Claman ayuda en Iztapalapa
¬ Salvador Estrada jueves 9, Jun 2016Folclor urbano
Salvador Estrada
Iztapalapa es la delegación de los contrastes. Sus habitantes, en algunas zonas, viven con temor. Las bandas de malosos que atracan en las noches los tiene con “el Jesús en la boca”. Y para su protección tienen a “Los Ángeles Azules”, el gran conjunto musical, y cada año Jesucristo camina en sus calles, al representar la pasión del Mártir del Calvario. Pero lo paradójico de Iztapalapa es su escasez de agua y sin embargo, cada año, en época de lluvias, ¡se inundan las casas!
En este año, 500 fueron las viviendas que se inundaron y sus moradores quedaron compungidos por las pérdidas de sus enseres y tronándose los dedos o elevando plegarias, esperan la ayuda de las autoridades para salir adelante, otra vez, como cada año, según dicen.
Los vecinos gastaron una buena lana en comprar refrigeradores, teles, computadores, hornos de microondas, colchones, salas, por las aguas negras que inundaron sus casas y todo lo perdieron. Y ahora, compungidos claman una justa retribución.
“No evaluaron correctamente los daños, dicen los damnificados y nos quieren dar una bicoca. Tanto trabajo y sacrificio que nos costó hacernos de nuestras cosas y por las fuertes aguas lo perdimos todo”.
De 5 a 8 mil pesos les están entregando a los afectados, quienes señalan que no recompensa sus pérdidas. Reclaman que las autoridades de la delegación hagan un nuevo avalúo y les dan un mejor apoyo económico.
Y ante esa demanda, la delegación, a través de la Oficialía Mayor, está enviando personal para revisar las viviendas afectadas y reconsiderar el monto de la ayuda, a fin de que sea más justo y evitar así que los damnificados hagan marchas y bloqueen la calzada Ermita-Iztapalapa.
Para evitar que en época de lluvias las casas se vuelvan a inundar, la delegada Dione Anguiano tiene que tomar decisiones y organizar acciones preventivas, como desazolve de coladeras y llevar a cabo una campaña para “poner la basura en su lugar”, a fin de que los colonos no la tiren en la calle porque se tapan las alcantarillas.
Si estas medidas no son las adecuadas, las lluvias volverán a causar estragos y será el cuento de nunca acabar que, como dicen los vecinos, cada año es lo mismo. Y doña Dione tendrá que invertir un dineral para mejorar el sistema del desagüe.
Y si la naturaleza se “aloca”, como suele pasar, una tormenta en Semana Santa no la resistiría Iztapalapa y la representación de la Pasión de Cristo se tendría que suspender, aunque por los evangelios sabemos que Cristo puede caminar sobre el agua, en Iztapalapa no se daría el milagro.