Corruptos incurables
Freddy Sánchez martes 10, May 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Alguien bueno para nada, revoltoso y hablador. Actualmente con habilidades especiales para no ser pillado en sus corruptelas y evitar que lo metan a la cárcel.
Ese perfil es uno de los más apropiados para quienes tienen interés en dedicarse a la política en México.
En lo que los profesionistas con maestrías y doctorados dedicados a este oficio seguramente no estarán de acuerdo.
Pero, ni duda cabe que a lo largo de muchos años un sinnúmero de políticos se han ganado la mala fama de haraganes y sinvergüenzas por una sencilla razón.
Su incapacidad o falta de voluntad para hacer lo que deben en favor del bien común, poniendo de lado intereses personales o de grupo, distraídos como suelen estar en sus constantes jergas demagógicas o pleitos de arrabal cuando no es hacer negocios y grandes riquezas lo único que les importa.
Y justamente a eso se debe que a estas horas sigue sin cumplirse el mandato constitucional de crear cuantas normas legales hagan falta para ponerle un verdadero freno a la corrupción en los menesteres de la política.
El tiempo perentorio para hacerlo se agotó en el Congreso con la terminación del periodo ordinario de sesiones.
Esta semana se sabrá si los diputados y senadores lograr un acuerdo para ir a un periodo extraordinario que tendría que realizarse con el específico fin de aprobar los pendientes legislativos en materia de combate a la corrupción.
El priísmo se ha lavado las manos diciendo que los encargados de las comisiones legislativas no cuentan con los dictámenes de rigor para justificar un periodo extra antes de las elecciones de junio.
Panistas y perredistas por su parte se mantienen en su dicho de hacer alianza para que las normas a aprobar cuenten con herramientas eficaces y no se trate como tantas veces de una normatividad ilusoria contra las conductas deshonestas de los servidores públicos.
Entre las diversas propuestas en el tintero legislativo con la acuciosa mirada de la sociedad civil están en proceso de discusión medidas legales en apariencia sumamente rigoristas que ciertamente ayudarían a depurar de la podredumbre de la corrupción el quehacer institucional.
Todo dependerá de que al llegar el momento de llevar al pleno de las cámaras los dictámenes legislativos, se dé el consenso de la mayoría para realmente sacar adelante las reformas legislativas que no dejen resquicios a los malandrines para seguir dedicados a obtener ganancias ilícitas de sus actividades burocráticas como si no fuera mucho más de lo que se merecen lo que aparte tienen a su merced en grandes sueldos y prestaciones propias de magnates.
Ojalá pues que el suspenso legislativo en espera de las normas legales anti corrupción que el país requiere no se trate de darle largas a la lucha contra la inmoralidad de funcionarios rapaces pensando simplemente en adoptar medidas que poco o nada sirvan a ese fin.
Baste decir al respecto lo siguiente: mucho tienen que hacer los políticos para que tanta gente se quite la imagen que tiene de ellos como corruptos incurables.