Legisladores dejan a un lado temas anticorrupción e inseguridad
¬ Mario San Martí viernes 29, Abr 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
- 2017 “Año del Centenario de la Constitución”
Es loable que a unas horas de concluir el segundo periodo ordinario de sesiones, en la Cámara de Diputados -por unanimidad- sus integrantes aprobaran un dictamen para declarar el 2017 como “Año del Centenario de la Promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, el cual se turnó al Senado de la República para su análisis y eventual ratificación, donde seguramente su trámite será un mero formalismo.
Lo aprobado mandata que se inscriba esa leyenda en toda la documentación oficial, por lo que durante un año, el venidero, la papelería de toda de la administración y organismos públicos nos recordarán la efeméride, aunque lo ideal sería que el contenido de nuestra Carta Magna fuera recordado todos los días por todos los mexicanos con su cabal cumplimento. Eso sería lo ideal.
Y sí de ideales hablamos, en lugar de la votación alcanzada en esta propuesta legislativa, de 420 a favor, cero abstenciones y cero votos en contra, nos hubiera gustado ver una votación similar en temas que la población anhela poner en la agenda legislativa, como es el caso de acciones contra la corrupción y la inseguridad, y no con ello estamos demeritando lo aprobado pero hay de urgencias a urgencias.
Es cierto, el año próximo estaremos frente a la conmemoración de tan insigne acontecimiento que conmemora cien años del nacimiento del documento constitucional que rige la vida política de todos los mexicanos. Y es que un 5 de febrero, pero en 1917, nuestra carta magna fue establecida para regir jurídicamente al país.
En esa fecha se fijaron los límites y definiciones de las relaciones entre los poderes de la federación; entre los tres niveles diferenciados del gobierno y entre todos aquellos y los ciudadanos; asimismo se establecieron las bases para el gobierno y para la organización de las instituciones en que el poder se asienta. También se estableció un pacto social supremo de la sociedad mexicana: derechos y deberes del pueblo. Esa es nuestra Constitución.
Los diputados han dado un paso relevante para conmemorar y durante todo un año recordar la promulgación de nuestra Constitución política, pero afuera del recinto parlamentario, ahí donde todo sucede, hay quienes opinan que en 2017 “no habrá nada que celebrar”, porque para algunos mexicanos cien años son muchos como para hablar de un texto constitucional vigente, aunque para otros la opinión es que éste es actual y moderno y en todo caso dicen que hay que entenderla a partir de sus reformas.
Del documento de 1917 hay quienes opinan que de éste poco queda, ya que estudiosos del tema han observado más de 600 modificaciones y -de las vigentes- es la Constitución más vieja de América Latina, y precisan que también es la que más cambios ha sufrido desde su nacimiento, incluso varios artículos reformados han tenido contrarreformas en más de una ocasión, eso no obstante que para lograr una Reforma Constitucional se requiere que sucedan tres condicionantes: lograr votación aprobatoria con mayoría calificada en las cámaras de senadores y de diputados, y mayoría simple en más de la mitad de los congresos estatales.
Entonces, con el avance de nuestra democracia y los cambios en nuestro sistema político, reformar nuestra constitución no es nada fácil y pensar en un nuevo texto constitucional resultaría casi impensable, pero aun así hay quien opina que es el momento de cambiar por una nueva la magna carta que rige a las y los mexicanos.
Es cierto, el Ejecutivo actual impulsó las llamadas reformas del siglo XXI y hoy son una realidad y una esperanza en nuestra vida cotidiana. Sí, es cierto, pero tal vez el toque modernizador y estratégico que también la gente espera en esas modificaciones constitucionales será cuando los legisladores se decidan poner reglas de coordinación institucional para poner freno a problemas como la inseguridad y los actos de corrupción que tanto lastiman al país.
Como en todas las reformas, hay algunas que gustan más a unos sectores poblacionales que a otros, pero en general podemos concluir que sus resultados están a la vista: tenemos paz social; somos parte de una economía en crecimiento y estabilidad financiera; gozamos de libertades políticas y sociales; la democracia es nuestro pan de cada día y cada vez con ingredientes más apetecibles, pero también somos de la opinión de que queremos seguir teniendo todo eso, pero con seguridad y sin corrupción.
Por lo pronto, en 2017 nos recordarán que tenemos un texto constitucional, ojalá que para estas fechas el Congreso de la Unión nos sorprenda con nuevas reglas y leyes, sobre todo en materia de transparencia, de combate a la inseguridad y a la corrupción, solo así pensaremos que seguimos avanzando y que el espíritu de la Constitución de 1917 sigue vigente, pero sobre todo, deseamos que a ese ideario constitucional se le diera cumplimiento todos los días y en verdad eso sí sería loable. Ese es el punto.