El repudio de Alejandro por su padre, José Murat
Roberto Vizcaíno miércoles 4, May 2016Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- La entrevista a Milenio desveló que el hijo no sabe cómo deshacerse del padre
- Alejandro no puede prometer algo inconstitucional y menos cuando aún no es gobernador
- Su corta carrera ha sido al amparo del ahora presidente Enrique Peña Nieto
“Mientras yo esté aquí, mi papá no pisará el estado”.
La contundente afirmación es del candidato del PRI-PVEM y Panal al gobierno de Oaxaca, Alejandro Murat.
El aspirante a suceder a Gabino Cué, pre-sentenciaba así a su padre, al ex gobernador José Murat Casab, a un exilio absolutamente anticonstitucional porque ya antes siquiera de saber si va a ser o no gobernador de Oaxaca, le está negando el derecho del libre paso a su estado natal a quien lo procreó, alimentó, educó, promovió políticamente y enriqueció insospechadamente.
Pero sobre todo, al prometer tal insensatez, Alejandro Murat no sólo muestra desesperación en su intento por desvincularse de la mala fama y pésima historia personal y política de su padre, sino que se suma a quienes consideran a Murat Casab como uno de los peores pillos y depredadores políticos de Oaxaca y los oaxaqueños.
Es decir, nos está confirmado que no le permitirá meter las manos de nuevo en la bolsa de los dineros públicos del estado.
¿no?
Si no, ¿entonces por qué prometer que no lo dejará entrar a Oaxaca durante los 6 años de su mandato?
Como promesa electoral, el anunciar que durante su posible mandato sexenal no dejaría poner un pie a su padre en el estado, califica a Alejandro Murat como simple y llanamente un “mal nacido”.
Ya antes afirmábamos en este mismo espacio que haga lo que haga Alejandro Murat, prometa lo que prometa respecto de su padre y de sí mismo, todo México y más allá –pero sobre todo él mismo-, sabe que la candidatura que ostenta fue producto de un agandalle orquestado por su padre, a quién él ahora repudia.
En los hechos -y por estas promesas y acciones-, Alejandro Murat es ya un hombre derrotado… lo que lo ha devastado ya, es el apellido. Así de simple.
Eso es algo contra lo que no podrá nunca ganar.
Y es que donde quiera que se para, en cuanta entrevista le hacen, el tema es uno:
¿Cómo Alejandro Murat se va a quitar de encima a José Murat y la pésima historia de éste?
Enfrentado a su ineludible origen, Alejandro Murat explica, arguye, razona, promete, asegura, jura que su padre no tiene cabida ni en su campaña ni en su aún incierta gubernatura.
Él sabe que nadie le cree.
Ni siquiera porque el ex gobernador José Murat Casab (luego de vivir libremente en pareja durante muchos años) súbitamente se casó con su pareja de años, la señora Aurora Alcántara, para justificar un largo y muy conveniente viaje de luna de miel que lo mantendría fuera del país durante los meses en que su hijo estaría en campaña.
En conversaciones en corto, Alejandro confirma que no puede hacer nada respecto de su padre:
“Mi padre es mi padre y eso no va a cambiar nunca. La relación familiar se mantiene intacta. Yo le tengo cariño y admiración como hijo, pero políticamente lo más saludable es que haya distancia. La gente tiene que entender que yo soy Alejandro Murat, y sí, José Murat es mi padre y lo será siempre, pero yo tengo otro estilo de hacer las cosas y una forma distinta de entender la política, incluso generacional”, relató a Salvador García Soto, columnista de “El Universal”.
Esa explicación ya era el inicio no de un deslinde imposible, sino de una condena al padre. El repudio. La aceptación a priori de una derrota ineluctable… (algo contra lo cual no puede lucharse, dice la Real Academia de la Lengua).
Por terceros se sabe que Alejandro habló con su papá y le pidió hacerse a un lado… “si es que quieres que sea gobernador”, le diría.
