“El Chapo”, a otro penal
¬ Augusto Corro lunes 9, May 2016Punto por punto
Augusto Corro
El Señor de los Túneles, Joaquín “El Chapo” Guzmán, tiene nuevo domicilio: un penal situado en Ciudad Juárez, Chihuahua, posible antesala de su extradición.
Inmediatamente surgieron las opiniones sobre el traslado del narcotraficante más peligroso del mundo.
La versión oficial es que el cambio de prisión se debió a medidas de seguridad. La realidad es que donde se encuentre, el capo del Cártel de Sinaloa, siempre buscará la manera de fugarse.
Con recursos económicos de sobra y la ayuda de autoridades, el narcotraficante logró escaparse de dos de las principales prisiones de alta seguridad de México.
LAS FUGAS
La primera vez, “El Chapo” se fugó del penal Puente Grande (Puerta Grande) de Jalisco. Recapturado, fue llevado a El Altiplano, en Almoloya. En Puente Grande (2001) salió escondido en un carrito de lavandería. En El Altiplano (2015), con un alarde de ingeniería, escapó por un túnel que iba de su propia celda a una casa vecina ubicada a kilometro y medio.
Otra vez reaprehendido “El Chapo” fue reingresado al penal de El Altiplano de donde fue enviado a la cárcel de Ciudad Juárez, localizada en una zona compleja, debido a la intensidad del trasiego de drogas. En esa ciudad fronteriza, el Cártel de Sinaloa libró luchas sangrientas contra el Cártel de Juárez, con un incalculable número de víctimas.
CALIFICAN A LA CÁRCEL
El penal federal número 9 Norte de Ciudad Juárez, donde fue reubicado “El Chapo”, forma parte de las 20 prisiones peor calificadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en 2015.
Sus principales problemas son la sobrepoblación, hacinamiento y servicios deficientes para mantener la salud de los internos.
Con el cambio de cárcel de “El Chapo” también se habló de su extradición hacia Estados Unidos.
Las autoridades mexicanas ya dijeron que era inminente enviarlo al vecino país, en el que varios estados lo requieren para juzgarlo por delitos relacionados con el tráfico de drogas. Con una cascada de amparos, los abogados del capo lograron frenar la extradición, no se sabe por cuánto tiempo.
Algunos opinan que antes del próximo verano, “El Chapo” ya podría estar recluido en alguna de las prisiones de EU, en las que las medidas de seguridad y anticorrupción las convierten en verdaderos suplicios.
EL PRD Y SU CUMPLEAÑOS
El 5 de mayo, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) cumplió 27 años de vida. El festejo fue sencillo, sin el brillo y ni la alharaca de otras temporadas, cuando lo dirigían políticos de otro nivel, como Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, etc.
Ahora ese organismo político se encuentra en manos de la camarilla política conocida como “Los Chuchos” (Jesús Ortega y Jesús Zambrano), principales artífices de la debacle que tiene al PRD en el abismo político.
El mencionado partido empezó a debilitarse cuando sus dirigentes cayeron en las luchas internas por el poder. Se reconfirmó que el divisionismo, veneno puro para la izquierda mexicana, actuó sin dilación y con una efectividad sorprendente.
Menos de 27 años fueron suficientes para el nacimiento, desarrollo y casi desaparición de una institución política que prometía mucho en el espectro político mexicano. Las ideas progresistas de izquierda funcionaron cuando la dirigencia de izquierda se apoya en la ideología partidista.
El sueño se terminó y los líderes se olvidaron de principios y convicciones y el PRD empezó a perder clientela. Los pleitos entre las tribus se agudizaron y acontecimientos negativos fueron determinantes para abollar la imagen perredista.
De los pleitos entre familia, López Obrador testigo del mal camino del partido optó por abandonarlo. Con él se fueron otros dirigentes y un sinnúmero de seguidores. Después, Cuauhtémoc Cárdenas renunció al partido que fundó.
Quienes renunciaron al partido, líderes encumbrados o modestos militantes, tuvieron, como denominador común, para dejar el PRD, el entreguismo de “Los Chuchos” al gobierno federal. A lo anterior se sumó su errática política en Guerrero que tuvo el mayor escándalo con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El gobernador Angel Aguirre, de extracción perredista, dejó el cargo tras su fallida administración, tocada por el secuestro colectivo de estudiantes.
El presidente de Iguala, también amarillo, José Luis Abarca, se encuentra en la cárcel, acusado de ser el autor intelectual de la desaparición de los muchachos.
Entre otros factores que afectaron al sol azteca estuvieron la baja votación en los últimos comicios. En su principal bastión, el entonces llamado Distrito Federal, fue derrotado, en los últimos comicios, por su principal enemigo el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuy dueño es el tabasqueño López Obrador.
Para frenar un poco las inconformidades internas, el PRD llevó a su dirigencia a Agustín Basave, un priísta que se volvió amarillo de la noche a la mañana. En fin, mientras el mencionado partido rinda los beneficios necesarios (poder económico o político), “Los Chuchos” lo seguirán al frente. No importa que les quede el cascaron mientras represente un negocio seguro.