Mediocridad educativa
¬ José Antonio López Sosa jueves 26, May 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Este puño sí se ve”…
Con renovados bríos al estilo de esa letanía combativa de estudiantes y maestros, la CNTE volvió a tomar las calles de la Ciudad de México.
Después de que “el puño” de la ley y el orden los obligara la semana pasada a recular y dejar libres los espacios que habían ocupado, los mentores de la disidencia volvieron por sus propios fueros a hacer lo que acostumbran.
Aunque esta vez sólo se les permitió realizar una marcha sin plantones, con la voluntad institucional de mantenerse firmes en su intención de dar por concluida una era de martirio para millones de ciudadanos afectados por el desquiciamiento urbano provocado por los maestros, cada año.
Lo sucedido en la Ciudad de México puso fin, al menos según parece, a una aberrante tradición magisterial que desde hace décadas por estas fechas sometía bajo su férula anarquizante los quehaceres públicos y privados en la capital del país a lo largo de varias semanas.
Todo indica pues que el chantaje político habitual de los integrantes de la CNTE, (Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación), sencillamente entró en desuso.
Esta vez a diferencia de lo que sucedía en el pasado, los responsables de la seguridad pública pusieron límites a los integrantes de la CNTE para marchar como cualquier otro grupo ciudadano con plena libertad, sin plantones ni bloqueos de larga duración.
Carentes de financiamiento económico y padrinazgos políticos partidistas e institucionales, (salvo aquellos que mostraron su poca solvencia), los dirigentes de la CNTE con unos cuantos miles de seguidores no tuvieron otro remedio que someterse a las reglas impuestas para su marcha.
Puede llegar a pensarse incluso que este será el último “grito de guerra” de los maestros disidentes que ante la reforma educativa en plena marcha, lo único que les queda es someterse a las nuevas disposiciones o resignarse a desaparecer paulatinamente del mapa político nacional.
Como órgano de poder la CNTE dejó de ser lo que antes era.
Y aquellos educadores institucionales que no lo quieran aceptar seguirán expuestos a perderlo todo: empleo, antigüedad en trabajo, beneficios laborales y la posibilidad de recibir apoyo económico que les permita mantener una lucha en las actuales circunstancias condenada al fracaso.
El poder y la fuerza institucional se han convertido por el momento en un valladar inexpugnable para los mentores que se aferran inútilmente a echar para atrás la reforma educativa.
De modo que bien puede decirse que libre de obstáculos lo que el gobierno federal se ha propuesto hacer en materia educativa puede seguir en proceso de ejecución sin más contratiempos.
Claro que llegar al objetivo primordial de elevar la calidad de la educación en México, con profesores dedicados al ciento por ciento en su desempeño educativo, (a cambio de un justo pago), entre otras acciones a poner en práctica con apremiante urgencia, todavía está lejos de alcanzarse.
Mucho falta por hacer aún sin oposición de la CNTE y de no proceder a cumplirse lo prometido, las resistencias al cambio no tardarán en reaparecer y con estas los aborrecibles plantones magisteriales.
Es por ello de vital importancia que el reloj institucional en materia de la reforma educativa prosiga un marcha dinámica y no se detenga ni un momento, entre otras razones porque sería iluso pensar que con lo hecho hasta el momento ciertamente veremos en el corto plazo el surgimiento de una auténtica educación de alto nivel y con ello la desaparición de la mediocridad educativa.