Matrimonios o uniones gay: ¿cuestión de qué?
Roberto Vizcaíno jueves 2, Jun 2016Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Desde el punto de vista semántico no puede llamarse matrimonio a uniones gay
- La guerra de los baños, un sesgo del reconocimiento legal de la comunidad gay
La iniciativa presidencial sobre el derecho a las uniones gay ha abierto un debate de gran calado en México.
Los hechos indican que en muchos de los casos ese debate está rebasado por la realidad. Ahí no hay nada que discutir. En otros, sin embargo, no es cosa resuelta. Y tal parece que pasará mucho tiempo antes de que eso ocurra.
Veamos. Un aspecto donde al parecer existe mucho resquemor a reconocer ese derecho es cuando se le califica de “matrimonio”.
Ahí la mayoría de las iglesias y una buena parte de la sociedad entra en efervescencia.
¿Pero por qué si se acepta que se les llame uniones gay y no matrimonios gay?
He escuchado una explicación que pudiera darnos luz al fondo de ese resquemor y que parte de la concepción semántica de la palabra matrimonio que en los hechos se convierte en el eje de toda una filosofía social y religiosa.
Abordado así el asunto de por qué las uniones gay no deben ser consideradas matrimonios gay es fácil de entender, aunque no sea fácil de ser aceptada.
“El origen etimológico de la palabra matrimonio como denominación de la institución bajo ese nombre, deriva de la expresión ‘matrimonĭum’ proveniente de dos palabras del latín: la primera ‘“matris’, que significa ‘matriz’ (sitio en el que se desarrolla el feto) y, la segunda, ‘monium’, que quiere decir ‘calidad de…’, o sea, la aportación de la mujer que contrae nupcias para ser madre.
“En su aspecto natural implica la procreación, es decir, la multiplicación de la especie humana. En su aspecto legal lleva en sí, además del reconocimiento social de esa práctica, una sanción jurídica (matrimonio civil) o religiosa (matrimonio eclesiástico), o ambas, a través de la celebración de uno o varios contratos que incluyen también cuestiones patrimoniales.
“A título comparativo, habrá que considerar también el concepto de ‘patrimonĭum’, derivado de las palabras latinas “’patris’, que significa padre y ‘monium’, que quiere decir ‘calidad de…’, o sea, la aportación del hombre como ‘varón engendrador’ o ‘progenitor’ y de proveedor del sustento de la familia.
“Para efectos de mayor comprensión de la expresión ‘matrimonio’ en su aspecto etimológico es importante tener presente que, en muchas de las lenguas romances, es válido el concepto del contrato de matrimonio considerado por el Derecho Romano, que tiene su fundamento en la idea de la posibilidad de ser madre, que la naturaleza da a la mujer núbil1 , la llevase a procrear una familia.
En contraste con ese concepto occidental podríamos mencionar el caso del idioma árabe, en el que es entendido como “contrato de coito” o “contrato de penetración”, según la traducción de la expresión akd nikah al español”.
En fin, que la concepción semántica de matrimonio anula la posibilidad de ser aplicado a la unión gay porque ni en parejas de mujeres como de hombres se puede dar el caso de la fecundación, como sí ocurre en el caso de la unión de mujeres y hombres.
De ahí, dicen, aclaran, que la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto enviada al Congreso hable de Uniones y no de Matrimonios para gays.
LA GUERRA DE LOS BAÑOS
El viernes 13 del pasado mayo, el presidente de los Estados Unidos Barak Obama emitió un decreto por el cual ordenó a todas las escuelas públicas permitir que sus baños fuesen utilizados por sus estudiantes transexuales “de acuerdo al sexo con que se identifiquen”.
Ese ordenamiento estaba fundado en los derechos civiles y los postulados de la Constitución que indica que “prohíbe todo tipo de discriminación”.
El ordenamiento hizo crisis a fines de mayo en no pocos lugares, pero específicamente en 2:
– En el poblado rural de Green Mountain de Chester, de Vermont, en cuyo Instituto una joven blanca de 16 años de nombre Autumn Jackson pidió que en lo adelante se le considerara como “un chico”.
– Y en Carolina del Norte, donde el gobernador republicano Pat MacCrory simplemente se negó a obedecer el ordenamiento de Obama y decretó que en su estado, los baños deberán ser usados de acuerdo al sexo con que nacieron, no con el que se identifican.
El gobernador interpuso su recurso esta semana ante la Procuraduría General de Texas, y en las siguientes horas y días se le unieron ya los gobernadores de Alabama, Arizona, Wisconsin, Maine, West Virginia, Tennessee, Oklahoma, Louisiana, Utah y Georgia.
El asunto pasó de ser local a convertirse en un asunto nacional porque ya otros estados contemplan unirse al rechazo del ordenamiento de Obama.
Frente a este levantamiento el gobierno de Obama ya amenazó con retirar los fondos federales a los estados e institutos educativos que no acaten el decreto de los baños.
El asunto que ha escalado rápidamente a otros estados ya fue abordado por la prensa norteamericana en su conjunto y ha merecido espacios especiales en The New York Times.
EL CASO JACKSON
En el otro caso, el de Green Mountain de Chster, la joven de 16 años Autumn Jackson dice que cursaba sexto año de primaria cuando se dio cuenta que era en realidad un chico.
Hija de un ingeniero y una asistente social, A. Jackson mantuvo perfil bajo como transexual y siguió usando los baños de chicas hasta hoy que cursa su secundaria y tiene la característica de usar ropa de hombre y tener cabello corto.
Una vez que salió el decreto de Obama, decidió usar el baño de hombres provocando una fuerte reacción entre los jóvenes de su escuela y la población entera.
Cabe mencionar que, en su escuela, como en otras muchas, hay baños llamados “independientes” o no asignados a ningún sexo.
Por ello no pocos se preguntan por qué A. Jackson, a quienes todos conocen en ese instituto como una chica que vestía como chica y participaba en todas las actividades como una chica desde hace al menos 12 años, ahora se comporta como un chico que quiere usar los baños de chicos.
Jackson dejó fríos a media docena de estudiantes que estaban en el baño, tres de ellos frente a los urinarios, cuando decidió entrar por primera vez a esos baños.
Hoy el instituto se encuentra en crisis porque un grupo apoya a Jackson mientras que otros muchos la rechazan. En el poblado el asunto comienza a ser un problema.
Sin duda la crisis de los baños continuará en todo Estados Unidos en las siguientes semanas, meses.
El caso me lleva a una reflexión: ¿una vez que aquí se aprueben las uniones gays y otros derechos para esta comunidad, estará previsto el uso de baños públicos de acuerdo al sexo con que cada quien se identifique? Porque , ¿cómo reconocer sus uniones y otros derechos y no aceptar que los transexuales actúen como lo que ellos creen que son a pesar de que su cuerpo y sexo de nacimiento se lo nieguen?
El tema es de una guerra civil hasta ahora pacífica, pero intensa en Estados Unidos. ¿Cuánto tardará en llegar a México?
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