Muhammad Ali cautivó arriba y abajo del ring
Deportes jueves 9, Jun 2016- Personaje central del siglo XX
Así como detentaba la capacidad para demoler rivales sobre el ring y moverse con gran velocidad, Muhammad Ali, también tenía perfectamente estudiado cómo desaparecer y aparecer una pañoleta entre sus manos.
El considerado más grande pugilista de todos los tiempos apretaba los puños para liquidar oponentes y protagonizar memorables batallas, pero también los apretaba para realizar trucos de magia, su hobby y deleitar a chicos y grandes.
El pugilista afroamericano aprovechaba cada ocasión para hacer magia, lo que pudieron apreciar cientos de personas, entre ellos dos mexicanos que disfrutaron la oportunidad de convivir con él.
“Con Ali conviví muchas veces cuando hubo reuniones del Consejo Mundial de Boxeo, a mí me hizo varias magias, se metía una pañoleta al puño y luego la desaparecía”, recuerda con agrado uno de los máximos ídolos de México, Carlos Zárate.
A horas de que se realicen los funerales privados de Ali en su natal Louisville, Kentucky, “El Cañas” se dijo agradecido por haber convivido algunos momentos con Ali, de quien tiene un recuerdo muy especial, cuando el tres veces campeón pesado estuvo en Cancún en 2012.
“Cuando lo nombraron ‘Rey del Boxeo’ en Cancún había mucha gente formada para saludarlo y él estaba sentado, fui, lo tomé de las manos y le dije, soy Carlos Zárate, Ali, y me apretó, me reconoció, alcanzó a verme pelear y tener un recuerdo de mi”, expresó.
El historiador Víctor Cota, quien acompañó por muchos años a “don José”, también convivió varias veces con Ali, incluso en la casa del pugilista, de quien aseguró “es el más grande hombre que ha tenido el boxeo y uno de los mejores peleadores de la historia”.
Recordó que “era una excelente persona, estuve en su casa con don José en Beverly Hills, ahí con sus perros, nos dio unas exhibiciones de magia, tenía ese hobby”.
Ali, ese que luchó por causas sociales y contra el racismo, el tres veces campeón pesado y quien revolucionó el boxeo, estuvo varias veces en México, en Ciudad Valles, San Luis Potosí, y en la Ciudad de México, “le gustaba la comida mexicana, la comida y la gente lo impresionaron”, recordó.
Ali, quien falleció el pasado viernes, ha sido reconocido con homenajes desde que se conoció la lamentable noticia. Este jueves habrá un servicio privado para la familia y el viernes toda la que gente que así lo desee podrá despedirse de “Él más grande” boxeador de todos los tiempos y acudir a su funeral en Louisville, Kentucky, donde él nació.
Personaje central del siglo XX
Comentaristas en Estados Unidos que rinden tributo al boxeador afroamericano coincidieron en que no sólo fue uno de los grandes atletas de todos los tiempos sino una figura central del siglo XX.
Ali fue no sólo capaz de redefinir el deporte en el que brilló como nadie en la historia, sino que adoptó posturas políticas desafiantes para cuestionar tanto el trato que se les daba a los afroamericanos en Estados Unidos como la intervención militar de este país en Vietnam.
Debido a sus proezas atléticas y sus posturas políticas y sociales, Ali fue durante casi medio siglo probablemente la persona más famosa en el mundo, concitando la admiración de líderes tan inconexos como el Dalai Lama, el Papa Juan Pablo II, Fidel Castro, Nelson Mandela y Martin Luther King.
Ali “fue la más fantástica figura estadunidense de su era, un personaje que se forjó a sí mismo con tanto ingenio físico, desafío político, fama mundial y originalidad pura que ningún novelista que se pueda nombrar pudo haberse atrevido a concebirlo”, escribió David Remnick, editor de The New Yorker.
En un artículo, Remnick, autor de un libro sobre Ali, expresó que tras superar una dura infancia en la segregada comunidad de Louisville, en Kentucky, el boxeador no sólo se convirtió en un campeón absoluto, sino en toda una celebridad.
“Puede decirse que Ali se convirtió en la persona más famosa del planeta, conocido como un atleta supremo con una mezcla misteriosa de poder, improvisación y velocidad, un maestro de la predicción y la sorna en verso, un ejemplar símbolo del orgullo racial”, afirmó.
Remnick recordó que Ali fue muy admirado debido a que resistió ser reclutado para pelear en la Guerra de Vietnam, lo que le costó que durante tres años se le prohibiera boxear, justo en la cima de su carrera, además de duras críticas y constante burlas de la opinión pública.
“Millones odiaron a Ali; él amenazó el sentido del orden racial; él era, en su negativa a conformar ninguna categoría, tan desestabilizador para Estados Unidos como lo fue para muchos pesos pesados” que no comprendían su estilo de boxeo, dijo Remnick.
Al paso del tiempo, no obstante, las convicciones de Ali, que se convirtió al islam y abandonó el nombre de “esclavo” que le había dado su familia: Cassius Clay, le granjearon la admiración y un respeto prácticamente universal.
Por su parte, Robert Lipsyte, del diario The New York Times, consideró que Ali “ayudó a definir su turbulenta era como uno de las figuras más carismáticas y controvertidas del deporte del siglo XX”.
El periodista aseveró que tanto si fuera “amado u odiado”, el tres veces campeón de los pesos pesados “permaneció durante 50 años como una de las figuras más reconocibles en el mundo”.
Por su parte, Sean Gregory, de la revista Time, coincidió en que Ali no sólo fue un atleta que personificó la tumultuosa era que le tocó vivir, sino que él “moldeó” esos años.
“Su objeción de conciencia a la Guerra de Vietnam, y sus razonados argumentos contra un país que luchaba por la libertad al otro lado del mundo mientras que a sus propios ciudadanos negros les negaba sus derechos, llenó de energía a una generación completa”, sostuvo Gregory.