martes, seguramente relacionados con temas del mundo de la política.
Y que mejor publicidad que la del escándalo para llamar la atención. Nos queda claro que Fox, un mercenario de la política, no se respeta a sí mismo, ni nunca tuvo el interés de darle dignidad al cargo de presidente de México. Por eso estamos como estamos. Fox no tiene nada que lucir como entrevistador. Ni hablar. El mundo está de cabeza. No hay otra explicación.