Misterio electoral
Freddy Sánchez jueves 9, Jun 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Espejito, espejito: dime quién es el más bonito o en vez de ello, el menos feo.
Esa pregunta bien podrían hacer los políticos mexicanos para saber cuál es el verdadero rostro que develaron de sus partidos políticos las pasadas elecciones.
Y es que los ganadores pecarían de ilusos creyéndose los mejores y no los menos peores.
En ese contexto hay que decir que las extraordinarias ganancias panistas y las abrumadoras pérdidas priístas en materia electoral entrañan una incógnita que no es tan difícil de resolver.
No es que el clientelismo electoral haya dejado de influir en los procesos electorales, sino que el voto libre cuando se expresa le puede dar un giro inesperado a las contiendas políticas en una elección como sucedió el pasado fin de semana.
En la Ciudad de México el apabullante triunfo de Morena sobre el PRD dejó en claro que entre las dos principales izquierdas en competencia electoral, las huestes de López Obrador han superado con mucho a los perredistas en cuanto a la manipulación del “voto duro”, que tanto a los panistas como priístas ni siquiera les interesó movilizar y por lo mismo fueron ampliamente superados por sus adversarios partidistas que resultaron electos para la integración de la Asamblea Constituyente.
Todo eso frente a un abstencionismo electoral de alrededor del 70 por ciento, lo que reforzaría la idea de que cuando el voto libre no se expresa realmente la mayor o menor influencia de las “clientelas electorales” es la que se impone en un elección favoreciendo al partido o grupo político que las manipula.
Dicho pues de otro modo: no es que en la Ciudad de México hayan ganado los mejores o “más bonitos” políticos sino los menos malos y no “tan feos” que tuvieron a su alcance los medios para sacar provecho del “clientelismo electoral” que el PRI y el PAN no fueron capaces de manipular a su favor o bien desistieron de hacerlo en la Ciudad de México.
Esto último obviamente no sucedió en las elecciones en otras partes del país, puesto que el priísmo con sus aliados, por un lado, en tanto los panistas y perredistas, por otro, inequívocamente echaron mano de las “clientelas electorales” que han logrado tener bajo su dominio, aunque ante la expresión del voto libre los resultados electorales en los comicios del domingo estuvieron mucho menos influenciados por la manipulación electoral.
Pese pues al reparto de dádivas y beneficios de distinta índole entre electores cuya voluntad electoral pareciera estar comprada de antemano en una elección, esta fórmula sólo resulta eficaz cuando los ciudadanos por omisos o indiferentes no se apersonan en las urnas, a diferencia de cuando concurren mayoritariamente para elegir a un candidato que a su juicio podría ser el menos malo y no “tan feo” y no el mejor y “más bonito”.
Y eso justamente parece haber favorecido al PAN y perjudicando al PRI en torno a las 12 gubernaturas disputadas, la mayoría de la cuales quedaron en poder de los panistas, amén de otros éxitos o fracasos de ambas fuerzas políticas en las elecciones del 5 de junio.
Así que no ganaron los candidatos más populares, sino menos peores, según el cristal con el que fueron vistos por los electores libres que le cerraron el paso a las “clientelas electorales” de cada organización partidista.
Pensar cualquier otra cosa al analizar los resultados electorales recientes sería buscarle “tres pies al gato” a lo en el pasado tuvo y seguramente para el futuro tendrá las características de un misterio electoral.