El día de todo
¬ José Antonio López Sosa jueves 12, May 2016Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
¿Seremos tan inconscientes que necesitamos un día en especial que nos recuerde cada una de las cosas por las cuales sentimos aprehensión, cariño o amor?.
Tenemos el día de las madres, el día del padre, el día del niño, el día de los abuelos, el día del maestro y así podría llenar esta columna enlistando los días que fijamos (o alguien fijó por nosotros) para celebrar o conmemorar algo que queremos -o creemos querer-, incluso hay un día del periodista.
Se nos ha vendido la idea de un día para conmemorar, para rendir honor o tributo, pero ¿es necesario marcar un día en el calendario para tal efecto?
Se es padre y madre todos los días, lo mismo que maestro, cartero, abuelo o periodista. La vida, la familia y los afectos se labran una día tras otro y no uno de cada 365, ¿por qué entonces tener que celebrar un día para cada cosa?
Si se tratara de un simbolismo, de una forma del pensamiento humano que celebra por la vida misma, quizás sería aceptable, pero el día de cada cosa se ha convertido en una razón de compra-venta, en un alimento mercantil para celebrar a la mamá, al papá y al niño al ritmo de las grandes cadenas comerciales, de las grandes marcas y donde un regalo comprado con dinero tiene un valor directamente proporcional a la demostración de afecto.
Un cuarto lleno de globos y un regalo del Palacio de Hierro significa mucho amor, aún cuando quien da y recibe el regalo, quizás no tengan idea del significado de los conceptos amor y felicidad.
De ahí bricamos a otro tema, la felicidad. Estos días de celebración es para hacer feliz -dicen los que saben- a la mamá, al papá, al niño.
Pero, ¿qué es verdaderamente la felicidad?, ¿un desayuno en la cama?, ¿un regalo?, ¿una comida?, ¿una carta? Un muy buen amigo, el arquitecto Pedro Bayona definió en uno de sus libros el concepto de felicidad, de acuerdo a su visión: el conjunto de pequeños momentos felices en un día, eso es la felicidad, estos momentos pueden ser el saborear un café, sentir el viento sobre la cara, mirar una jacaranda floreando, sentir la mano de un ser querido y demás instantes así.
El 10 de mayo es para hacer feliz a mamá, ¿cómo pues?, ¿llevándola a comer?, ¿dándole regalos?, ¿haciendo que nos importa cuando tal vez, muchos de los otros 364 días demostramos lo contrario?
En fin, tenemos un día para todo, ¿por qué englobar a todos en cada uno de los días?, ¿por qué hemos dejado que el simbolismo de un día se convierta en un asqueroso producto de mercado?, ¿acaso quieres a tu madre un día al año?, ¿a tu padre otro?
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