¡Vaya días patrios!
Roberto Vizcaíno lunes 20, Sep 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Pasaron los días patrios y el puente vacacional derivado de su celebración. Los discursos quedaron atrás, pero ahora necesitamos ver hacia dónde caminarán las intenciones
Durante la semana pasada, toda, corrió el gran puente del Bicentenario, pero como antaño la batalla entre conservadores y progresistas, algunos abiertamente revolucionarios, fue sin cuartel.
Los discursos, las posturas de las diferentes corrientes se dieron por decenas. De un lado, el del gobierno panista, la ideología dominó los hechos y los conservadores de hoy con Felipe Calderón a la cabeza, nos recetaron a todos los ciudadanos una muestra de su propio antipopulismo que en este caso fue una ofensa a los reclamos de justicia social en todos sus niveles y sentidos.
De entrada nos quitaron el pan (así, con minúsculas), el de comer, el que debiera haber en cada mesa del país, y nos dieron un circo muy caro y ofensivo, lleno de cohetes y juegos pirotécnicos del cual al día siguiente no quedó ni el humo.
Miles de millones de pesos se fueron en eso y ni siquiera nos dejaron al Coloso, para poder lanzarle huevos, de los de comer, de los de gallina.
El Coloso, adjetivo con el cual este gobierno conservador encubrió la verdadera imagen de la estatua de unos 20 o 30 metros de alto y hecha de poliuretano que luego se colocó en el Zócalo en honor del general antirrevolucionario Benjamín Argumedo, a quien en su tiempo le decían El León de Laguna, un sastre y talabartero iletrado quien nació quizá durante 1876, no se sabe si en algún poblado de Tamulipas, Coahuila o Durango, pero que como muchos otros fue arrastrado por la lucha armada.
Su participación en la lucha armada fue muy corta, de apenas 6 a 7 años, y en un principio se unió con los contingentes revolucionarios, pero pronto cambió de bando por más que en un tramo anduvo con Emiliano Zapata.
Los historiadores lo ubican como uno de los que reconoció al gobierno del usurpador Victoriano Huerta y quien anduvo en la contrarrevolución dándole la batalla a Francisco Villa y a las tropas de Venustiano Carranza para finalmente ser capturado por el general Francisco Murguía quien lo fusiló por traidor el 16 de marzo de 1916 en el panteón de la ciudad de Durango, donde al parecer fue enterrado.
Es obvio que para Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública y para su jefe, el presidente Felipe Calderón, la historia del general Benjamín Argumedo no era desconocida. Su motivación para ordenarle al escultor Juan Carlos Canfield hacer la estatua del Coloso con la imagen de Argumedo, que sería la atracción central de la noche del Grito en el Zócalo, surge simplemente de conocer su ideología.
¿Cómo podíamos esperar que estos conservadores hoy en el poder pudieran celebrar el centenario de la Revolución y de la Independencia, cuando su afinidad está más alineada con la monarquía y la antirrevolución?
Colocar al general Benjamín Argumedo en el centro de esta celebración es una forma de decirnos a todos los mexicanos lo que piensan de los reclamos de justicia social, sufragio efectivo no-reelección, de la demanda zapatista de que la tierra es de quien la trabaja y las demás exigencias surgidas de aquellas gestas y que son tan vigentes hoy como antes en México.
Simplemente nos están indicando a todos que todas estas exigencias simplemente no existen para ellos.
Se aprovecharon de la incultura del pueblo para ponernos a Argumedo frente a nuestras narices con todo lo que eso significa y luego desaparecerlo, para que no dejarnos la oportunidad de ir a asestarle cuando menos un jitomatazo que significaría colocárselos a ellos en plena ideología.
Pero eso fue apenas una parte de esta batalla soterrada que aún no pasa a otra cosa, pero que a veces pareciera que rebasa la delgada línea de la gobernabilidad.
De entre todas las voces de reclamo que se levantaron en estos días, quizá la más coherente y persistente, y más importante por la fuerza que representa y por los foros donde se levantó, fue la del coordinador de los senadores priístas, la del senador sonorense Manlio Fabio Beltrones, quien frente a los líderes de los poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo, durante el acto de honor al Bicentenario de la Independencia de México en el monumento a la misma, dijo:
“La independencia nos hizo libres, pero no iguales… las tareas de construcción de una patria libre y feliz no están concluidas. Hoy, tras 200 años de historia, los nuevos olvidados ahora empuñan una espada de apatía e indiferencia a las convocatorias ante la falta de empleo, la delincuencia y la pobreza. Así quieren ser escuchados. Saben que no hay futuro mejor si no es compartido en sus resultados”.
