Diego contra “El Peje”
Freddy Sánchez jueves 2, Jun 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La enjundia que le diera fama pública como un político de arrestos parece estar de regreso en “El Jefe” Diego.
Prácticamente “apagado” después de su secuestro y eventualmente visto y escuchado largo rato, el panista Fernández de Cevallos, ex candidato presidencial y hombre de grandes polémicas, volvió a tomar la batuta de la crítica con afán quisquilloso y lapidario.
Desde su nueva trinchera en un programa radiofónico “El Jefe” Diego no se anda por las ramas diciendo lo que piensa sobre el mal desempeño público y de los quehaceres políticos.
Apenas hace unos días, se lanzó contra López Obrador, recurriendo sin empacho alguno a su peculiar estilo de otros tiempos, incisivo y tajante.
Lo motejó de mentiroso y perverso, entre otras cosas.
Y es que a decir de Fernández de Cevallos, “El Peje” es un loco que piensa que sólo él es poseedor de la verdad y por lo mismo a quienes no están de su lado los considera parte de una mafia.
Afirmó que el tabasqueño no es capaz de conciliar con grupos ajenos a sus seguidores incondicionales y eso le impide buscar soluciones a los problemas del país, por lo que sigue siendo un peligro para México.
Diego Fernández de Cevallos dio a entender que “El Peje” sólo puede ver cualidades y virtudes en sí mismo y quienes lo apoyan, mientras que a los que están en desacuerdo con lo que piensa los acusa de ser deshonestos y corruptos.
Cuando que a decir del propio “Jefe” Diego, en las organizaciones políticas, empresariales y ciudadanas, hay gente buena y mala.
Y esto último es más que cierto.
No todo lo que brilla es oro en los partidos y asociaciones políticas, ni grupos de negocios, instituciones sociales, congregaciones religiosas y demás órganos componentes de nuestra comunidad.
Diego tuvo toda la razón en señalarlo.
Pero, le faltó decir que incluso esta dualidad de conductas suelen darse en una misma persona. O sea en un político, empresario, pastor de almas, líder sindical, vocero social, comunicador, intelectual, artista o deportista.
La causa de ello, el propio Fernández de Cevallos la esbozó en una ocasión al manifestar que el poder pervierte y corrompe.
Algo que lamentablemente ha sucedido de tiempo atrás y hasta nuestros días en torno a los quehaceres de la política, los negocios y demás actividades económicas y sociales.
Suponer que cada hombre o mujer que se hace cargo de una función institucional o privada, llegando precedido de una honorabilidad intachable invariablemente ha mantenido esa línea de conducta, se antoja francamente infantil.
Las tentaciones del poder cambian a sus practicantes.
No pocos que pudieron llegar con buenas intenciones se corrompieron y actuaron con inmoralidad en el desempeño de sus tareas pudiendo en ciertos casos ocultar sus desviaciones y en otros en cambio como los hechos lo han comprobado quedando expuestos al escarnio público por sus fechorías al descubierto.
Así que en eso de criticar al prójimo los que acusan en cualquier momento podrían ser acusados, porque mucho es lo que no vemos de lo que suele haber atrás de los políticos, cosa que ha venido a recordarnos el zipizape de Diego contra “El Peje”.