Cecilia:¿candidata de Espino?
¬ Gustavo Mora viernes 17, Sep 2010Nostálgicos y acelerados
Gustavo Mora
La renuncia de Cecilia Romero Castillo como Comisionada del Instituto Nacional de Migración fue la crónica de un cese anunciado.
Y eso de que deja el cargo para buscar la presidencia del PAN, no pasa de ser una vacilada. A menos que sea la candidata de Manuel Espino y que esté dispuesta a aceptar la derrota anticipada con el candidato calderonista, Gustavo Madero que inclusive ya dejó la coordinación de los senadores panistas.
Conocemos a Cecilia Romero desde hace muchos años. En su paso dos veces por ,la Cámara de Diputados y una por el Senado de la República. No fue una gran tribuna aunque no hay duda de que es una auténtica militante de Acción Nacional.
También Felipe Calderón Hinojosa fue dos veces diputado y jamás cruzamos ni un sí ni un no con ninguno de ellos. Lo que los identifica es su falta de sencillez y excesiva soberbia.
Cecilia Romero Castillo ya no es la mera mera del Instituto Nacional de Migración. Pero no será nunca presidenta del PAN. Menos con las complicadas elecciones que se vienen en el Estado de México, la interna para seleccionar al candidato presidencial y el palomeo de candidatos a diputados y senadores en la LXII Legislatura Federal.
Hay constancia de su paso por el Poder Legislativo por los pases de lista de asistencia y cobro de dietas. Pero nada que la haga recordar como presentadora de iniciativas importantes, ni como brillante oradora en la tribuna.
La Secretaría de Gobernación emitió un breve comunicado sobre su renuncia y no hay nada que insinúe que irá a otra posición. Por lo pronto, ya no estuvo en la lista de invitados a la cena en el Castillo de Chapultepec, ni al convivio en Palacio Nacional. Tampoco se le localizó en los en los balcones de la sede del Ejecutivo en el Desfile Militar del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana.
A la mejor sí estuvo entre los que gritaban los “!vivas!” la noche del 15 de Septiembre.
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No se les dio el mismo trato al “Chapo” Guzmán y Mario Villanueva Madrid cuando ingresaron a Almoloya donde se les exhibió con rudeza innecesaria en el caso del ex gobernador de Quintana Roo. Aparecieron indefensos, sin barba, ni bigote. Mario, sin la cola de caballo que se había dejado crecer. Gritos e insultos a granel. Fue distinto que lo de la Barbie y el Cabezón.
Raúl Salinas de Gortari, en cambio, nunca perdió les moustache que tan pulcramente cuida, lo que sugiere algún tipo de arreglo especial.
Y esto viene a caso por las fotos en las que aparecer El Jefe Diego disque secuestrado. La foto es grotesca porque aparece en camiseta y con los ojos vendados, pero mantiene completas sus barbas tienes.
El bigote de Raúl y las barbas de Diego. Dos casos eminentemente políticos que fueron presentados de otra manera y que siempre dejan en la opinión pública el santo derecho de la duda. ¿Por qué tantas consideraciones en dos casos tan distintos porque Diego no ha sido acusado hasta ahorita de nada, mientras que sobre Raúl siempre recayó la sospecha de la autoría intelectual en el asesinato de su ex cuñado José Francisco Ruiz Massieu?
Los recados de los presuntos secuestradores en los que Diego se queja del abandono familiar y de los amigos, tampoco son creíbles. Nunca se habla de otro motivo que no sea el monetario y hay un trasfondo político más profundo que la Barranca del Cobre en la Sierra Tarahumara o el Cañón del Sumidero, en Chiapas.
¿Bigote a cambio de qué?
¿Barbas por cuál moneda de cambio?
Cecilia, Espino, Madero, calderón, el “Chapo”, Raúl, Diego, Cabezón. Bonitos temas para una columna digna del 16 del septiembre.