“Convocó a todas las representaciones presentes a iniciar de inmediato un diálogo que derive en una reforma del Estado que derive en la patria que reclamaron quienes iniciaron el proceso de Independencia y luego el de la Revolución:
“Es la hora, sin duda, de los acuerdos políticos y sociales para reordenar a nuestro país y concluir grandes pendientes con nuestra historia. No podemos perder más tiempo.
“Poner orden en México es tener la capacidad de comprender la diversidad y construir en esta divergencia los acuerdos que generen políticas públicas, políticas de estado que trasciendan a los gobiernos en turno.
“La sociedad nos exige sentar las bases de un nuevo acuerdo nacional para hacer efectivos los derechos sociales para todos los mexicanos. Nadie es propietario de la verdad, pero menos los que sólo monologan, ajenos a las dolorosas circunstancias que vivimos.
“Es nuestra obligación dejar atrás cualquier confrontación de grupo para impulsar acuerdos políticos y sociales que logren inaugurar un nuevo eje articulador que nos lleve a los cambios que resultan impostergables.
“El diálogo entre los poderes públicos es una gran oportunidad para superar la profunda brecha que hay entre el México real y el México ideal, entre el México bárbaro y el México moderno, entre la dura realidad de la desigualdad y la impunidad, y lo que establecen nuestras leyes”.
Al intervenir en ese acto, el presidente Calderón aceptó el reto y dijo estar dispuesto a un diálogo inmediato en ese sentido.
Beltrones redondearía su propuesta de hacia dónde debe ir el esfuerzo conjunto entre los poderes en México, al hablar durante la sesión de Congreso en San Lázaro con motivo de los mismos festejos:
“Lo que necesitamos es reordenar a México y recuperar nuestras mejores causas. Con una reforma política, podemos modernizar el Régimen Presidencial Mexicano para acercar las decisiones a la gente, para contar con transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana y un nuevo equilibrio entre los Poderes, que construya gobiernos de calidad, acuerdos y estabilidad. En fin, gobernabilidad.
“Podemos influir en la economía y generar los empleos que nos están haciendo falta, sobre todo en cada una de las regiones del país en que vivimos, si partimos de recuperar el principio promotor y regulador del Estado Mexicano, el que da la certeza jurídica para promover la competencia, sin simulaciones, con calidad, mejor educación.
“Debemos construir las nuevas instituciones reguladoras del Estado Mexicano, que atiendan con certidumbre jurídica las tradicionales veleidades e intereses de los gobiernos en turno.
“Es posible recuperar la seguridad pública, si logramos racionalizar el excesivo número de organizaciones policiales, si hacemos que las leyes realmente se apliquen, las corporaciones se coordinen y desempeñen con un mando unificado y sistemas de información e inteligencia consolidados, todo su trabajo y si se recobra la capacidad del Estado para prevenir el delito y procurar e impartir justicia con un ministerio público autónomo y profesional.
“Podemos reordenar la gestión pública, erradicando la corrupción, la simulación y la opacidad, en cualquier lugar donde se encuentre. Requerimos poner orden en el ejercicio presupuestal, en cómo se ejercen los recursos que son de la Nación y del pueblo, de tal forma que no exista un día del Presidente, sino muchos días en que el Presidente y el Congreso trabajen juntos, interactúen y funcionen mejor, a través de los acuerdos.
“No convirtamos al presente en un ensayo de futuras lamentaciones: podemos empezar a construir hoy un futuro mejor y resolver en la democracia y las libertades, los retos que hoy tenemos”.
Pasaron los días patrios y el puente vacacional derivado de su celebración. Los discursos quedaron atrás, pero ahora necesitamos ver hacia dónde caminarán las intenciones.
Por lo pronto el significado del Coloso no es un buen signo viniendo del gobierno de ultras encabezado por Calderón.
Ya veremos en qué termina todo esto.
Por cierto el Gral Argumedo tiene su corrido ,e inclusive en Carabina 30 30 Villa pregunta «donde te hallas Argumedo tu que nunca tienes miedo».En las batallas fue un valiente entre los valientes.Ademas de ser un idealista,no fue un politico y nunca se enriquecio con la revolucion,es un personaje muy querido en Coahuila,Zacatecas y Durango donde esta sepultado .
Definitivamente el problema del Coloso radica en el desconocimiento de la historia militar del Gral Benjamin Argumedo.El Gral Argumedo peso mucho para bien en la Revolucion Mexicana,lucho junto a Zapata y Villa en la Convencion contra Carranza y al ser vencida la Division del Norte ,Argumedo y los Colorados se convirtieron en el sosten militar de la Convencion,al igual que Zapata,Pascual Orozco jefe de Argumedo desconocieron a Madero por no cumplir sus compromisos cuando este llego al poder,Plan de Ayala y Plan de Empacadora respectivamente,bueno sugiero lean Benjamin Argumedo y los Colorados de la Laguna de historiador Pedro Salmeron Sangines.donde narra la visa militar del Gral, Argumedo.