Deuda con la ciencia
Francisco Rodríguez miércoles 15, Jun 2016Índice político
Francisco Rodríguez
Desde que México existe tiene una gran deuda con la inversión en ciencia y tecnología. Las becas, emanadas de nuestros impuestos y presumidas en todos los tonos, no tienen nunca un destino específico que ayude a la elevación y al mejoramiento constante de nuestro nivel de vida.
Casi siempre van a parar a las maletas de los favoritos y los cortesanos. El Sistema Nacional de Investigación es una cofradía de aprovechados y lenguaraces. Las exposiciones artísticas y científicas contratadas en el extranjero para mostrarlas al público en México, son tan sólo una oportunidad para obtener canonjías y moches. Ciertas universidades e institutos de educación superior dependientes del Estado se manejan como bolsas de compensación, adonde van a dar todos aquéllos que compitieron por acceder a un cargo público y fueron relegados. Un auténtico cajón de sastre de políticos frustrados y revanchistas.
Presupuesto de 0.05% para investigación
Es una de las grandes vergüenzas nacionales. Conocemos casos de muchachos egresados con licenciaturas de educación superior en todas las regiones geográficas que, cuando llegan de braceros intelectuales a Europa, son tratados como egresados escolares con un nivel de bachillerato básico. Mientras, el sistema educativo agoniza y depreda.
Algunas mentes destacadas, al fracasar en su ingreso al mercado laboral europeo, deben ponerse a estudiar con ahínco y coraje para poder, después de varios años, ser empleados en cualquier materia. El país no direcciona ningún sistema de calificación extrafrontera, porque simplemente no tiene dirección y no da para más.
Sin embargo, los consentidos de la Secretaría de Cultura, el Conacyt y demás fardos burocráticos, aunque no sepan hacer más que viajar con grandes comodidades -para gastar los estipendios y sus bien remunerados viáticos- ayudan a desfondar una bolsa presupuestaria que no representa ni el 0.05% del Producto Interno Bruto.
El sistema se ha encargado de crear una casta de protegidos culturales y científicos que rebasa cualquier imaginación, que destruye cualquier paciencia. Impaciencia que acaba con el desarrollo y los proyectos a futuro de cualquier país, así se llame México, y como México no haya dos. Son como leña de pirú, que no sirve ni pa’ arder, nomás para hacer llorar.
En contraste dramático, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años y se debe a la angustia existencial que se experimenta ante la falta de oportunidades y la distribución inequitativa de las mismas, entre los recién egresados de “instituciones de excelencia”, como se autocalifican nuestras escuelas “patito”.
La reforma educativa se niega a confrontar con cualquier oposición. Nadie sabe hasta la fecha qué es.Sólo se sabe que se originó en la mente de Emilio Chuayfett para concentrar las nóminas de los pagos magisteriales de todo el país y hacer sudar los intereses mensuales de las mismas, para solventar los gastos de todo tipo. Todo un Récord Guiness.
Mientras, nadie está para explicar a los causantes y contribuyentes fiscales mexicanos el sentido de una reforma educativa..
Pese a todo, 70 ilustrados mexicanos en el CERN
Sin embargo, es una gran satisfacción enterarse que al margen de cualquier intención o programa gubernamental, 70 intrépidos jóvenes mexicanos trabajan codo a codo con las mentes más brillantes de la Tierra en el proyecto “Alice” de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN).
Entre ellos, Ildefonso Monzón, Isabel Pedroza, Indara Sánchez, Severiano Carpinteyro y Cecilia Uribe, en principio egresados del Instituto Politécnico Nacional, la UNAM, la Universidad Autónoma de Sinaloa, la BUAP y otras, echaron por el saco a los recomendadores de toda estofa y emprendieron un camino hacia la gloria científica de todos los tiempos.
El afamado CERN es el mayor laboratorio de investigación física de partículas a nivel mundial, ubicado a cien kilómetros de profundidad en una longitud de 90 kilómetros, entre las fronteras de Suiza y Francia. Uno de los proyectos científicos más grandes del CERN es el Gran Colisionador de Hadrones, un acelerador a velocidad luz de protones e iones pesados, que tiene como objetivo investigar las grandes incógnitas de lo existente.
El significado real de la masa cósmica, el número exacto de las partículas del átomo, la materia oscura, es decir, el 95% del cosmos, que no se ve y nadie sabe qué es. Además, recrear las condiciones en que se generó el famoso “Big Bang”, hasta hoy considerado como el origen de los “hoyos negros” y de la vida, según el gran Stephen Hawkings.
Desarrollaron una maravilla
Los 70 jóvenes mexicanos que se desarrollan a nivel ejecutivo en los departamentos experimental y técnico del CERN diseñaron y elaboraron una maravilla científica: el plástico centelleador, que se utiliza en todo el mundo para integrar la fibra óptica a todos los avances de las terapias de hadrones, como la lucha eficaz de las terapéuticas modernas contra el cáncer.
Los esfuerzos de estos investigadores culminaron con el descubrimiento del Bosón de Higgs, o sea, lo que fue llamado “la partícula de Dios”, a base de lograr las colisiones de partículas atómicas más violentas que se hayan llevado a cabo en cualquier laboratorio.
El iniciador de esta investigación, el físico inglés Peter Higgs, fue laureado con el Premio Nobel de Física en el año 2013. Después de que, junto con sus colegas, en el intercambio de experiencias en redes digitales, contribuyeron al descubrimiento de la gran supercarretera del internet, sin la cual no se entendería ningún avance moderno.
Nuestros próceres no entienden
Los científicos mexicanos, desdeñados por nuestros próceres, han dado conferencias magistrales a todos los investigadores del planeta, y han llegado a establecer que el universo no es un gas, como lo sostenían hasta hace poco los talentos lúcidos, sino que es un líquido perfecto.
Lo que hemos llegado a saber los humanos, es sólo una gota, comparada con un océano de ignorancia sobre el funcionamiento de la vida y del universo. Albert Einstein llegó a decir: “Cada día sabemos más y entendemos menos”.
¿Imagínese usted, entonces, qué pasa en el cerebrito de quienes —The Economist dixit— “no entienden que no entienden”.
Mientras, ¿tendremos el valor y la calidad necesarios para reconocer el talento, la imaginación y la creatividad de los 70 jóvenes mexicanos que nos han dado una lección de temple y dignidad nunca antes vista?
O seguiremos como los cangrejos en la cubeta: jalando hacia abajo a los avezados que tratan de salir del encierro? La pregunta capital, empero, es ¿somos un país de pelmazos? Índice Flamígero: Tiene merecimientos sobrados el doctor Rafael Reséndiz Rodríguez, adscrito al Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, para ser el próximo director de mi Alma Mater, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. + + + Gasolinerías, empresas que dan préstamos a burócratas —a quienes luego rescatamos con nuestros impuestos— son algunos de los “bisnes” del impresentable diputado del Panal, Bernardo Quezada, exhibido apenas por el Miami Herald con la compra de casi una docena de condominios en Florida. ¿Sigue siendo el consentido del “líder” del SNTE, Juan Díaz? + + + Por cierto, el hidalguense ya adoptó la ñoña estrategia de El Niño Nuño: pegarle a AMLO con el único objetivo de colgarse de su popularidad. ¿Le funcionará o resultará desplumado? ¡Cierren las puertas, señores!
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