Ingobernable el PRD
¬ Augusto Corro viernes 10, Jun 2016Punto por punto
Augusto Corro
Agustín Basave analiza renunciar a la presidencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD). ¿Las razones?
La complicada gobernabilidad en el partido, sentirse acotado por las corrientes (tribus) y la “grave” deuda financiera que enfrenta esa organización política.
Aunque esos males que aquejan al perredismo ya se conocían de antemano, Basave pensó que podría superarlas. No pudo.
Tras las elecciones en 12 estados, el PRD tuvo un papel pobre, que gracias a su alianza con los panistas no se hundió completamente.
La coalición PAN–PRD ganó en tres entidades: Veracruz, Quintana Roo y Durango. En las elecciones con candidato propio fue derrotado.
El partido del sol azteca desde su fundación estuvo sometido a la lucha interna de las diferentes tribus que lo integran.
Los intereses mezquinos y la lucha por el poder de las corrientes dividieron al partido que procuraba unirse para presentar un frente común en época de elecciones.
Pero nunca se pudo superar el divisionismo propiciado por la cúpula perredista, encabezada por “Los Chuchos”, de Nueva Izquierda (NI), los verdaderos dueños de esa institución política.
¿Qué puede un dirigente si sus proyectos políticos no le interesan a nadie? ¿Cómo convencer a los perredistas de que las alianzas benefician a su partido? Esta última enfrentó a Basave con los líderes de los demás grupos. ¿Quién tuvo la razón?
Las alianzas se presentaron como una forma de que el partido continúe con su registro, es decir con vida.
Porque en los tres estados que ganó la alianza PAN-PRD, el papel de los perredistas más bien se trató de un apoyo al candidato panista. Fueron los blanquiazules los triunfadores.
En una entrevista efectuada anteayer, el dirigente Basave dijo que analiza su renuncia al PRD y que antes de fin de mes dará a conocer su decisión.
Y sobre la falta de recursos económicos del partido, seguramente quien hace las veces de administrador tendrá que explicar en qué se utiliza el dinero que por millones le regala la sociedad mexicana, a través del Instituto Nacional Electoral (INE).
Un partido político pobre no es creíble en uno de los países, como México, que tiene una de las democracias más caras del mundo.
Después de los comicios recientes y los triunfos que tuvo la alianza PAN-PRD, hay quienes piensan que el PRD bien podría funcionar como apéndice del PAN, hasta para las elecciones presidenciales del 2018. Eso, si el partido amarillo alcanza a salir de su crisis.
EL PESO DE LA FAMILIA
A veces, las relaciones familiares se presentan como un obstáculo. Principalmente cuando se trata de algún político que tiene sobre su espalda la mala fama del apellido. Por ejemplo, en Oaxaca, el candidato priísta, Alejandro Murat Hinojosa, optó porque en su campaña política se usara lo menos posible el apellido de su padre, José Murat, para que no se le identificara directamente con el ex gobernador, quien hizo un triste papel de cacique pueblerino, pero sí con suficiente dinero, para comprar propiedades en Estados Unidos.
Del priísta sólo se leía su nombre Alejandro en los anuncios espectaculares. Muchos oaxaqueños acudieron a votar con la idea de que se trataba de un mexiquense, impuesto desde el centro del país, sin la residencia legal en Oaxaca como exigen las leyes.
En las últimas elecciones estatales, fue en Oaxaca donde milagrosamente ganó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), la izquierda dividida ayudó, indirectamente, a que el PRI obtuviera el triunfo.
Así pues, el cacicazgo de los Murat continuará vergonzosamente en una entidad, donde la pobreza cada vez es más lacerante.
Volvemos al principio. El apellido o la relación familiar tienen efectos, a veces muy dañinos, cuando se trata de relaciones familiares y políticas.
En el Partido Acción Nacional (PAN) que está de fiesta desde el domingo pasado al ganar las gubernaturas en siete estados, regresará a la realidad compleja de la lucha política interna.
Los triunfos panistas se los atribuyen a su líder, Ricardo Anaya Cortés, quien, seguramente, reafirma su anhelo de participar como candidato de su partido en las elecciones presidenciales del 2018.
Así ocurre, desde ahora, se abre una pugna en la que participarán Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón; el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y el mandatario estatal de Guanajuato, Miguel Márquez.
Entre esos cuatro podría encontrarse el abandero panista para el 2018, con toda la lucha que representa ser el ungido.
En este caso, el asunto del apellido también vuelve a representar un obstáculo.
Ya lo dijo el ex presidente Vicente Fox: el PAN ya tiene en Margarita Zavala a su candidata a la Presidencia de la República en 2018, y será difícil que alguien se lo arrebate.
Luego manifestó que la panista hace bien en no usar el apellido de casada, del ex presidente Felipe Calderón, porque sus posibilidades de ganar se reducirían a cero.
Feliz fin de semana.