La función docente implica responsabilidad para educar con valores universales
¬ AAPAUNAM jueves 26, May 2016AAPAUNAM INFORMA
Bertha Guadalupe Rodríguez Sámano
Ser académico de la Universidad Nacional Autónoma de México es un gran honor, también es gran responsabilidad, pero además es entregarse en cuerpo y alma al progreso de sus alumnos para prepararlos a su encuentro con la vida profesional, con conocimientos bien cimentados, sin escatimar esfuerzo alguno, promoviendo el desarrollo de las ciencias, artes, tecnologías y humanidades en nuestro país.
En mi mensaje expresado en la Casa Club del Académico el pasado 17 de mayo para celebrar el Día del Maestro, en el que se encontraron representados los maestros universitarios y a la que asistieron autoridades de la UNAM, del ISSSTE, de Sindicatos universitarios y de educación de todo el país, así como autoridades laborales y de derechos humanos del gobierno federal, en donde el rector de nuestra Máxima Casa de Estudios, doctor Enrique Graue Wiechers y la AAPAUNAM entregamos medallas y diplomas al Mérito Académico 2016 a 36 profesores universitarios que se han destacado por su función docente y de investigación y que han puesto en alto valores, principios, lealtad y espíritu de nuestra Universidad.
Deseo resaltar, que el ser maestro no es tarea fácil, para serlo se necesita gran esfuerzo, además de paciencia, dedicación, compromiso, responsabilidad para educar, formar y orientar a los alumnos en los que debe brotar la inteligencia para aplicar con destreza los conocimientos en el trabajo diario.
Por ello, el maestro es un formador de conciencias que lucha contra la ignorancia, aportando elementos para la superación de estudiantes, porque educar no es tan sólo dar carrera para vivir, sino templar el alma para sortear las dificultades de la vida.
Sabemos, que de gota a gota se forma un río, de la misma manera, alumno tras alumno bien enseñado, se forma una patria y así el porvenir está en nuestras manos, está en el caudal de maestros con visión integral de la vida.
De lo anterior se desprende, que bien vale la oportunidad para comprender y trabajar por la gran unidad que debe darse entre la escuela, la Universidad y la comunidad, se debe estar integrado, porque el todo hará que la sociedad se recomponga. En nuestros momentos de nostalgia, cuántos maestros nos llenan el baúl de recuerdos, cuántos maestros influyeron en nuestro crecimiento humano, ellos fueron los que lograron sembrar la semilla de vida en nosotros.
En este momento recuerdo al Secretario General de la UNAM que me antecedió, el doctor Pedro Hernández Silva, quien resaltó en su momento, que “sin marco jurídico se transforma en anarquía, no lo permitamos”. La Universidad es de todos, pero nadie puede disponer de ella para satisfacer sus intereses personales.
Por tanto, les pido a los académicos universitarios, que nos prodiguemos en nuestra tarea diaria, que demos algo más de nosotros para que los jóvenes que fueron nuestros alumnos y la Universidad nos recuerden como personas que supimos cumplir con la sagrada obligación de enseñar, y no olvidemos, que el pesimista se queja, el optimista espera que cambie, el realista ajusta el camino, seamos siempre lo mejor.
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