“Tú ya tuviste tu momento, ya viviste todo lo que quisiste políticamente, ahora tienes que valorar qué es más importante, si tu participación en la política en estos momentos o el proyecto de que yo sea gobernador”, dicen que le dijo Alejandro a Pepe.
Y es que no pocos creen que si Alejandro gana la gubernatura, Murat Casab lo convertirá en su “Juanito”, para volver a manipular y saquear a Oaxaca.
Ahora, cuando Alejandro confiesa ante los reporteros Israel Navarro y Óscar Rodríguez del diario Milenio que de ser gobernador no dejará a su padre poner pie en Oaxaca, el candidato confirma los temores de muchos: que hasta el hijo sabe que el ex gobernador Murat Casab es un peligro latente para Oaxaca.
En la entrevista sin desperdicio, publicada en la edición de ayer de Milenio, el candidato de la alianza PRI-PVEM y Panal a Oaxaca, también toma distancia de los estilos y las tropelías de otros gobernadores tricolores como Javier Duarte, el saliente de Veracruz. Agobiado por su apellido, entorno y circunstancia, Alejandro Murat pide se le juzgue por su propia historia y resultados en su gestión pública y privada de los pasados 16 años.
UNA POBRE HISTORIA
Al intentar hacer esa revisión de su historia, uno encuentra que todo lo que es, se lo debe a su padre y en especial al ahora presidente Enrique Peña Nieto.
Bien, Alejandro Murat es egresado de Derecho del ITAM tiene una maestría de Relaciones Internacionales y otra de Derecho por la Universidad de Columbia en Nueva York.
Yo ingenuamente pregunto: ¿podría haber obtenido estos grados sin los pagos mensuales destinados por su padre el ex gobernador Murat Casab al que ha sentenciado a no pisar su estado?
Con el escándalo de los bienes inmuebles descubiertos por The New York Times como de su propiedad, quedó al descubierto que el entonces joven Alejandro Murat pasó su vida de estudiante de la universidad neoyorquina en un lujoso departamento de Time Warner que ahora dice es propiedad de un tío.
De regreso a México, y según dicen por recomendación de José Murat Casab, el entonces gobernador del Estado de México lo designó primero como Director General del Instituto de la Función Registral, para después enviarlo al proceso de fundación de la Comisión Especial para la Competitividad y Desarrollo Regional del estado de México, en la cual lo colocó como su titular para finalmente transferirlo a la dirección del Sistema de Radio y Televisión Mexiquense.
Todo ello al amparo de Peña Nieto quien, al salir del gobierno estatal, lo premió con una Notaría.
Pero la protección de Peña no quedó ahí, una vez que el de Atlacomulco llegó a Los Pinos, lo designó director del Infonavit de donde ahora sale para ser candidato del PRI y aliados, a la gubernatura de Oaxaca.
Es decir, si uno pudiera por todo eso juzgar a Alejandro Murat, como él lo pide, pues la conclusión es que ahora Peña lo hará gobernador, ¿no?
TEMORES
La verdad es que como nativo del Edomex, Alejandro Murat conoce poco a Oaxaca y los oaxaqueños y estos no conocen a Murat Hinjosa.
Lo que si saben ahora es que el hijo de Murat Casab tiene una fortuna absolutamente inexplicable en relación a su pobre carrera profesional pública, sólo comprensible si es que su papá lo usó como prestanombres, lo que suelen hacer muchos papás ricos.
Y eso es lo que produce los mayores temores entre cientos de miles de oaxaqueños y de otros lares.
Lo cierto según muestra la historia en estos casos, es que quien ha robado una vez lo volverá a hacer.
Ninguno de ellos que ha probado el dulce sabor de sentarse en un barril de oro, se conforma con sólo haber saqueado uno, luego quieren dos y tres y cuatro y…
Esto es lo que en realidad representan Alejandro Murat y su padre. Y para conseguirlo incluso recurren al repudio de uno al otro.
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