Detractores conformistas
Freddy Sánchez martes 31, May 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Salvo sorpresa en contrario la lucha de los candidatos independientes en las elecciones a realizarse este año, parece condenada al fracaso.
El número de contendientes no afiliados a los partidos políticos es menor y pocas sus posibilidades de triunfo.
Las encuestas les son desfavorables y aunque en el pasado reciente los cálculos de los encuestadores fueron un fiasco, ahora todo indica que podrían estar en lo cierto.
Y de ser así, las grandes expectativas acerca de un nuevo avance de los independientes sólo sería un sueño guajiro de quienes repudian a los partidos políticos y desean desde el fondo de su corazón que ocurra una debacle partidista para poner fin a la hegemonía electoral de estas organizaciones.
Una aspiración largamente acariciada en distintos sectores de la sociedad con partidarios en número continuamente creciente.
Cientos de miles o quizás millones de connacionales absolutamente decepcionados de las falsas promesas de bienestar comunitario provenientes de los institutos políticos y candidatos a los puestos de elección popular.
De ahí que la presencia de los independientes en la búsqueda de cargos de gobierno y legislativos constituya la esperanza de un verdadero cambio en los quehaceres de la política sin la intervención de los políticos de siempre.
Claro que esto está lejos de suceder en el corto plazo y tres son las razones principales.
La primera y más importante se debe a las trabas legales impulsadas en el congreso por los partidos políticos para dificultar no sólo la competencia sino el éxito en las lides electorales de los candidatos independientes.
Mientras que los candidatos de los institutos políticos son postulados por consigna y el típico “dedazo”, los independientes son obligados a cumplir estrictos requisitos para poder entrar a una contienda electoral.
La segunda razón que obstruye el camino de los independientes, está ligada a todas esas dificultades para buscar un cargo de elección popular sin la “bendición” partidista y por lo mismo la presencia de candidatos ajenos a los partidos no ha pasado de ser meramente decorativa. Unos cuantos se animan y de esos se podrían contar con los dedos de una mano los que realmente tienen posibilidades de ganar.
Y la tercera razón que imposibilita un auténtico cambio en las contiendas electorales, lamentablemente obedece a la molestia pasiva de toda esa gente que no quiere seguir viendo a los políticos partidistas, una y otra vez en distintos cargos electorales, porque su pasado demagógico y de corrupción los ha hecho perder la confianza social, aunque pese a ello poco o nada se hace para “borrarlos” de la escena política.
Estimular con distintos incentivos a sus clientelas electorales les ha sido más que suficiente a los políticos tradicionales para ganar elecciones y con ello dejar fuera de toda posibilidad de triunfo a los independientes.
Un hecho que está ligado a la insatisfacción de la mayoría con las tareas partidistas sin hacer otra cosa que criticar y vociferar contra los partidos políticos, lo que simple y llanamente convierte a sus declarados críticos en detractores conformistas.