El ojo por ojo
¬ Augusto Corro martes 14, Jun 2016Punto por punto
Augusto Corro
La población se hace justicia con su propia mano cuando ve que las autoridades no les brindan seguridad.
En México en los últimos años se intensificó la delincuencia que no tiene freno en cometer toda clase de delitos: asaltos, extorsiones, secuestros, etc.
Temerosos cansados de ser víctimas de ladrones y asesinos, la sociedad responde con violencia, incluidos los linchamientos.
En el año pasado se registraron 62 casos en el Estado de México, Oaxaca y Puebla.
El último hecho violento ocurrió con los habitantes de Yehualtepec, Puebla, que fueron a la comandancia de policía a pedir que le entregaran a un ladrón.
Uno de los pobladores, en medio de la acalorada discusión, accionó una pistola que hirió al detenido, Noé Sánchez Hinojosa y alcanzó a matar al policía que lo custodiaba. Anastasio Poblete Pérez, quien intentó impedir el linchamiento.
Otro caso reciente se produjo en Santiago Atlatongo, en el municipio de Teotihuacán, mataron a golpes a un hombre y a una mujer acusados de secuestro. Un tercer sujeto fue rescatado por los representantes de ley.
Ante esas situaciones de violencia la policía debe responder con celeridad para evitar los linchamientos; pero antes debe revisarse el funcionamiento efectivo y oportuno de las autoridades.
En el caso de Santiago Atlatongo los uniformados llegaron tarde.
Por cierto, el presidente municipal de Teotihuacán, Arturo Cantú, no se encontraba en su oficina, mientras la violencia se desataba en Santiago Atlatongo.
EL SECUESTRO DE ALAN PULIDO
El jugador de futbol soccer, Alan Pulido, de 25 años, fue secuestrado y en menos de 24 horas logró escapar de sus captores.
El plagio ocurrió cuando el joven deportista se encontraba con su novia.
Fueron interceptados por varios sujetos que se lo llevaron a una casa de seguridad.
Los hechos ocurrieron en Ciudad Victoria, Tamaulipas, una de las entidades más violentas del país.
El plagio impactó a la opinión pública que se desbordó en manifestaciones de apoyo a Alan y a su familia.
Afortunadamente, el deportista logró ponerse a salvo, aunque con una lesión en la mano derecha que lo obligó a usar una venda.
Según declaraciones de Alan, aprovechó un descuido del sujeto que lo vigilaba y lo golpeó, luego lo desarmó y con la misma arma del delincuente, le dio un balazo. Además hizo huir a otro secuestrador que se encontraba en el lugar.
A continuación el futbolista hizo una llamada telefónica al 066 para solicitar ayuda, que no tardó en llegar.
En 2010 en Tamaulipas ocurrió el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, candidato a gobernador, a cuatro días de las elecciones.
Ante esa situación, Egidio Torre Cantú, hermano de la víctima, fue designado como aspirante al cargo de mandatario estatal.
Tamaulipas, por su cercanía con la frontera de Estados Unidos, se encuentra asolado por las pugnas internas de los cárteles de la droga.
CALDERÓN VS DUARTE
El ex presidente Felipe Calderón despotricó contra el gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
Se dijo harto de la delincuencia organizada en el gobierno del priísta.
El ex mandatario visitó a Miguel Ángel Yunes Linares, ya gobernador electo de Veracruz.
Manifestó que él combatió con determinación al crimen organizado, a diferencia de Duarte, “cuya policía ha sido entregada a Los Zetas y a otras organizaciones delincuenciales”.
Expresó que el gobierno del mencionado gobernador fue enmarcado por la corrupción, el desvío de recursos, la violencia y el crimen organizado.
Total, el ex presidente asumió una actitud, por demás cínica, para señalar las fallas, errores, del impresentable Duarte.
Ya veremos qué tanto le sirve ese tipo de declaraciones a Yunes Linares, uno de los más golpeados por el sinnúmero de acusaciones en su contra, que van desde la pederastia hasta el enriquecimiento inexplicable.
La pregunta obligada: ¿Se le olvidó a Calderón cómo dejó al país luego de su guerra fallida contra la delincuencia organizada?
El enfrentamiento contra los cárteles de la droga arroja un saldo de más de cien mil personas asesinadas y 25 mil desaparecidas.
En fin, Calderón se dijo harto de una delincuencia que no pudo erradicar debido a su pésima estrategia para combatirla.